Fuego Cruzado | La oposición en Zacatecas: ¿Renovarse o desaparecer?
CUAUHTÉMOC CALDERÓN
Recientemente, una encuesta de De las Heras Demotecnia reveló que Morena mantiene una posición dominante en las preferencias electorales de Zacatecas, mientras que los partidos de oposición se encuentran notablemente debilitados. Este fenómeno no es casualidad; es el resultado de estrategias internas de Morena que, aunque cuestionables en algunos aspectos, han logrado mantener al partido en una posición de fuerza.
Uno de los pilares de la fortaleza de Morena es el uso descarado de los programas sociales y la estructura electoral pagada de los Servidores de la Nación, quienes hacen abiertamente proselitismo al más puro estilo del viejo PRI. Mientras la administración estatal se desploma en incapacidad y fracasos, su estructura electoral sigue bien aceitada, operando sin ningún recato en favor del partido en el poder. Con ello, han conseguido no solo mantener una base de apoyo cautiva, sino también condicionar la participación ciudadana a través de mecanismos clientelares.
Otra de las tácticas implementadas por Morena es la selección de candidatos a través de encuestas, lo que, en teoría, refleja la voluntad popular más allá de acuerdos cupulares. Además, la inclusión de mecanismos como la tómbola para designar a algunos candidatos plurinominales ha añadido un elemento de aleatoriedad que, aunque polémico, rompe con las prácticas tradicionales de designación directa. Estas estrategias han permitido a Morena presentarse como un partido más cercano a la ciudadanía, a pesar de los evidentes desaciertos en la administración actual, como los registrados en el gobierno de David Monreal.
En contraste, los partidos de oposición en Zacatecas parecen estancados en prácticas obsoletas, con listas de candidatos que responden a cuotas familiares o intereses muy particulares y no colectivos. En lugar de representar una alternativa real para la ciudadanía, han caído en la misma dinámica de repartirse posiciones sin un verdadero esfuerzo por conectar con la sociedad y responder a sus exigencias.
Pero hay un problema aún más profundo: la complicidad de muchos integrantes de la oposición con el gobierno de David Monreal. En todos -todos son todos- los partidos de oposición hay quienes han pactado con el poder estatal en esquemas de prebendas miserables: una o dos plazas de empleo para sus familiares, contratos disfrazados de proveeduría menor o acuerdos de subordinación política a cambio de beneficios personales. En lugar de hacer una verdadera oposición, han convertido sus partidos en instrumentos de negociación con el gobierno, traicionando el papel que deberían desempeñar.
Sería muy interesante que la oposición diera un golpe de timón y adoptara nuevas estrategias que le permitieran convertirse en una verdadera alternativa de gobierno en Zacatecas. Para ello, primero deben abrirse a nuevos liderazgos, incorporando a ciudadanos comprometidos fuera del círculo político tradicional y con perspectivas innovadoras. También deben implementar procesos de selección transparentes, asegurando que los candidatos sean los más capacitados y con mayor respaldo ciudadano. Asimismo, es crucial que la agenda política se enfoque en las necesidades reales de la población, priorizando seguridad, empleo y desarrollo económico con propuestas concretas.
La comunicación con la ciudadanía debe ser efectiva y cercana, estableciendo un diálogo constante que fortalezca la confianza. Finalmente, la inclusión de empresarios y comerciantes permitiría cambiar la visión política hacia propuestas de gobierno basadas en el crecimiento económico y la generación de empleos, haciendo de Zacatecas un estado más competitivo y próspero.
La renovación de la oposición debe ser una estrategia política y una necesidad para la salud democrática de Zacatecas. Sin una oposición fuerte y propositiva, el equilibrio de poderes se desvanece, y con ello, la posibilidad de ofrecer a la ciudadanía opciones reales de cambio y mejora. Es momento de que los partidos opositores se reinventen, dejando atrás prácticas arcaicas, eliminando complicidades con el poder y adoptando una visión moderna y centrada en el ciudadano.
El fuego sigue ardiendo.
Nos leemos el próximo lunes.