El Dedo en la Llaga | Kermés en el Zócalo: Sheinbaum esquiva el fuego amigo y Trump sigue al acecho
RAFAEL CANDELAS SALINAS
El pasado 9 de marzo, el Zócalo de la Ciudad de México fue testigo de un evento que, en teoría, serviría para mandar un mensaje de unidad nacional frente a las amenazas arancelarias de Donald Trump. La presidenta Claudia Sheinbaum nos vendió la idea de que era un acto en defensa de la soberanía, pero la realidad es que terminó siendo una especie de kermés morenista, hubo discursos, música, porras, matrimonios políticos y hasta divorcios prematuros.
Si Trump estaba temblando de miedo ante esta demostración de patriotismo, seguramente se le pasó cuando vio que la gran hazaña diplomática del gobierno mexicano consistió en un festival lleno de aplausos, pancartas y gritos de “¡Presidenta!”. Porque si algo ha demostrado este gobierno, es que la política exterior se resuelve con arengas, que la prioridad en Palacio Nacional no es ver cómo se reactiva o se acelera la inversión, cómo mejora la economía nacional o se resuelve el problema de inseguridad para promover el turismo, no, los suyo lo suyo son los mítines, aunque lo del Zócalo más que un mitin, parecía una kermés en toda la extensión de la palabra. Solo faltó la tómbola, quizá porque esa ya se había celebrado en otro espacio, en otro tiempo, con los resultados y consecuencias que todos sabemos y padecemos.
Y como en toda kermés, hubo matrimonios simbólicos. Los asistentes al zócalo se entregaron en cuerpo y alma a Sheinbaum. Fue como una boda colectiva, con la presidenta como la novia radiante y sus simpatizantes jurándole amor eterno, al menos hasta que los tiempos electorales indiquen que es momento de buscar nuevos amores.
También hubo divorcios prematuros, porque no todo fue miel sobre hojuelas. En uno de los momentos más reveladores del evento, Claudia Sheinbaum se brincó olímpicamente a los coordinadores de Morena y el Verde en el Senado y la Cámara de Diputados. En el video se ve con claridad que viene saludando a la gente y al ver a los coordinadores distraídos, tomándose una fotografía con el junior López Obrador, acelera el paso y solo toca con su mano izquierda la espalda de Luisa María Alcalde y sigue caminando abriendo un espacio entre ella y los sorprendidos políticos, no los saludó, no los miró, los esquivó como futbolista brasileño sorteando rivales. En el video se ve cómo Ricardo Monreal es el de mejores reflejos, reacciona intentando detenerla, pero no lo logra, le siguen en el intento Adán Augusto y Manuel Velasco, Alejandro Esquer alcanza a tomarla del brazo, pero ella se zafa, lo deja pasmado, el único que no hizo por alcanzarla ni retenerla fue Carlos Puente, del Verde, simplemente la ve irse, con la seguridad de quien sabe que ella necesita más de sus votos en la Cámara de Diputados, por lo pronto.
Porque no olvidemos que la 4T es una familia donde cada uno juega su rol, el protagonismo lo acapara Morena, como si el partido guinda operara en solitario. Pero hay que ser justos, el actual régimen no es solo Morena, es Morena + PT + PVEM, un equipo inseparable que decide en el Congreso, en los gobiernos estatales y en el federal. Como buenos socios, los tres se reparten responsabilidades (y beneficios, claro).
Regresando a la kermés, lo curioso es que estos legisladores no estaban distraídos analizando políticas públicas o preocupados por la soberanía nacional. No, estaban demasiado ocupados tomándose fotos con Andy López Beltrán, como si fuera una estrella de rock, la nueva figura de la 4T, pues todo indica que si quieres asegurar tu futuro político más vale que te acerques a él, el dueño de la alfombra roja, el alma de la fiesta, la verdadera estrella de la noche.
Eso fue a la llegada, pero poco se ha hablado de la salida de Claudia al terminar el evento, que salió por un costado, pegada al público y asegurándose de no voltear a ver a los coordinadores, quienes se quedaron como el chinto: “nomás milando” pero con la tranquilidad que les da estar al lado del pequeño pejecito.
En pleno proceso de aprobación de la reforma constitucional sobre el nepotismo, a la presidenta le han enviado tres señales muy claras de quien manda. La primera modificando su propuesta para que no entre en vigor a partir de 2027 sino hasta el 2030; la segunda en un video en donde se critica a un grupo de diputados de Morena que estaban negociando con el PAN para aprobar la iniciativa en los términos en los que la envió Sheinbaum y donde se indignan por negociar el que el hijo de AMLO no pueda ser electo hasta pasados diez años, en una clara defensa de los intereses del obradorismo y; la tercera, con este marcado interés en estar más pendientes de Andy que de la Presidenta de la República.
Lo curioso es que la 4T en el discurso siempre ha criticado el nepotismo, pero no en los hechos, ejemplos de ello hay muchos en su propio movimiento, siendo el más relevante el de Andy López Beltrán a quien tratan como un príncipe en espera de suceder la corona. No es funcionario, nunca había tenido un cargo público, de buenas a primeras lo hicieron secretario general de Morena, pero su presencia basta para alterar el equilibrio de poder donde se para. Algunos ya lo ven como el heredero natural del obradorismo y el próximo candidato de Moena-Verde-PT lo que explicaría por qué tantos líderes políticos prefieren acercarse a él antes que a la presidenta en funciones.
Finalmente, la kermés dominical sirvió para celebrar una nueva pausa en la imposición de los aranceles. Pero no nos engañmos, esto no significa que la amenaza “trumpista” haya desaparecido. Por el contrario, si algo hemos aprendido del presidente de Estados Unidos y su estilo impredecible es que esto es solo el capítulo más reciente de una telenovela que nos tendrá en vilo por los próximos cuatro años.
Siguiendo su guion clásico, Trump probablemente nos recetará un nuevo episodio cada 30 días, exigiendo algo a cambio de no imponer los aranceles. Así que, de mantenerse la estrategia de Sheinbaum, podemos ir preparándonos para una kermés mensual con discursos de resistencia, mariachis, tortas de tamal, desfiles de lealtad partidista y, probablemente otra enchilada como la del domingo.
Esperemos que, para la próxima edición, los coordinadores parlamentarios estén más atentos y no se dejen esquivar tan fácilmente. Después de todo, lo menos que pueden hacer es asegurarse de que la presidenta, además de aplaudirle a Trump a la distancia, al menos los salude en público.
Nos leemos el próximo miércoles con más de “El Dedo en la Llaga”.