El maestro, luchando, también está enseñando
ANA GABRIELA ÁLVAREZ MÁYNEZ
Cuando escuchamos la consigna ¡El Maestro, luchando, también está enseñando! se vienen a la mente muchas ideas. Podríamos pensar que aquel maestro va marchando y grita para justificar su travesía, su dolor, el motivo por el que decidió estar en ese lugar. Aquel que lo escucha desde el otro lado puede pensar que no está en el aula dando clases, que no le pagan o mil maneras de entender aquella inconformidad.
Esta mañana volví a escuchar este grito, el 24 de febrero del 2025 se registró una mega marcha histórica en el centro de la ciudad capital, en donde se concentraron diversas organizaciones magisteriales, los sindicatos unidos, jubilados y pensionados del ISSSTE-SNTE, además del colectivo de madres buscadoras, universitarios que han luchado en contra del Segundo Piso, padres y madres de familia y estudiantes, generando una movilización que para lograr una distribución adecuada tuvo diversos puntos de concentración:
Máquina 30-30
Presidencia Municipal de Zacatecas
Unidad Académica de Derecho
Tal cantidad de personas en una marcha impresionante gritaba diversas cosas, pero cuando observé a los niños en la calle diciendo adiós, emocionados, aplaudiendo, fue cuando uno de los ejemplos más bellos llegó muy dentro, pues ellos, aquellos pequeños a quienes enseñamos algo, están siendo testigos de esta lucha, escucharon las consignas, y apoyaban a sus padres también a regalar agua a los profesores, algunos regalaron café o sus aplausos. De una u otra manera, aprendían ese ejemplo que tanta falta le hacía a nuestro Estado, que alguien tomara las calles, las casetas, Ciudad Gobierno y los espacios universitarios para salir y decir, YA BASTA.
El ejemplo de aquel maestro luchando se hacía realidad cuando la gente nos miraba con orgullo y respeto, como ese modelo de quien tiene agallas y alza la voz ante las injusticias. Las señoras en los balcones, los jóvenes y adultos que observaban en algún negocio salieron, con orgullo observaban esta marcha inundando las calles, que no dejó espacio en la Plaza de Armas porque éramos tantos en diversos rincones y calles, haciendo que los contingentes y gente organizada se quedara en las calles aledañas.
Ese mar de personas me hizo pensar en las aulas, en las ocasiones en las que se hacen reflexiones con los alumnos y en la forma en que se puede ejemplificar una vez más la consigna del maestro luchando. Un ejemplo es cuando los jóvenes observan a sus maestros, con años de trabajo y adeudos, cuando observan que hay maestros hasta con 15 años de trabajo sin establecer una base laboral que certifique su labor, cuando se dan cuenta de que han basificado sin orden ni respeto a los amigos o familiares. Y cuando nos preguntaban si votaríamos a favor de la huelga o en contra, porque es un acto secreto y que un maestro puede compartir o no, pero en esta ocasión muchos decidimos explicarles y hablar del tema, pensar en que ellos en pocos años estarán laborando y se enfrentaran a situaciones similares, en donde un patrón llegue a ofrecerles un puesto, un espacio en donde puedan pasar por encima de muchos, y por necesidad carguen con ello en su conciencia o que su decisión los lleve a tomar una resolución de respeto, a luchar por la colectividad y a respetar.
Eso nos lleva a pensar que el mundo caminaría diferente si vamos dejando una idea clara de que las cosas tienen un orden y que por ello se han escrito Contratos Colectivos, leyes y hay una organización para que el avance fuera equitativo, transversal y digno.
En estas conversaciones nos damos cuenta de que estamos enseñando, que la lucha se da en el aula, cuando asistimos y trabajamos, cuando se da el libre pensamiento, el respeto y la dignificación de las personas. Que el mundo será diferente si todos los días agregamos esta ejemplificación en nuestro actuar cotidiano para que así dejen de tener gobernantes, patrones o gente a cargo de espacios al mando que dejen de actuar para sí mismos y vean por el bien colectivo y una real transformación.
La megamarcha hará historia, porque todo lo que hemos aprendido en estos días, la solidaridad de la sociedad y la lucha por el bienestar social es más grande que aquellas ansias de amasar fortunas, de concentrar en unos cuantos la riqueza y de dar oportunidad a todos los que luchen por ello en su vida cotidiana.
* Docente de la Unidad Académica Preparatoria de la Universidad Autónoma de Zacatecas