Violencia contra las mujeres en el futbol mexicano: sin estadísticas ni atención
Guadalupe López García y Lizbeth Álvarez Martínez
La violencia contra las mujeres en el deporte amateur y profesional es una constante en toda su carrera, al igual que en otras áreas de actuación, como en la política, en la ciencia o en el trabajo remunerado. En el futbol, el tema cobró relevancia con la creación de la Liga Mx Femenil, a finales 2016.
Hablan del tema Claudia Pedraza Bucio, especialista en género, comunicación y periodismo, y Adrianelly Hernández Vega, directora del sitio virtual Cancha y Aparte. Desde la experiencia, se presentan los testimonios de Virginia Tovar Díaz, exárbitra profesional y actualmente maestra de educación física; de las árbitras Jessica Magdalena Jaime Uribe y Jessica Quetzalli Ramírez Jaime y de la futbolista Arizbeth Ramos Díaz.
Violencia sexual: sin estadísticas ni protocolos adecuados
Adrianelly Hernández expone que a pesar de que hay hombres afectados, las mujeres y las niñas están más expuestas al acoso, abuso sexual y violación, desde el nivel amateur hasta el profesional, como sucedió en la selección Sub-15 y más reciente en la Sub-20. Se ha sabido de directores técnicos y preparadores físicos que han sido cesados por acoso, pero no se manejan como tal. Hay también jugadoras grandes que han acosado a las más jóvenes.
Claudia Pedraza subraya que existe toda una estructura que sostiene, permite, normaliza y oculta las violencias en el futbol femenil. Cada club maneja los casos de manera discrecional y en términos de indisciplina, como sucedió en la Sub-20. Son prácticas que se desestiman, porque no se considera acoso ni violencia; por igual, no todos los clubes están capacitados en temas de género ni de violencia de género.
Lo sucedido en la Sub-20, trajo como consecuencia la destitución de la entrenadora Maribel Domínguez y el equipo técnico, en julio pasado.
Al respecto, Hernández indicó que sigue habiendo opacidad por parte de la Federación Mexicana de Futbol (FMF) y no se ha nombrado al agresor, el cual no debería ser contratado en otro lado. Se hizo mucho escarnio contra Domínguez, cuando su principal falla fue quizá no actuar.
Pedraza comenta que no hay cifras ni informes que permitan darle un seguimiento mucho más exacto a este tipo de problemáticas. Hernández deduce que se debe a que apenas se están sacando a la luz estos casos y a que sigue habiendo quienes no denuncian públicamente.
Respecto de los protocolos para atender esa violencia, los clubes del León, América y Pumas ya los tienen, pero no se conocen. Las especialistas reconocen que no sirven de mucho, porque las jugadoras no los conocen y hay poca transparencia de cómo y quién los aplica. Entre más se difunda que hay formas de denunciar y estar seguras, más alzarán la voz, puntualizan.
Como las investigadoras constatan, el acoso se ven como hechos aislados. En 2020, se dio a conocer que el entrenador del equipo Las Esmeraldas, en León, Guanajuato, acosó a 13 menores de edad. Pese a que se reportó a la Comisión Municipal de Cultura Física y Deporte local, la cual dijo que estaría en disposición de apoyar, al igual que el Instituto Municipal de la Mujer.
Violencia económica y laboral: derechos confiscados
Hernández Vega refiere que ganar nada o una misera es parte de la violencia económica. En esa situación están jugadoras de la liga profesional, al seguir lucrando con sus sueños de llegar a la primera división. Por ello, buscan otro trabajo, lo que hace que no puedan rendir lo suficiente ni dedicarse de forma exclusiva al balompié. Se había filtrado la información de que eran obligadas a firmar una cláusula de que no se podían embarazar.
Alude a los entrenamientos que se habían considerado solo para hombres y estos mismos se querían replicar en las mujeres, sin considerar las características corporales, lo que las pone en riesgo de sufrir lesiones, abunda Hernández.
Los castigos y ciertos abusos se consideran parte de lo que tienen que pasar quienes buscan incursionar en el futbol profesional, además de todos los insultos y frases que constantemente escuchan en el medio, apunta Pedraza. Les designan horarios de canchas en días que impiden que la afición acuda y que se tengan sistemas de transmisión. Hay discriminación en los procesos de entrenamiento, al negarles accesos a ciertos beneficios, como los gimnasios, comedores, casas a quienes están en fases de entrenamiento y viajes y uniformes adecuados.
