La hazaña de Martha Acevedo
SARA LOVERA
Una de las grandes hazañas de nuestra historia es la realizada por un puñado de mujeres de todo el mundo que nos develaron la lucha de nuestras ancestras. Con sus revelaciones han construido un camino lleno de esperanza y flores necesario para continuar.
Las historiadoras en apenas cinco décadas nos regalaron todo lo que la historia patriarcal ocultó. Cuáles fueron nuestros afanes, nuestros anhelos, nuestras demandas y nuestras formas organizativas. Quiénes las encabezaron y cómo lo hicieron. Se piensa que es una moda política esto del feminismo en cambio de los guerreros libertarios si tenemos sus nombres, sus éxitos y las historias de sus vidas. De ellas casi nada.
En el siglo XIX, hoy sabemos, las mexicanas pidieron y argumentaron en decenas de revistas el derecho al divorcio y el de ir a la escuela. Asomaron las primeras defensoras por la vida de las mujeres, las primeras casas de refugio para las maltratadas y violentadas.
La demanda por la libertad de nuestros cuerpos, una batalla inconclusa, hasta hace muy poco la pensamos recién nacida, con la marea verde, la iconoclasia y las marchas de las jovencitas, no sabíamos que en Yucatán en 1922 las mujeres socialistas levantaron la bandera del aborto y la anticoncepción en medio de asonadas y levantamientos, de asesinatos políticos como los de ahora, por los revolucionarios y por todo el país.
Ahí en Yucatán su atrevimiento, sus reuniones casi clandestinas donde leían un pequeño manual para evitar el embarazo, llamado la Brújula del Hogar de Margaret Sanger, que llevó hasta esas tierras y tradujo Alma Reed, una joven periodista norteamericana.
Atrevimiento reprimido políticamente. Con estilo parecido a lo de hoy, para acallar críticas al partido de Estado, se confabuló una enorme campaña sobre la maternidad, sin uso de la fuerza, fraguada por el entonces director de un diario y el secretario de Educación Pública, Rafael Alducín y José Vasconcelos, respectivamente. Bastaron palabras y manipulación para que “el pueblo” dijera, no a esas subversives, poco madres.
Nada hubiéramos sabido sin la investigación y el escrito verificado por la periodista Martha Acevedo, sobre el verdadero origen del 10 de mayo. Ella, militante feminista, integrante del grupo Mujeres en Acción Solidaria, quien mostró la fuerza del poder para crear el mito de la madre abnegada. Así se buscó negar su derecho a decidir, a no tener un hijo no deseado, a pedir una educación laica y derecho de reunión y manifestación.
Martha Acevedo con otras feministas en1971 frente al Monumento a la Madre dejaron bien dicho que la maternidad no es el único destino de las mujeres. Estas feministas, organizadas en los años setenta en México contribuyeron al derecho al aborto.
Sin las “Martha Acevedo” tampoco tendríamos hoy otras historias que nos fortalecen.
Hoy, cuando Martha Acevedo partió al espacio sideral, a sus bien vividos 84 años, toca recordarla, agradecerle investigación y militancia por la libertad de las mujeres, por ser una de muchas que nos han narrado estas acciones, hazañas fantásticas, continuadas.
Costó el divorcio legalizado en 1915, costó transitar sin permiso de padres o maridos; costó el derecho al trabajo y a la educación, y en todos los casos estuvieron detrás mujeres feministas y libertarias. Recuerdo que Martha Acevedo escribió un librito de frases del movimiento anarquista: Ni dios, ni padre, ni marido. Fue una rebelde, de voz gruesa e imperativa. Hoy sus contemporáneas la recuerdan y valoran, tanto como a esa inmensa lista de historiadoras sin quienes no sabríamos que venimos de lejos. Veremos.
*Periodista. Editora de Género en la OEM y directora del portal informativo http://www//semmexico.mx