La crueldad
SARA LOVERA
Si fuera poeta iría de la mano con Fernando Pessoa, en su desasosiego, doliéndome y vomitando en la aterradora vida. Acudiría a refugiarme en diálogo con los ojos de Rosario Castellanos por el mar de inmundicia en que se discrimina a los pueblos originarios, a sus hombres y mujeres; buscaría a una nodriza, como la de ella, para refrescarme.
Pero no soy poeta. Estoy aturdida y me duele la piel. Me rebelo contra la humanidad que llevo a cuestas y como Jaime Sabines siento que el diablo está en mi cabecera y se acomoda por las noches a los pies de mi cama.
Hijas que, de pronto, ya no tienen a su madre, desamparadas. Mujeres que pierden a sus hijas, esposas a sus maridos, en la desesperanza … y no saben en quién confiar.
Me pregunto ¿Cómo enfrentar el poder silenciador de homicidios y desapariciones?
Ellas o ellos transcurren en el laberinto de la nada al que acudió desesperado Pessoa, en noches larguísimas, adivinando que sólo nos resta la tristeza y, sin embargo, nos puede salvar y salvar al mundo el canto a la vida que propone Pablo Neruda.
“Ayer estábamos por encontrarnos y no fue posible; manos asesinas tomaron su vida y se llevaron parte de la mía. Su cuerpo quedó sobre la calle de este Chilpancingo atormentado por la violencia, la inseguridad y el miedo”, escribe Violeta Parra Reynada. El sábado 2 mujeres asesinadas en menos de 5 horas, en esa ciudad.
Carmen Sánchez Andraca, de 63 años, empresaria que un día huyó de su casa por amenazas, este fin de semana estaba en Chilpancingo, la mataron. Sobrina de Aurora Mesa Andraca, la primera presidenta municipal de México, hermana de Juan Sánchez Andraca, historiador indispensable. Violeta, abogada exmagistrada se duele, sangra por su querida amiga.
Y sigue:”…quisiera que estuvieran calladas todas las bocinas, que se detuvieran todos los relojes y que se diera testimonio de la vida de esta extraordinaria mujer que a pesar de tantas decepciones, supo afrontarlas con dignidad, con decencia y con una sonrisa en los labios … se reconstruyó a sí misma una y otra vez, ..” Recuerda su casa abierta siempre y su comida, amaba a su familia y a sus amigas..”
No basta cuestionar, como el jueves pasado Reyna Haydee Ramírez, periodista sonorense lo hizo en la mañanera “¿Dónde está el Estado, presidente, para garantizar la seguridad de los y las mexicanas?¿De qué nos sirven las estadísticas?
Y los muertos quienes son, como escribió en SemMéxico, Florencio Salazar Adame: “ Manuel Acuña … reflexiona ante un cadáver en la plancha de la autopsia. La autopsia de la sociedad es la imagen de los desaparecidos, así sea de uno solo, por causa del desinterés… ¿Qué fueron de niños, quiénes sus padres? ¿cuáles sus primeros amores, sus aspiraciones? ¿en qué momento se les quebró la escalera? ¿Y sus sueños? Sus sueños, su forma de mirar, su voz, su energía, sepultadas por el encono de la naturaleza” o por el crimen agrego.
Mientras la estadística cotidiana de Carlos Penna Charolet director TResearch Internacional: sólo el sábado hubo 74 homicidios, 10 de mujeres y van 174 mil este sexenio.
Cómo ser testigo de la vida cotidiana y entrar en el bosque para conocerlo y hasta entonces escribir sobre el bosque como decía Federico García Lorca. A mí me aturde el bosque, donde entramos las oficiantes del periodismo. La realidad es más cruel que el sentimiento de un amante abandonado o la pérdida infinita del ser más querido que se haya tenido en la vida. No hay nada que apacigüe las tremendas profundidades del pozo de la crueldad. No hay forma de no sentir que se cae en el precipicio. Veremos.