La democratización de México a 20 días del retiro de López Obrador
JACOBO CRUZ
El 1 de octubre de este 2024 el presidente de México Andrés Manuel López Obrador dejará su cargo, aún faltan 20 días para que se retire a la vida común pero en lo que queda de su sexenio está empeñado en sacar adelante la Reforma Judicial, porque asegura existe mucha corrupción, nepotismo y privilegios por parte de magistrados y jueces encargados de aplicar la ley.
Lo más polémico de la reforma que está a punto de aprobarse es la elección por voto popular de magistrados y jueces del sistema federal, cerca de 2 mil personas para ocupar estos cargos que eventualmente entrarían en funciones a partir del próximo año, una vez que sean elegidos democráticamente en las urnas.
Por otra parte los señalados aceptan que se requieren mejoras, pero niegan las acusaciones del mandatario, al mismo tiempo que sostienen un movimiento de resistencia que se registra en todos los estados de la República mexicana con miles de participantes, tanto trabajadores activos, así como estudiantes y académicos, que piden que se les escuche porque consideran que someter los nombramientos a elección popular se vulnera la independencia del poder judicial, se daría el rompimiento del equilibrio de poderes, arriesgando la aplicación de justicia con imparcialidad y prontitud; pero López Obrador y sus aliados tienen mucha prisa por aprobar la iniciativa para dejar en claro quien manda en México.
Realmente el morenismo tiene todo para lograr su propósito, pues los diputados federales votaron la iniciativa faltando la aprobación de los senadores, que según trascendió sólo les falta un voto para lograr la mayoría. Los ojos de los cazadores se pusieron en el panista Miguel Ángel Yunes Linares, que en el pasado reciente fue acusado de corrupción siendo Gobernador de Veracruz, pero ahora es aplaudido por quienes lo acusaron pasando a formar parte de la misma clase política chaplinesca que abandona supuestos ideales y su partido para acomodarse en la 4T.
El otro escándalo de estos días que implica las decisiones del presidente es colocar a su hijo Andrés Manuel López Beltrán, “Andy”, como dirigente nacional de Morena, proceso que se llevará a cabo el próximo 22 de septiembre, porque “Él quiere ayudar a consolidar Morena, no voy yo a influir en nada, pero él sí quiere participar en Morena, y quiere apostar a ser electo, o sea, no impuesto, y yo no tengo nada que ver con eso, porque además yo ya me retiro”, sostuvo su padre en la conferencia mañanera del pasado lunes, con clara intención de dejar a su retoño en un puesto clave que lo catapulte a la candidatura presidencial de 2030.
Pero antes el junior tendrá que enfrentarse a Luisa María Alcalde, otra aspirante a ocupar el mismo puesto, por lo que ahora los morenistas están divididos, pues ambos contendientes tienen apoyo de las bases, pero Andy es el hijo del presidente y conociendo el actuar impositivo del tabasqueño, seguramente estarán levantando la mano a su retoño para seguir cuidando los negocios de esta familia, que se afianzó como parte de la nueva clase gobernante privilegiada.
Estas son algunas de las últimas acciones del mandatario que afirmaba que todo iba a cambiar, ya no habría influyentísimo ni ambiciosos vulgares en su proyecto, con ese discurso permanente unos 30 millones de electores acudieron a las urnas en 2018 para llevarlo al poder, pero no sólo no terminó con los problemas que criticó duramente desde la oposición, sino que se va dejando una herencia nada envidiable a su sucesora, pues además de lo descrito, está el tema de la inseguridad que ya está por completar los 200 mil muertes durante su mandato.
Y es que si bien no se puede acusar directamente a López Obrador por estas cifras, lo cierto es que desde campaña usó la violencia verbal contra oponentes políticos, a líderes sociales, a defensores ambientales, contra periodistas, en general contra todo aquel sujeto que cuestionara sus acciones de gobierno. Tal vez no se ha medido en todo lo justo esta forma de gobernar, pero a primera vista es gravísimo porque desde que estaba en campaña ha alentado a la violencia, y algunos de sus seguidores se han prestado para atacar desde el anonimato a quienes López Obrador señala.
Pero le guste o no al presidente y demás funcionarios morenistas, esos mexicanos tan atacados, señalados y perseguidos desde la máxima tribuna y con recursos de la nación, seguirán ejerciendo a libertad de asociación, porque la organización de los ciudadanos por la defensa de sus intereses y la exigencia de justicia social no es una concesión de la 4t, son derechos que se han conquistado por muchos años de lucha del pueblo que en el dicho dicen defender, pero en los hechos se le traiciona, tal como sucedía en otros tiempos.