Breves Recetas de Economía. Esta semana, todos felices y positivos
JAVIER LARA CABALLERO
Como lo prometido es deuda, esta semana no llenaremos esta columna de negatividad. Es más, trataremos de arrancarles una sonrisa porque eso de ser portavoz del pesimismo también cansa. Eso de ser el pregonero del pueblo que va anunciando las cosas malas que van a pasar, tampoco me sienta muy bien.
En cambio, les voy a relatar una anécdota y los haré parte de ella, porque lo primero que debo de confesarles es que esto que voy a plantearles, lo he hecho al menos durante los últimos 20 cursos de economía que he tenido la fortuna de impartir en la Facultad de Economía de mi adorada Universidad Nacional Autónoma de México.
La anécdota es en realidad un breve desafío matemático, que igual puede plantearse a un estudiante o a una ama de casa, a un político profesional, o a uno de los 10 habituales lectores de este espacio semanal.
Comencemos así: tres individuos -desconozco cuan amigos entre ellos-, se encontraron ante una situación no prevista: un lunes cualquiera, les agarró la noche por sorpresa en un lugar desconocido, por lo que se vieron en la necesidad de pernoctar. Digamos que en Sain Alto, Zacatecas. Al llegar al único hotel que encontraron, observaron un letrero en la entrada que decía: “Habitación triple, 30 pesos la noche”. Decidieron que se trataba de un buen precio y optaron por tomarla. Cada uno de ellos sacó de su billetera 10 pesos y pagaron lo señalado. La recepcionista les entregó la llave y, después de cenarse un Caldo Loco en el restaurante del lugar, se retiraron a descansar.
Minutos después llegó el gerente a cerrar las cuentas del día y la recepcionista le informó de la llegada de los huéspedes. El gerente le dijo: “Sara, se te olvidó que los lunes tenemos una promoción y la habitación triple cuesta 25 pesos y no 30”, así que, por favor, toma estos cinco pesos y devuélvelos. Sara, como era una chilanga medio vivilla, decidió regresar solo 3 y dada su situación económica, quedarse con dos. Tocó a la puerta, abrió Salvador y recibió la explicación y los 3 pesos de manos de Sara.
Inmediatamente después le explicó a Sergio y a Antonio lo sucedido y devolvió un peso a cada uno. Hasta allí, todo parece normal. El Hotel cobró sus 25 pesos, regresó 5 a Sara, quien se guardó dos de comisión y regresó 3. Ello suma los mismos 30 pesos con los que iniciamos la historia. Y aquí entra la jiribilla. Si Salvador, Sergio y Antonio, pagaron de inicio 10 pesos y después recibieron 1, en realidad, cada uno pago 9 y en mi pueblo, 9 por 3 me da 27. Si a esos 27 le agregamos los dos que se quedó Sara, ¿cuánto me da? 29. ¿Y los 30 apá?
No se sientan mal si no encuentran la respuesta a la primera, a la segunda, tercera o nunca. Ninguno de mis 600 alumnos lo ha hecho. Solo les puedo dar una pista: la forma de plantear los temas genera interpretaciones diferentes. ¿Les suena eso con los que nos pasa con nuestros políticos? Feliz semana.