La estadística del terror
RAYMUNDO MORENO ROMERO
La maldita violencia sigue siendo el tema de temas en México y en particular en Zacatecas. Más allá de la retórica de las autoridades legalmente constituidas, pero ausentes en la práctica, la contundente realidad se impone: las desapariciones forzadas han crecido hasta 130 por ciento en nuestro país, ante la mirada omisa del Estado mexicano.
La estadística de la tragedia no admite otros datos, el 92 por ciento de los ciudadanos de la capital del estado nos sentimos inseguros, en contraste, en San Pedro Garza García es solo el 18.3 por ciento, ¿qué estamos haciendo diferente? La indefensión en Zacatecas es la regla general.
El reciente secuestro de siete muchachos en Villanueva y el posterior asesinato de seis de ellos da cuenta de la pasividad absoluta de los tres niveles de gobierno. Los hechos acontecieron a menos de un kilómetro de las instalaciones de seguridad pública de Malpaso. No hay inteligencia policial, ni siquiera una vigilancia efectiva.
Lo más doloroso es la falta de empatía, la reacción del gobernador y su equipo los refleja de cuerpo completo, esbozar -sin mayores elementos- la posibilidad de que los jóvenes eran integrantes del crimen organizado no sólo los revictimiza, sino que busca eludir la responsabilidad constitucional del Estado. Le pregunta al gobernador es indispensable: ¿acaso un niño de 14 años puede ser responsable de su asesinato?
La condición de inseguridad y miedo que prevalece es insostenible, la estadística del terror cobra una dimensión distinta cuando recordamos que cada número tiene nombre y apellido. Es urgente que los encargados de la política de “abrazos y no balazos” reflexionen y reconozcan su fracaso, sólo a partir de ese reconocimiento es que se puede abrir la puerta al cambio radical que las víctimas y sus familias legítimamente demandan.