Mujeres y Política | Minimizar los errores, una equivocación garrafal

SOLEDAD JARQUÍN EDGAR

Esta semana pensé que finalmente la presidenta Claudia Sheinbaum se había dado cuenta…todo indica que no. Es cierto que admite, de algún modo, que hubo fallas en la elección de candidaturas, pero justificó un mal procedimiento cuando sostuvo que se trata de una cantidad mínima de aspirantes, hombres y mujeres, a ocupar un cargo en el poder judicial, pero que tienen cola que les pisen.

Su respuesta parece ser la misma que hemos escuchado por años, expresiones que normalizan una condición que obstaculiza el desarrollo y eso que pregonan tanto “el bienestar”, porque sin que nos demos cuenta se lacera el pensamiento humano y crean un sentimiento de impotencia frente a un poder real y otro que crece alterno. Se justifica la corrupción en lo social y en lo judicial se sigue construyendo una avenida para que pase la impunidad.

A un mes de iniciadas las campañas con un costo de más de seis mil millones de pesos, después de la selección de quienes sí y quienes no pueden aspirar a ser electos en un histórico proceso (por ser el primero) a un cargo en el poder judicial, finalmente a Gerardo Fernández Noroña le cae el veinte. Es otro acto de magia del presidente de la Mesa Directiva del Senado, que finalmente admite públicamente que hubo fallas, que antes ignoró y, además, ninguneó las advertencias, en ese afán de reducir todo a estertores de los enemigos de la cuatrote.

Ambos, el poder ejecutivo como el poder legislativo minimizaron las denuncias ciudadanas sobre personajes de oscuro pasado entre los aspirantes seleccionados a ocupar un cargo en el Poder Judicial de la Federación. Hay evidencias de ese menosprecio a las advertencias. De verdad ¿estarán ahora preocupados?

El efecto tardío de darse cuenta y la acción de minimizar tienen y tendrán a corto, mediano y largo plazo un resultado desastroso para la administración morenista en los tres poderes de gobierno como responsables que son. Si el Senado impugna esas candidaturas se abre la posibilidad de que disminuya el número de aspirantes con pasados escabrosos, claro siempre y cuando no se queden en el limbo del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, historia que es digna de sacar a la luz.

En suma, tanto Sheinbaum Pardo como Fernández Noroña tenían indicios de que algo no estaba bien, aunque sea entre una mínima parte de aspirantes. Un ejemplo, es la investigación hecha por el portal Justicia en la Mira que publicó hace varias semanas al menos 13 casos de aspirantes a jueces o magistrados que han faltado a la honestidad en algunos casos o a la ética del Derecho en otros, o si lo quiere ver desde otro lugar, que han carecido de conciencia social frente a la violencia que lastima a miles de familias mexicanas, algo así como sentido común.

Este “ínfimo” porcentaje de candidaturas de personas con historiales cuestionables y que los haría por tanto no aptos para ocupar un cargo en la tarea de impartir justicia también fue denunciado por colectivos o en lo individual, es decir, a los ya catalogados por Justicia en la Mira, se han sumado otros y otras.

Una golondrina no hace verano, cierto. Pero una ronchita podría ser sarampión. Veremos si la vacuna tiene buenos efectos.

Lo que sí podemos decir es que este proceso de campañas parece una carrera de obstáculos para la mayoría de las personas que no cuentan con recursos suficientes, lo que muestra que es una carrera llena de desigualdad, los cuales se reflejan en la visibilidad de las y los candidatos que en su mayoría siguen siendo totalmente desconocidos.

Lo que si nos dejan estos días es la posibilidad de escuchar dos planteamientos fundamentales: el feminismo y la justicia y los pueblos indígenas y la justicia. Estos son ejes fundamentales para que la justicia no sea el privilegio de un sector sino el derecho de todas y todos.

Así vemos a algunas aspirantes como Arely Reyes Terán, candidata a ministra; a Camelia Gaspar Martínez y Roselia Bustillos, candidatas a magistradas de la Sala Regional Xalapa del Poder Judicial de la Federación; a Norma González Jiménez, candidata a magistrada del Circuito Tribunal del Colegio de Apelación y claro a Luvia Altamirano Raymundo candidata a jueza de Distrito en Materia Mixta del Décimo tercer Circuito, todas bajo esos ejes fundamentales, como seguramente otras muchas entre las y los más de tres mil aspirantes, que hoy reman contra corriente. Porque ya lo dijimos este proceso electoral del poder judicial es una prueba con muchos errores.