Breves Recetas de Economía. La relatividad del bienestar
JAVIER LARA CABALLERO
La palabra Bienestar se ha convertido en el símbolo del sexenio, en su emblema, pero en realidad ¿Qué es el bienestar? ¿Existe una concepción clara e inequívoca de lo que comprende, de su duración, de sus alcances e incluso de si significa lo mismo para todos?
Para la Secretaría del Bienestar, el concepto es “un estado de satisfacción personal, de comodidad y de confort que considera como positivos y/o adecuados aspectos como la salud o bienestar psico-biológico, el éxito social y económico, el éxito profesional, el placer personal, la alegría de vivir y la armonía consigo. Parece que, en términos generales, todos coincidimos en que el bienestar es un estado aspiracional legítimo, justo y además necesario para todos.
Estamos de acuerdo, pero la diferencia puede radicar en la duración del término. Pongamos algunos ejemplos: el beber alcohol nos provoca un estado de desinhibición, de euforia, de alegría y hasta alivia nuestros problemas inmediatos, hasta que nos ponemos borrachos y eso provoca desorientación, mareos, y para que les cuento más. Al día siguiente, viene la cruda, el recuento de los daños nos duele hasta la cartera. En ese caso, el bienestar resultó efímero y hasta contraproducente.
El mismo caso aplica cuando nos damos un gusto culposo como comprar algo que no corresponde a nuestra realidad financiera o que simplemente no necesitamos, pero que era objeto de nuestro deseo. Sentimos un inmenso bienestar al hacer la compra, pero una resaca moral terrible al hacer nuestras cuentas. Como en el cuento de la cenicienta, de pronto la carroza se convierte en calabaza y los caballos en ratones.
Traducido esto en el sentir de la población mexicana, podemos decir que estamos en muchos sentidos, viviendo una especie de bienestar efímero. La gran mayoría de las familias mexicanas está recibiendo recursos económicos que no recibía antes. Pensiones para adultos mayores, Becas a estudiantes, Apoyos a madres jefas de familia, etc., y ello ha mejorado drásticamente su manera de vivir y de relacionarse con los demás. En Muchos casos eso ha ayudado a reconstruir el tejido social, a regresar la dignidad a los adultos mayores, quienes ya no son una carga, ya que muchos de ellos, incluso hasta una ayuda representan.
El traer un billete en el bolsillo genera una sensación de independencia, revalorización y bienestar que, hasta antes de esta administración, no existía. Nos sentimos parte a una comunidad y no como simples marginados sociales. Ahora podemos comprar porque traemos con qué.
Infortunadamente, el modelo no está generando los efectos multiplicadores deseados, no está fortaleciendo el mercado interno ni está promoviendo el desarrollo comunitario, y ello en lugar de un desarrollo social, está generando un programa de dependencia a los dineros públicos y un arma electoral de doble filo. Muchos jóvenes utilizan esos recursos para placeres mundanos y no para mejorar sus probabilidades de éxito al futuro ¿Compro un six pack o un libro? el modelo es insostenible, pero perfectible y esperemos esté en el centro de la agenda de la contienda del 24. Para que no la cruda no vaya a resultar tan devastadora.