Violencia mediática y digital: la espectacularidad de la noticia
Hernández Vega menciona que en los medios hay indiferencia a la Liga femenil, pero cuando se presenta alguna cuestión que puedan tomar desde el amarillismo o sensacionalismo, cubren la nota con sesgos de género. Citó a Charlyn Corral, del club Pachuca, quien fue criticada porque reaccionó con ira contra un sector de la afición que la estaba agrediendo.
Abundó que en redes digitales hay acoso constante de hombres —de acuerdo con los perfiles, muchos anónimos— no solo aludiendo a su aspecto físico, sino amenazándolas, las etiquetan, les mandan mensajes privados. Fue lo que le sucedió a Renata Masciarelli, portera del América, quien recibió amenazas de muerte, y a Blanca Félix, portera del Guadalajara, al criticarla sobre su aspecto físico.
Otros casos más son los de Nailea Vidrio y de Selena Castillo, del León; de Stephany Mayor, Bianca Sierra, Alondra González, Janelly Farías, Rebeca Bernal, Jana Gutiérrez, Deneva Cagigas. Se juzgan por su orientación sexual, su físico, por utilizar las redes digitales, escribe el periodista Elías Leonardo Salazar, de Bolavip (6 de junio de 2022), quien entrevistó a Naim Gallegos, del portal Futbolera.
A su vez, Pedraza Bucio expresa que, si bien hay medios que abordan a profundidad, con ética y compromiso la violencia de género, la mayoría trata los casos como hechos aislados y como una anécdota que tiene que ser espectacularizada a partir de titulares tendenciosos, fotografías que sexualizan a las jugadoras y sin protección de sus datos.
Lo que provoca este tipo de tratamiento informativo es que quienes participan en este deporte, lejos de tener en estos trabajos periodísticos una vía de denuncia que le ayude al acceso a la justicia o al ceso de acoso, son revictimizadas; entonces, lo que más les conviene es callar o no manejar el problema públicamente.
Violencia psicológica: silencio impuesto
Una forma más de violencia es un mecanismo implícito de silenciamiento hacia las jugadoras, señala Pedraza. Casi no hablan de la desigualdad salarial ni de las violencias que enfrentan, porque su sistema de contratación o vinculación con los clubes es muy endeble, opaco y con poca estabilidad laboral. Están sujetas al control de los clubes, pues para solicitar una entrevista con ellas, se les pide a las/os reporteras/os las preguntas y que digan de qué se va a hablar.
Cuando una decide y se atreve a denunciar y hacer públicas situaciones que afectan su propio desempeño profesional, pone en riesgo la posibilidad de llegar al ámbito profesional. Entonces, muchas lo hacen por iniciativa propia o por fuera, en el anonimato. Y eso complica darles difusión a esos hechos.
En ocasiones, agrega Hernández, la o el psicólogo de los equipos reportan a los entrenadores cuando las jugadoras exponen el acoso o una molestia. Quienes pueden evidenciar una agresión son las que siente respaldadas por su familia o las que saben que por hablar no las pueden correr. Pero se necesita un soporte muy fuerte a nivel emocional, familiar, económico, y no todas lo tienen.
Instituciones públicas: mirada tangencial
En tiempos recientes es cuando surge una preocupación institucional —o parece que la hay— en el deporte amateur y profesional practicado por las mujeres, a pesar de que ingresaron a esos medios desde hace más de un siglo y de que a lo largo de esa historia ellas mismas han estado pugnando porque sus derechos humanos se integren a sus dinámicas, reflexiona Pedraza.
En la actualidad, sin embargo, el Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres) y la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia Contra las Mujeres (Conavim) tienen una mirada tangencial sobre el deporte femenil, acota la comunicóloga. La Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (Conade) tampoco tiene injerencia sobre la FMF, aunque trabajan de forma colaborativa.
Como organismo privado, la FMF no estaría obligada a tener diagnósticos, ya que tendrían que venir de las denuncias o de la participación voluntaria o anónima de las jugadoras. No obstante, sugiere Pedraza, las instituciones pueden emitir posicionamiento ante los casos de violencia y de alguna forma presionar a la FMF para contar con estadísticas, elaborar protocolos y hacerlos públicos, que tengan enlaces, capacitaciones y un programa integral para atender los temas de género.
