México avanza hacia una regulación de la inteligencia artificial

ULISES MEJÍA HARO
En un momento en el que la inteligencia artificial (IA) está transformando radicalmente la manera en que vivimos, trabajamos y nos relacionamos, México no puede permanecer al margen de los desafíos que representa esta tecnología. La ausencia de un marco legal adecuado no solo retrasa nuestro desarrollo científico y tecnológico, sino que pone en riesgo derechos fundamentales y la soberanía digital del país.
Por ello, en conjunto con legisladoras y legisladores de diversos grupos parlamentarios, presentamos una iniciativa de reforma integral que busca sentar las bases de una Ley Federal de Inteligencia Artificial, incorporando modificaciones sustanciales a la Ley General en materia de Humanidades, Ciencias, Tecnologías e Innovación, y a la Ley Federal de Derechos de Autor.
La IA ya está presente en sectores estratégicos como la salud, la educación, las finanzas y los servicios públicos. Sin embargo, su uso sin regulación puede generar consecuencias graves: desde la reproducción de sesgos discriminatorios hasta la opacidad en decisiones automatizadas que afectan la vida de las personas.
Además, el uso irresponsable de sistemas de IA podría abrir la puerta a la manipulación de la opinión pública, la vulneración de la privacidad, e incluso al debilitamiento de nuestras instituciones democráticas.
Nuestra iniciativa establece un modelo de regulación basado en principios universales como la transparencia, la rendición de cuentas, la no discriminación, la privacidad, la supervisión humana y el respeto a los derechos humanos.
Se propone, por ejemplo:
•Incluir una definición legal de inteligencia artificial en la Ley General.
•Prohibir expresamente el uso de IA para causar daño a personas o a la humanidad.
•Establecer la responsabilidad objetiva de quienes desarrollen o implementen estos sistemas.
•Otorgar a la Secretaría de Ciencia, Humanidades, Tecnología e Innovación (SECIHTI) la facultad de emitir lineamientos obligatorios para cada sector.
Asimismo, se incorpora la homologación normativa derivada de la reciente transformación del CONACYT en SECIHTI, y de la creación de la Secretaría Anticorrupción y Buen Gobierno, adecuando todo el marco legal a esta nueva estructura.
La regulación de la inteligencia artificial no debe ser vista como un obstáculo a la innovación, sino como una condición necesaria para garantizar que el desarrollo tecnológico se oriente al bienestar de todas y todos. No podemos permitir que las grandes corporaciones, muchas de ellas extranjeras, sean las únicas que dicten las reglas del juego en nuestro país.
Regular la IA desde un enfoque preventivo y con visión humanista es también una forma de defender la soberanía tecnológica de México y de asegurar que el avance digital no se convierta en una nueva forma de exclusión o control social.
Esta iniciativa representa un paso histórico hacia un México que se prepara de manera responsable para los desafíos del siglo XXI. Un México donde el uso de la inteligencia artificial no solo impulse la innovación, sino que lo haga bajo un marco que respete la dignidad humana, promueva la justicia social y fortalezca nuestra soberanía.
La tecnología debe estar al servicio del pueblo, y no por encima de él. En esta transformación digital, la regulación no es una opción: es una obligación ética del Estado mexicano.