Sótano Uno | Si están solas
RAÚL MANDUJANO SERRANO
Cada día agradezco a Dios por tu vida, porque con ella construí la mía. RMS… Entro caminando lentamente a esa histórica cafetería del centro. De fondo se escucha: “Cantamos sin miedo, pedimos justicia, gritamos por cada desaparecida. Que retumbe fuerte: ¡Nos queremos vivas! ¡Que caiga con fuerza el feminicida! Yo todo lo incendio, yo todo lo rompo. Si un día algún fulano te apaga los ojos, ya nada me calla, ya todo me sobra. Si tocan a una, respondemos todas”…
Brenda, mi siempre amable waitress, me dice mientras sirve café americano en mi taza: “Qué gacho lo de los diputados que no desaforaron a Cuauhtémoc para juzgarlo, y eso que la víctima es su hermana. ¡Qué enfermos!”
Mire usted. La batalla del feminismo no es reciente —explica el amanuense—. Por allá de 1934, durante la campaña presidencial del tata Lázaro Cárdenas, se conformó en el país el Frente de Mujeres Mexicanas, al que la historia considera como el primer grupo feminista, aunque en realidad eran mujeres sumisas, esposas de políticos, que organizaban colectas en desayunos.
No fue sino hasta 1971, el 9 de mayo, cuando apareció marchando en la Ciudad de México el grupo “Mujeres en Acción Solidaria”. Participaron en una protesta pacífica, y a ellas sí se les reconoce como el primer colectivo del movimiento feminista mexicano.
Ya en 1999, la Asamblea General de las Naciones Unidas decretó el 25 de noviembre como el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, con el objetivo de visibilizar, prevenir y erradicar la violencia hacia mujeres y niñas en todo el mundo. Sin embargo, desde 1981, militantes y activistas por los derechos de la mujer ya utilizaban esa fecha —el 25 de noviembre— para protestar contra la violencia de género.
Cheque esto —y quizá sea solo casualidad—, pero la primera manifestación violenta de mujeres en México ocurrió en 2019 bajo el hashtag #NoMeCuidanMeViolan. Se trató de una serie de marchas realizadas en agosto de ese año, tras la presunta violación de una menor de edad por parte de cuatro policías en la Ciudad de México.
Desde ese 2019, cada 25 de noviembre y cada 8 de marzo, el movimiento feminista mexicano resurge con fuerza. Y seguramente no morirá por casos como el del 23 de diciembre de 2023, cuando un sujeto de marras —dirían los de la nota roja— entró a la habitación de su hermana alcoholizado —según su testimonio—, bajándose el pantalón y tocándola en un intento de violación.
“Lloré, temblaba de miedo e impotencia sin saber qué hacer ni a quién llamar. Estaba muy asustada, confundida”…
Y es que el supuesto agresor era nada menos que el gobernador de Morelos y su propio hermano: el señor Cuauhtémoc Blanco. Un hombre poderoso.
El periodista no cree que llegaran todas. Parece que en la actualidad, juzgar —si eres parte del poder— es cuestionable. Cuauhtémoc Blanco no será desaforado porque «no está solo», dicen las «adelitas»: esas legisladoras de Morena que, junto con el PRI, negaron el desafuero. Quienes sí parecen estar solas son Nidia Fabiola Blanco y su cuñada —las víctimas de las presuntas agresiones sexuales del exfutbolista—.
—Le doy otros datos —insiste el periodista—. La ONG Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad revela que en México se denuncian, en promedio, entre tres y cuatro casos de abuso sexual o violación cada hora. Es decir: 90 casos al día. Es una pandemia de violencia sexual contra mujeres y menores de edad. Y ya sabemos que, contra las pandemias, México es inútil… Hasta otro Sótano.
X: @raulmanduj