La comunicóloga reconoce que las leyes en materia de derechos humanos de las mujeres no se conocen en ese medio. En el mundo deportivo hasta ahora empiezan a hablar de capacitarse en género y derechos, pero las dependencias de gobierno no han logrado que lo hagan quienes toman decisiones o son parte de los sistemas de entrenamiento o de gestión en el ámbito profesional.
Adrianelly Hernádez consideró que las instituciones deben ir más allá de las recomendaciones o de editar manuales, pero si no se obliga a la FMF y a sus clubes a pagar un salario adecuado, destinar recursos para alimentación, infraestructura, bajo una regla que —si se llega a romper— se pague una multa, se seguirá avanzando a pasos superlentos. La Federación Internacional de Fútbol Asociación (FIFA) establece ciertos lineamientos y recomienda a los países que establezcan otras medidas y prestaciones, pero la FMF solo cumple con lo mínimo.
A nivel internacional, en 2019, ONU Mujeres y la FIFA firmaron el primer memorando de acuerdo para para difundir contenidos que promueven la igualdad de género y combatan la discriminación y estereotipos en ese campo. Otro memorando similar fue el de ONU Mujeres y la Confederación Sudamericana de Futbol (Conmebol), en marzo de 2021.
Medios deportivos: el futbol no es para las mujeres
Cancha y Aparte surgió en septiembre de 2021 y transmite por diversas redes digitales. Adrianelly Hernández, fundadora junto con Estefanía Carmona, explica que es un proyecto que nació para darle cabida a temas y problemáticas que viven las mujeres en el futbol y que medios tradicionales dejan de lado como acoso, forma de contratación, salario o el uso del lenguaje, además de verlas como protagonistas. Todo, desde una visión crítica y feminista, con perspectiva de género.
Pese a que hay otros espacios similares, comenta, se sigue manteniendo la idea de que las mujeres no saben de futbol. Cuando se habla del femenil no hay tanto problema, pero cuando se “invaden territorios masculinos”, no soportan que una mujer tome el liderazgo. Nos ven como invasoras e intrusas en esos espacios.
Sigue habiendo resistencia de cambiar la forma de hacer periodismo deportivo. Los narradores y reporteros son los que tienen más sesgos de género y cuando se les señala, saltan a defender a estas figuras masculinas y lo ven como un atrevimiento, invalidando y descalificando su trabajo de años, cuenta Hernández.
Igual pasa cuando se crítica la violencia machista en los estadios, la misoginia y este sistema patriarcal que provoca todo esto o de cómo los medios están cubriendo la liga con enfoques sexista o sin ética. Los hombres reclaman más: “Nos dicen exageradas, que el futbol no es para nosotras, que somos feminazis”.
Futbolistas y afición desde el feminismo
Para Claudia Pedraza, la vinculación entre el movimiento feminista y las futbolistas es reciente, porque antes no había una liga profesional femenil. El acercamiento ha sido discreto. Aunque son pocas las que desde el activismo se han acercado a los deportes practicados por mujeres, han existido iniciativas, como la Barra Feminista.
Por otro lado, hay jugadoras, la mayoría jóvenes, que se han acercado al movimiento desde los espacios comunitarios, sus organizaciones y a través de las redes sociodigitales. Hay un sector de ellas, las menos, que se identifican con el feminismo; incluso, han tenido formación académica feminista, han tratado de involucrarse con activistas en pro de los derechos de las mujeres y promovido acciones para visibilizar las desigualdades; sin embargo, es muy difícil, cuando no existen garantías laborales que te permitan alzar la voz, añade.
Pudiera ser parte del impulso que se ha dado al feminismo en lo que se denomina su cuarta ola y, por supuesto, de la creación de la Liga MX femenil, que en 2019 unas 15 jóvenes se contactaron para acudir a los estadios como aficionadas. Así surgió la Barra Feminista, integrada por jóvenes que acuden a los estadios sin favorecer a un equipo en específico. Regularmente son unas 30, pero hay llegado a sumar unas 200, de entre 17 y 40 años.
Irma Alfaro, de 33 años, y Shelma Cerrillo, de 35, voceras de la Barra, narran que cuando se creó la liga femenil, se identificaron carencias, desigualdades y malas condiciones de las jugadoras, lo que las hizo activar el feminismo que ya traían. En el camino, otras más se fueron asumiendo feministas.
