La Casa de los Perros: sufriendo a Jerez

CLAUDIA G. VALDÉS DÍAZ

Tres años debieron que pasar para que el doctor Humberto Salazar Contreras entendiera que, pelearse con el cacique del pueblo no es, en definitiva, nada bueno.

36 meses tuvieron que transcurrir para que el alcalde de Jerez comprendiera que amigos, lo que se dice amigos, se cuentan con los dedos de las manos y qué creen, sobran deditos.

Algo así como mil noventa y cinco días hubieron de suceder para que quien dijo “no estar a favor de ningún partido”, pero que abanderó a Morena y, con sus principios, gobernó Jerez, le cayera el veinte que la vida es una rueda de la fortuna y que al final, siempre, pero siempre, la bajada no es para nada tan agradable como la subida.

Lo sucedido ayer en el último informe de gobierno de Humberto Salazar Contreras, hasta a sus acérrimos enemigos les hizo un nudo en la garganta.

El observar un Teatro Hinojosa vacío le hizo entender al primer edil, muy tarde, por cierto, que quienes le dijeron que estaban con él, que le impusieron regidores, gabinete y hasta órdenes y listas de personas non gratas, solo, muy solo, al final, lo dejaron.

Con la voz entrecortada, Humberto Salazar agradeció a quienes le acompañaron “en este sufrir” que fue gobernar Jerez en la que calificó como la etapa más difícil de la historia, con la peor experiencia de inseguridad que ha vivido el Pueblo Mágico “más alegre” de Zacatecas.

Porque si bien los desplazados, según informó, han regresado a sus comunidades, el mal sabor de boca que dejaron a quienes sólo les interesó, en el momento más álgido, ir a tomarse selfies, no se olvida. Además, todavía un 25 por ciento de los lanzados no han podido volver a su tierra. La misión no fue cumplida.

Humberto Salazar, desde su llegada, tuvo que obedecer ciegamente a una secta que, como a todo Zacatecas, sólo estuvo para hacerle daño y que, cuando requirió de su verdadero apoyo, a un lado lo hicieron de más fea manera.

Le hicieron creer que, si obedecía, le permitirían reelegirse y hasta hacer diputada a su esposa. Nada más alejado de la realidad.

Como a muchos de los alcaldes que se agacharon y humillaron, al final del camino lo obligaron a abandonar la contienda. Lo engañaron y hasta licencia, sin goce de sueldo, le hicieron solicitar al Cabildo del 9 al 22 de abril para dedicarse a la campaña por su reelección.

Al final lo hicieron retirarse de la contienda política para quedarse únicamente “para lo que me contrataron” hasta el 14 de septiembre, y dar el paso a la candidatura más vergonzosa que se vio en el pasado proceso electoral, la de la arrepentida de Dios, Refugio Álvarez Márquez.

Una mujer de la cual también la secta y Morena se burló. La hicieron renunciar a su partido, el PRI, y le hicieron creer que por desdecirse de haber “hablado mal” del presidente Andrés Manuel López Obrador y del inquilino de La Casa de los Perros, recibiría la bendición. Al final, ni alcaldesa ni diputada. Triste su historia.

Humberto Salazar creyó que su manipulado trabajo al frente de la Presidencia Municipal le alcanzaría para que su esposa, Bertha Alicia García Duarte, fuera diputada local.

¡Mentira! Gracias a que los partidos MAZ y el PES presentaron candidatos ella, abanderando a Nueva Alianza, no quedó en último lugar. Fueron 714 votos los que recibió contra un servidor de la Nación llamado José Luis González Orozco, de Morena y el Verde, que arrasó con 12 mil 932 sufragios.

Humberto Salazar presumió, un día sí y el otro también, su gran amistad con el entonces senador Ricardo Monreal Ávila. Él le ayudaría con gestiones y, sobre todo, apoyo para fortalecerlo.

En conclusión, nada pasó y por eso ayer, ante menos de cien personas, repitió y repitió que su paso por el gobierno municipal había sido puro sufrir y sufrir.

Hoy a Humberto Salazar no le queda más que dar gracias de no haber aparecido en la lista de las personas non gratas como las feministas Mara Muñoz y Emilia Pesci, o como los críticos al segundo piso, léase el académico Rodolfo García Zamora y al exsecretario de Finanzas Javier Calzada.

Hoy a Humberto Salazar sólo le queda mostrar civilidad política, la que por cierto jamás expuso en tres años, con el nuevo alcalde Rodrigo Ureño Bañuelos. Y de pasó aconsejarle que gobierne con el cerebro y no con el hígado, lo que él tampoco hizo en 36 meses.

Casi al borde del llanto, y ya para despedirse, aseguró que a él lo había puesto el pueblo y no un político. Tarde, muy tarde para reconocerlo.

Los primeros

Ya brincó el primer grupo de ciudadanos que presentó ante el Instituto Electoral del Estado de Zacatecas (IEEZ), una solicitud para conocer el proceso que debe seguirse para que la Ley de Revocación de Mandato se haga válida.

Ayer lunes, el primer oficio llegó al escritorio del presidente Juan Manuel Frausto Ruedas, de quienes dicen confiar en que el IEEZ no sólo brindará información, sino las herramientas necesarias para que este proceso se lleve a cabo en Zacatecas. ¡Ámonos pues!

Por lo pronto, con la gasolina a 10 pesos y un presumido superdólar, vamos todos a disfrutar lo votado. ¡Cómo de que no!

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