Con Singular Alegría | Universidad Militar Latinoamericana (1943-1975)
GILDA MONTAÑO HUMPHREY
Alguna vez conocí a Guillermo Molina Carbajal, hace ya mucho, mucho tiempo. Desde que recuerdo, hasta hoy, sigue diciendo, haciendo y pensando, lo que le pasa por la mente en ese instante.
Conocí a sus padres. El, Guillermo Molina Reyes, fue un hombre que pudo haber llegado a ser el gobernador de el Estado de México. No se lo permitieron, entonces se volvió el mejor abogado que tuvo el centro de la república mexicana. Su madre, del sur era una mujer muy hermosa e inteligente.
Un día, hace ya mucho tiempo, hubo un cambio en el Consejo Estatal de Población, que dejamos mis compañeros y yo, como el mejor de este país. Le pidió el gran Guillermo Molina Reyes al entonces ya gobernador, Emilio Chuayffet, que entrara Rosita Molina a manejarlo.
Llegó pues el secretario general de gobierno, César Camacho al cambio y lo hizo en un santiamén. En ese momento, con gran inteligencia, sensibilidad, esmero y cuidado, el jerarca de la familia Molina, se acercó a mí, me tomó del brazo y su esposa del otro, y me pidió que fuera a comer con ellos. Fue un día muy difícil para mí, que ellos hicieron facilísimo. Yo lo nombraría día de serendipia y bondad. Y de gran valor humano
Guillermo Molina Carbajal ha sido mi abogado, cuando he tenido que convocarlo, que preguntarle, en varias ocasiones mil veces. Siempre ha venido a mi encuentro en situaciones muy difíciles y extrañas, y yo de verdad lo he aprendido a querer. Además de que dos de sus hermanas son mis muy queridas vecinas: La Vero y Mago. Pero además Flor es mi amiga desde hace 35 años. A Guillermo le debo, en esos momentos, inteligencia y serenidad; sapiencia y cordura; acompañamiento y cuidado; dirección para ir a ganar-ganar. No soy afecta a ningún pleito. Pero de que Guillermo los gana, los gana todos.
Lo que no ganó fue ser presidente municipal de Toluca. Ya sabe usted como se manejan esos casos. Pero creo que ni lo necesitaba. Como es un ser humano hiper-quinético, nada más anda viendo qué hacer, cómo hacerlo y de qué lado le saldrán más correas. Y si son honestos y justos, le salen.
Así que un día en un vapor del Club Toluca, con Agustín Albarrán y varios amigos, decidió platicarles de su adorada Universidad Militar Latino Americana, que hace ya 50 años dejó de ser y de estar. Esa, donde muchos si fueron, si aprendieron, si se levantaron en la madrugada y sí entendieron el verdadero amor, honor y valor del suelo mexicano. De una patria muy amada. De tener la responsabilidad de ser un soldado y de que su vida dependía de lo que ellos pudieran defenderla. Dar su propia existencia por México.
Entonces, ayer hicieron un grande evento todos los que fueron convocados, que fueron muchos. Les dieron un reconocimiento, desde la A, hasta la Z, como a 200 egresados. Allí sentados y en perfecto orden cantaron el Himno de su tan gloriosa y querida Universidad Latino Americana, de verdad con gran vigor y temple.
Desafortunadamente esta cerró sus puertas, –y aun así es recordada con gran respeto y cariño–, hace ya 50 años. A Guillermo Molina, gran estudioso en ese plantel, porque: “… yo tenía cuatro hermanas y prefirió mi padre mandarme a convertirme en el hombre que ahora soy”.
La ceremonia terminó ayer con un escrito que, primero narra el por qué El General Ávila Camacho, en 1942, solicitó al Congreso de la Unión, declarara el Estado de Guerra, contra Alemania, Italia y Japón, después del hundimiento de dos barcos. Así comienza la fundación de la Universidad Militar Latinoamericana, para preparar a la juventud mexicana, no solamente en el estudio, sino también en el conocimiento y manejo de las armas. La UMLA forja alumnos de secundaria, bachillerato y carreras como la de Odontología, Derecho y Administración de Empresas.
La formación que tuvimos en la época de cadetes, dice Molina, fue la de Patria, Disciplina y Honor.
Patria porque se nos infundió el amor por los habitantes, el territorio, legalidad y estado de derecho, imperante en los Estados Unidos Mexicanos. Patriotismo que nos acompañará hasta el último aliento de vida y de que nuestras facultades mentales lo permitan.
Honor es la honradez, la dignidad, la representatividad, la integridad, la nobleza, la decencia, la rectitud, la entereza, la lealtad y el pundonor que debe imperar en todo hombre.
Disciplina que es la base fundamental para vivir con sabiduría, completada no solamente por los valores nacionales, sino también con los éticos y morales de todo ser humano bien nacido.
Patria honor y disciplina por siempre: Universidad Militar Latino Americana.