En sus redes sociales exponen que su objetivo es demostrar que existe otra forma de ser aficionadas, lejos de toda violencia y machismo, y que se respeten a todas las mujeres que intervienen en el balompié. Tienen diez principios, usan camisetas moradas y pañuelos verdes. No han tenido problemas con las barras tradicionales. Solo en una ocasión, relata Alfaro, en un partido entre Chivas y Pumas las abuchearon en medio de un ambiente violento. En la ciudad de Toluca les prohibieron exhibir sus lienzos, por “cuestiones de seguridad”.
En el marco del 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, la Barra organizó una cascarita en el Zócalo de la Ciudad de México para demostrar que un futbol sin violencia es posible y para visibilizarse como mujeres en espacios públicos, dice Cerrillo.
Testimonios: la expresión de la violencia
Virginia Tovar Díaz fue la primera mujer en arbitrar un partido de la primera división del futbol mexicano. Iba a dirigir Tigres contra Irapuato, pero los primeros no la aceptaron y la criticaron en los medios. Lo hizo con América contra Irapuato. Hay más mujeres como árbitras, pero solo en la liga femenil. “Cerraron las puertas” para estar en la liga varonil. Apoyan a las asistentes, pero cuando quieren ser árbitras, les cuesta trabajo aceptarlo, se lamenta.
Afirma que no fue víctima de violencia, pero sí de machismo. Ganaba lo mismo que un hombre, aunque no le daban salario extra por no estar en encuentros internacionales. Tampoco se sintió agredida ni ofendida. Sobre la afición, “lo que lograba escuchar me daba risa. Ya iba preparada psicológicamente”.
En relación con el delantero del América, Cuauhtémoc Blanco, cuando la mandó a “lavar trastes”, aclaró que fue una declaración a los medios; no se lo dijo de forma directa. En una publicación deportiva (asMéxico, sin fecha), Tovar declaró que en un partido Jared Borgetti le exclamó: “¿Para qué mandan viejas, si no tienen capacidad?”.
Jessica Magdalena Jaime Uribe y Jessica Quetzalli Ramírez Jaime son mamá e hija que participan en una liga amateur. Provienen de una familia de silbantes. Magdalena Jaime se retiró y ahora es asesora. A pesar de que ya hay más respeto, no puede creer que después de 30 años sigan viendo a las árbitras como “bichos raros”, como le sucedió a ella en sus inicios.
Siguen recibiendo insultos y burlas, no por el trabajo que hacen, sino por ser mujeres. Cuenta que en el medio hay un dicho común: dicen que para ser árbitra o eres lesbiana o eres zorra. En una ocasión, un jugador al que expulsó la amagó con darle una bofetada.
Detalla que de donde reciben más insultos son de las porras y aficionados, si bien el público es diferente en el futbol profesional y el amateur, ya que en este último la tribuna está más cerca de las canchas y hay ocasiones en que las llegan a amagar. “Es parte del ambiente de ese lugar”.
Quetzalli Ramírez inició a los 20 años. Actualmente tiene 26. Ha sido blanco de provocaciones; incluso, de mujeres. Son criticadas por su físico, hasta por ser muy femeninas. “A la gente se le olvida que somos personas. No tienen idea del esfuerzo que hay. A veces llega a su casa con ganas de llorar. Es llegar a soltar todo. Te ven diferente. Se sienten las miradas lascivas”.
En una ocasión, como asistente, al final de una fila de la cuarta división, tuvo que esperar a que se fuera toda la gente y salió con ropa común, sin uniforme, por las agresiones que recibió durante todo el partido. Aunque lo reportó al responsable de la liga, solo le contestó: “Los insultos son bendiciones”. Tampoco había seguridad pública.
Magdalena —quien fue compañera de Tovar— interviene en la conversación: Se me apachurra el corazón ver a mi hija que la insulten. Soy su fan y siempre estoy para apoyarla. Primero, como mamá, le doy contención, todo mi amor. Después, como asesora de árbitros, la oriento para que aprenda a cuidarse”.
Arizbeth Ramos Díaz tiene 27 años. Empezó Inició a los 20 años. Maribel Domínguez la invitó a las Garzas de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo, donde participó en dos torneos. En la Ciudad de México estuvo con las Dragonas, equipo de la Liga Mayor Femenil, en el sector amateur. Cuando se creó la liga MX Femenil, mejor decidió terminar su licenciatura en Fisioterapia. “Sabía que del futbol no iba a vivir, por la cuestión de los apoyos. Las mujeres no pueden vivir del futbol”.
