El pueblo debe organizarse para enfrentar los retos actuales

OSVALDO ÁVILA TIZCAREÑO

Nuestro líder nacional, Aquiles Córdova Morán, es prolijo en los argumentos, emotivo y muy preciso en el uso del lenguaje, al explicar las razones de la existencia del Movimiento Antorchista, organización que está cumpliendo cincuenta años de unidad entre el pueblo de México. En una de esas productivas charlas en las que tuve el gusto de participar, escuché cómo precisaba ante el grito emotivo de la consigna: ¡Tenemos la fuerza, tenemos la razón, adelante antorchistas con la organización!, ocasión que dijo categórico: ¡sí, tenemos la razón, pero no la fuerza!

Ante la contundencia del argumento, me quedé reflexionando sobre la importancia de ese afirmación y concluí que de eso derivaba con urgencia la tarea de conquistar la voluntad del mayor número de mexicanos que estén dispuestos a luchar por una patria más justa, en efecto, para cambiar las condiciones de vida de las mayorías se requiere conformar una fuerza que sume a millones de mexicanos, y que dispute el poder a quienes hoy gobiernan, pero no para el relevo de partido, sino para impulsar un modelo económico que busque la satisfacción de las necesidades sociales de nuestros días.

Con motivo del 100 aniversario de las relaciones entre México y la extinta Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), evento organizado por el Movimiento Antorchista, escuchamos una ponencia de nuestro dirigente nacional, donde, además de ilustrarnos sobre el uso del marxismo en el análisis de la realidad, concluyó con la necesidad de cambiar de fondo la desigualdad social que aqueja a más de 95 millones de mexicanos.

Es errático el análisis que sitúa a la corrupción como principal mal de la patria. Nosotros sostenemos que el mal primario es la desigualdad social, pues por mucho que se empecinen en desviar la atención, ocuparse de cuidar el presupuesto público (hecho que, de ser cierto, no estaría mal), pero olvidar la acumulación de la riqueza en unas cuantas manos es una manera de seguir protegiendo a los ricos.

Para ello, sirva sólo de ejemplo recordar cómo Carlos Slim, Germán Larrea, Alberto Baillères y Ricardo Salinas poseen una fortuna superior a los 150 mil millones de dólares. Con tal cantidad se deja ahítos de todo a unos cuantos, mientras la inmensa mayoría no tiene nada para sí.

Lo anterior refleja que, a pesar del entusiasta discurso sobre el cambio de régimen y de que el gobierno morenista trabaja para las mayorías, el crecimiento de la inseguridad, el desabasto de medicamentos en los hospitales, la alta tasa de emigración, la falta de opciones educativas para el pueblo, y sobre todo el sostenido deterioro en la vida de las mayorías, da cuenta de que es necesario un cambio de modelo económico, porque cambiar de partido en el poder puede modificar algo la realidad, pero de fondo la situación será la misma. La concentración de la riqueza social en unas cuantas manos genera el empobrecimiento de las mayorías.

El diagnóstico de nuestro líder nacional es irrefutable. Al mismo tiempo, como apoyo de la viabilidad de nuestra visión, vienen a cuenta como modelos de desarrollo el caso de China y Rusia, países que se han puesto a la cabeza de las naciones progresistas.

Por ende, si queremos cambiar las condiciones de vida de las mayorías, se requiere conformar una fuerza que sume a millones de mexicanos y que dispute el poder a quienes hoy gobiernan, pero no para cambiar de partido en el poder como sucede cada seis años, sino para cambiar de modelo económico.

Al mismo tiempo seguimos defendiendo que en México se requiere poner en práctica un modelo económico distinto, que contemple 4 ejes de desarrollo.

1. Crear trabajo para todos. Deben dedicarse esfuerzos para la creación de fuentes de empleo para todos los mexicanos que estén en edad productiva, pues más de la mitad de los trabajadores, (el 57 por ciento), labora en el sector informal.

2. Elevación de los salarios. Mejorar los ingresos de la gente a través de la elevación real de los salarios para que sean bien remunerados y que permitan solventar los gastos familiares.

3. Política fiscal equitativa. Que se cobren más impuestos a quienes ganan más, pues el impuesto que se le cobra al 10 por ciento más rico de México es muy bajo comparado con otros países representando el 19.5 por ciento del PIB.

4. Reorientación del gasto público. Y como cuarto y último punto que el gobierno construya redes de agua potable, energía eléctrica y drenaje, calles, centros de salud, hospitales, universidades, unidades deportivas y áreas de recreación en beneficio de los habitantes de las comunidades humildes, ello evitaría que los porcentajes de pobreza en los municipios se sigan incrementando de acuerdo con las cifras e investigación del Coneval y caso contrario se reduzcan en beneficio del pueblo.

De ahí deriva la certeza del título de este escrito, el pueblo debe organizarse para enfrentar los retos actuales porque nos asiste la razón y nuestro proyecto es correcto, pero si queremos alcanzar la meta es urgente y necesario tener la fuerza necesaria para sumar a miles de mexicanos en ese objetivo. Los Antorchustas trabajamos sin descanso y con fe en la justeza de nuestra meta, lo hacemos convencidos de que un día no muy lejano lo vamos a lograr.