La transparencia del gobierno y la moral pública
JACOBO CRUZ
Norma Julieta del Río Venegas, Comisionada del Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI), es una destacada mujer zacatecana que encabeza la lucha por la transparencia del gobierno mediante este organismo constitucional autónomo garante del cumplimiento de dos derechos fundamentales: el de acceso a la información pública y el de protección de datos personales.
En el portal digital del INAI, se lee que para el de acceso a la información pública se garantiza que cualquier autoridad en el ámbito federal, órganos autónomos, partidos políticos, fideicomisos, fondos públicos y sindicato; o cualquier persona física, moral que reciba y ejerza recursos públicos o realice actos de autoridad “te entregue la información pública que solicites”.
Para el caso de la protección de datos personales, “se garantiza el uso adecuado de los datos personales, así como el ejercicio y tutela de los derechos de acceso, rectificación, cancelación y oposición que toda persona tiene con respecto a su información”.
El origen del INAI, al igual que el de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), tienen mucha historia, pero lo que interesa decir es que el Estado mexicano, que tiene como facultades la aplicación de las leyes mediante sus tres niveles de gobierno, ha tenido claro que los funcionarios se exceden en sus funciones, por lo tanto hubo que crear organismos “autónomos” que vigilen su actuar y apliquen sanciones que reparen el daño a los ciudadanos; pero ese objetivo queda muy lejos de hacerse realidad por los intereses económicos y políticos del grupo que ostenta el poder en turno.
La misión de estos organismos se puede calificar como noble y necesaria, pero ya vemos que estorba para los gobernantes sean del color que sean. Tanto el INAI como la CNDH, históricamente se han puesto del lado del gobierno, pero lo que sorprende es la situación que se vive en el sexenio de la 4T porque el presidente Andrés Manuel López Obrador ganó enarbolando la bandera de la lucha contra la corrupción, es decir, ofreciendo transparentar todos los procedimientos que implican el uso de recursos del erario, haciendo públicos los contratos y tratos para la producción de obra pública, entre otros asuntos desempeñados por un gobierno que no tiene nada que esconder.
Pero eso es lo que López Obrador prometió en campaña y otra cosa es lo que ha hecho en los casi seis años de la llamada transformación. Luego que asumió el poder el 1 de diciembre de 2018 empezó la persecución contra los organismos autónomos y sus representantes, que previeron la intención del mandatario de controlarlos y callarlos, para que los mexicanos no nos diéramos cuenta de las ilegalidades que se cometen al amparo de la presidencia de México.
Así vimos cómo se dio el pleito contra funcionarios del Instituto Nacional Electoral (INE), con los magistrados de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) y con los procuradores de la transparencia del INAI. Por eso es importante la labor de la Comisionada Del Río Venegas, a quien se le ve convencida de su papel pero lamentablemente es ignorada por quienes se dijeron iban a ser ejemplo de limpieza, rectitud e íconos de la moral pública y privada de México.
Hoy sucede que el pleno del INAI sigue incompleto, pues nuestros representantes en la Cámara de Senadores no quieren nombrar a tres integrantes para completar el pleno de siete, a pesar de que se justifica plenamente la necesidad para dar mejores resultados en su trabajo, que según afirman tienen seis mil 500 recursos que resolver.
Ahora el principal enemigo de la transparencia es López Obrador, tal vez para proteger a sus familiares directos que han sido evidenciados como los beneficiarios de contratos millonarios en las obras del Tren Maya o la Refinería Dos Bocas, etc. Creo que uno de los méritos del INAI y sus funcionarios, es el de aguantar los ataques directos, las omisiones, la indiferencia y la violación a su estructura, porque a diferencia de la CNDH, (que terminó hasta haciendo campaña política a favor de Morena), en el INAI siguen cumpliendo su misión hasta el final del gobierno transformador, que compra el silencio de unos 35 millones de mexicanos mediante becas económicas que prefieren callar con una tarjeta bancaria en la bolsa.