Después de que se graduó, logró ingresar al América. En el torneo de clausura y apertura 2021. No estuvo en los partidos por su rodilla lastimada y ya no le renovaron el contrato. Regresó a Dragonas, pero se quedó con “la espinita” de regresar a la Liga MX. Para las mujeres no es sencillo tener un trabajo y jugar. “Los hombres no tienen esa disyuntiva, porque viven del futbol. Tienen más oportunidades”.
De niña, escuchaba los gritos: “Que se vaya a jugar a la Barbie, a lavar trastes, pero gracias a la creación de la Liga MX ya es menos”. Como su madre y padre siempre la acompañaban, no ha pasado por un hecho violento, pero la han insultado en redes virtuales. “Son personas que no tienen rostro. Se escudan detrás de las redes sociales para ofender, humillar. Muchos hombres siguen el futbol femenil nada más para mirar a las mujeres”.
Está consciente de que a las mujeres las cuestionan más sobre su sexualidad, hay más discriminación. Siempre tienen que estar demostrando que son capaces. Una maestra le decía que con el futbol no iba a llegar lejos. Se veía como una diversión no como un proyecto de vida. Con la Liga MX, dice, muchas niñas ya ven a jugadoras como sus ídolas, como su sobrina la ve a ella. “Ojalá y el camino sea mucho más fácil para ellas. Que no se rindan y no dejen de soñar”.
Cambios, resistencias y escenarios
Adrianelly Hernández apuntó que entre los cambios en este panorama ya se habla de la violencia contra las futbolistas, ya no se toma como normal y muchas jugadoras ya no se quedan calladas. Ya es un tema que se toca en las conferencias de prensa. Asimismo, La FIFA obliga a dar licencias por maternidad. Esmeralda Verdugo, del Tijuana, quien anunció en agosto pasado que estaba embarazada, va a cobrar mínimo tres cuartos de su salario. También, valora, hay equipos con protocolos, poco claros, pero ahí están.
A decir de Hernández, a regañadientes los equipos se han visto obligados a tomar medidas, circunstancia que confirma Pedraza, quien acota que las acciones siguen siendo voluntad política de los clubes, lo que genera un piso desigual para que las condiciones de trabajo de las futbolistas sean seguras.
La preocupación por atender la violencia de género no surge ni es un capricho de la afición ni de las deportistas, e insiste: no es posible tener una liga profesional femenil si no se comprometen a erradicar ese problema. La FMF requiere una instancia que pueda generar las directrices de un programa de atención integral que contemple la prevención, atención y las vías para las denuncias, sanciones y reparación de daños.
Hernández hace ver que los reglamentos son hechos nada más por hombres, por lo que se requiere personas capacitadas en género. Pedraza especifica que en los protocolos tienen que participar las jugadoras, entrenadoras, directivos de la liga y especialistas en perspectiva de género.
Si a la FMF en verdad le interesa atender la violencia y que el futbol femenil se desarrolle, se puede guiar de diferentes experiencias a nivel internacional, destaca la profesora e investigadora y cita a Estados Unidos o las ligas de Europa que cuentan con leyes generales que promueven los derechos de las mujeres y que las obliga a cumplir ciertos requisitos para garantizarles la igualdad, la no discriminación y un espacio libre de violencia.
En América Latina —Chile y Costa Rica, por ejemplo— los movimientos feministas y los sindicatos de jugadoras han pugnado para que los clubes y las federaciones tengan protocolos. Lo interesante es que ha sido un trabajo colaborativo, resalta Pedraza.
En cuanto al papel de los medios, Hernández reconoce que hay gente que cree en proyectos informativos, como Ellas en el deporte, Fut femenil, Diosas olímpicas y Cancha y Aparte, lo que da esperanza de que en algún momento la situación puede cambiar. No vamos a hacernos millonarias con este trabajo, pero buscamos que al menos se dignifique e incidir en la sociedad.
Hay resistencia de que nos acepten quienes tenemos un enfoque feminista, por lo que lo más difícil de cambiar va a ser a nivel estructura, Lo que nos Toca, como sociedad y como medios es luchar por ese cambio, concluyó.
LNY/SemMéxico