Abril, asombroso momento
SARA LOVERA
Voltear a vernos en abril es, en todo caso, hilar fino, no olvidar. Abril nos obliga a recordar que está en su punto la primavera y ver cómo se abren las flores y se llenan los verdes de colores. Abril es para las mujeres de este siglo varias cosas: enseñanza, libertad del cuerpo, mujeres tomando conciencia; también, muertes y nacimientos señeros y sustantivos.
El 22 de abril nació Lenin, pero en ese día también nacieron movimientos políticos y obreros en muchas partes del mundo; el 17 de abril de 1695 murió Sor Juana Inés de la Cruz, y en la misma fecha varios siglos después (1995) murió la inquebrantable activista, luchadora, autónoma y militante Benita Galeana, quien jamás se rindió y -como Sor Juana- usó la palabra, la oratoria, el discurso como recurso sustantivo en el proceso democrático y de transformación social.
Mujeres históricas como María Refugio (Cuca) García Martínez, quien fue presidenta del Frente Único Pro Derechos de la Mujer, nació en Taretan, Michoacán, el 2 de abril de 1889. Fue profesora, feminista, sufragista y activista mexicana en pro de los derechos de las mujeres.
Efectivamente, abril es un mes asombroso. Siempre lo pensé y ahora averiguo que significa apertura, festividad, frescura, vigor, lozanía; nada que ver con las catilinarias políticas. Es también nombre propio de muchas mujeres en el mundo.
El 10 de abril de 1789 nació Leona Vicario, la independentista y primera periodista mexicana; el día 15, de 1452, nació el genio Leonardo da Vinci. El 19 de abril de 1861, Benito Juárez decretó la Ley de Instrucción Pública para México, dando forma y fondo a nuestro herido laicismo.
Abril, el primer mes del calendario francés hasta 1564, tenía que ver con ese sol de primavera que anuncia vigor y recomienzo, que anuncia apertura y camino. Por algo nació el 23 de abril de 1564 William Shakespeare, una de las figuras más célebres de la literatura universal que nos llevó a hilar fino sobre las relaciones familiares y puso el dedo en la llaga sobre la libre opción sexual.
Vaya mes. ¡Qué historia! El 10 de abril de 1919 fue asesinado por traición el héroe del campesinado mexicano Emiliano Zapata, del mismo modo que el día 15, de 1865, fue muerto a mansalva Abraham Lincoln, el presidente de Estados Unidos que se opuso a la esclavitud humana. El 18 de abril murió el científico Albert Einstein, quien dijera un día que es más difícil destruir un prejuicio que desbaratar el átomo. Un día 19 murió Octavio Paz, Premio Nobel de Literatura en 1990.
Por algo será, digo. Festivo puede resultar que, en 1945, el 28 de abril fuera asesinado el dictador Benito Mussolini, y apenas dos días después ocurriera el suicidio, junto con Eva Braun, de otro fascista, Adolfo Hitler.
En abril, en la República Dominicana de 1965, un nutrido grupo de mujeres participaron en la guerra civil que desató la invasión de Estados Unidos en ese territorio y derrocó al presidente Juan Bosch.
Abril viene de aprilis, como le llamaron los antiguos romanos, o del verbo aperire, que significa abrir la tierra, las flores, dejar entrar al sol, o bien puede venir de aphoros, que significa espuma a través de la forma de aphrilis, parecido a aphrodite, palabra griega que lleva dentro la palabra espuma y significa Afrodita, la misma diosa que los romanos llamaron Venus; o sea, el amor en primavera, para sembrar los caminos de otro modo de vivir, de esperanza. Un abril que empieza a pasar y se va, como todos los abriles de cada año. Penélope y el tejido del tiempo. Veremos…
*Periodista, directora del portal informativo httpp://www.semmexico.mx