El peor sexenio para el periodismo

MIGUEL TORRES ROSALES

El sexenio que está por concluir, encabezado por Andrés Manuel López Obrador, es hasta ahora el más violento y sangriento para ejercer el periodismo en la era moderna de México. Está a nivel de los países en guerra. ¡Y eso, que supuestamente nuestra nación está en “paz”!

Así lo confirman los hechos y las estadísticas presentadas por la organización mundial Artículo 19, que recientemente reveló datos escalofriantes. Con esos números entendemos por qué el ejercicio periodístico, las libertades de expresión y manifestación de las ideas y los derechos a la verdad y de acceso a la información atraviesan una severa crisis. Situación que se impulsa desde el gobierno federal y que ha derivado en agresiones a comunicadores y medios informativos.

De acuerdo a la Oficina para México y Centroamérica de Artículo 19, que presentó el informe Derechos Pendientes, en el sexenio de Andrés Manuel López Obrador -2018 al 2024- se han registrado 3 mil 408 agresiones contra la prensa, que incluyen el asesinato de 46 periodistas y cuatro más, que se encuentran en calidad de desaparecidos.

Esa indignante cantidad equivale a una agresión a la prensa cada 14 horas. ¡Así como se escucha! Y la mayoría de los atentados se encuentran en la vil impunidad, porque la Transformación de Cuarta (T4) no hace nada para detener esa situación y dar justicia a medios de comunicación y familiares de las víctimas.

Al contrario, El Presidente de México utiliza las instituciones públicas para desacreditar a los periodistas y comunicadores que considera sus “enemigos” por presentar trabajos de investigación que muestran la podredumbre y corrupción que hay en su administración morenista, comenzando desde sus propios familiares, como hijos, hermanos y sobrinos.

Por todas y todos es conocida la investigación que la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF), responsable de prevenir los delitos de lavado de dinero y combate al financiamiento al terrorismo, a cargo de Pablo Gómez Álvarez, lleva a cabo en contra de el medio de comunicación Latinus y los periodistas Carlos Loret de Mola y Brozo.

Recordemos también la investigación y acoso hacia la periodista María Amparo Cazar, presidenta de la organización Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI). La organización investigó e hizo públicos un sinnúmero de actos gubernamentales que violentaron el principio de Morena de “no robar, no mentir y no engañar”. En represalia el gobierno lópezobradorista quiso desprestigiarla e intentó quitarle la pensión que le dejó su esposo, trabajador de Pemex.

¿Y qué decir de Ana Elizabeth García Vilchis, encargada de la sección “Quién es quién en las mentiras de la semana” en las conferencias matutinas Las Mañaneras de López Obrador? Puntualmente, ella se presenta para desmentir información de empresas informativas serias, con el fin de desprestigiarlos. Luego, el Presidente remata el desprestigio con comentarios agrestes contra periodistas y medios de comunicación, generando animadversión negativa hacia ellos.

Así mismo, agregó que en el periodo referido hubo 179 agresiones en las conferencias mañaneras e identificó que autoridades municipales y estatales de 20 entidades replicaron 62 veces el discurso violento de López Obrador, con señalamientos como: “hampa del periodismo”, “hipócritas”, “prensa fifí”, “conseradores”, “fantoches”, “doble cara” y “corruptos”.

Con sus comentarios, el Ejecutivo azuza a la población contra periodistas y medios, provocando que sean agredidos. Lo que se refleja en un incremento del 62.13 por ciento en los ataques contra la prensa en este sexenio morenista, comparativamente con el periodo anterior de Enrique Peña Nieto. También las agresiones por internet aumentaron, al representar uno de cada tres ataques en el presente sexenio.

Artículo 19 señala que el Estado mexicano, mediante sus autoridades, se mantiene como el principal agresor de la prensa, con 1 mil 559 agresiones, que representan el 45.75 por ciento del total.

El reto que tenemos enfrente es grande, pero es nuestra obligación defender a la prensa libre, la libertad de expresión y el ejercicio periodístico para tener una verdadera democracia.