A cerrar filas contra la delincuencia
Los hechos violentos del pasado jueves en la ciudad de Monterrey, en el que fallecieron 53 personas inocentes a manos del crimen organizado, nos dejaron como sociedad un gran dolor. ¡Estamos lastimados! ¡Estamos indignados! ¡Adoloridos!
Para cada una y cada uno de los mexicanos resulta inconcebible que hechos de esa naturaleza, perpetrados en pleno día, a la vista de todos, con gran impunidad y en contra de ciudadanos, se presenten.
Por ello, en el PRD patentizamos nuestra disposición de cerrar filas con el presidente mexicano y la sociedad para enfrentar ese flagelo que cada día nos lastima más y actuar desde los ámbitos que como partido, gobiernos y representantes populares nos corresponden.
Tenemos que reconocer que ese lamentable y cruento asesinato masivo es el reflejo de la falta de políticas públicas en materia de seguridad por parte de los gobiernos federal, estatales y municipales.
La semana pasada la delincuencia organizada nos demostró que nuestros esfuerzos por combatirla, hasta ahora, han sido inútiles.
No hemos sido capaces de establecer en México la estrategia correcta para detenerla. Ni “la guerra” ni “el combate” contra el narcotráfico han sido efectivos.
Sacar al Ejército a las calles no era ni es la única forma de combatir la delincuencia. ¿Dónde están las demás acciones que se deben ejecutar para frenar el crecimiento de las bandas delictivas?
En una entrevista un narcotraficante -permítanme omitir su nombre para no promoverlo-, decía que en las calles hay millones de posibles seguidores. Sólo tenía que salir y ofrecerles un pago a los jóvenes carentes de oportunidades de trabajo y estudio, sumidos en la pobreza y sin esperanza. A cambio ellos están dispuestos a arriesgar su vida.
Hoy en México, seis de cada 10 jóvenes no estudian bachillerato ni universidad; 8 millones de ellos, no tienen empleo ni escuela. El desempleo juvenil es del 10.3 por ciento y existen 3.6 millones de niños trabajadores.
En el último quinquenio fueron creados 316 mil fuentes de trabajo anuales, sólo la tercera parte de la demanda laboral; mientras que el empleo informal creció 3.6 veces y el desempleo se duplicó.
¿Cuáles son las políticas públicas para revertir esa situación y arrancarle a la delincuencia a nuestra juventud en riesgo?
¿Dónde están las estrategias integrales para erradicar la trata y el tráfico de personas y la venta de drogas? Que son las principales actividades de las que la delincuencia organizada se abastece de recursos económicos. ¿Qué se hace para evitar el lavado de dinero? ¿Por qué no se congelan todas las cuentas sospechosas, deteniéndoles así el flujo de dinero?
¿Por qué no capacitamos a nuestros cuerpos policiacos y ministeriales y los equipamos mejor para que puedan enfrentarlos? ¿Por qué no acabamos con la corrupción en los sistemas penitenciarios y hacemos las leyes más rigurosas?
Hay que detener, aplicar las leyes y castigar a los delincuentes para acabar con la impunidad.
Solidarizarnos con las familias de las víctimas de Nuevo León no les devolverá a sus seres queridos, pero si detenemos y castigamos a sus victimarios, eso les podría dar algo de consuelo a ellas y los miles de mexicanos que estamos hartos y atemorizados.
Trabajemos para darles justicia a esas familias y a las de todos los miles de afectados por la delincuencia organizada.
En el Partido de la Revolución Democrática siempre hemos patentizado y hoy reiteramos, ante la urgencia por el desbordamiento de nueva cuenta de la inseguridad pública, nuestra disposición de contribuir, a sumar y trabajar para el combate a la delincuencia organizada y todas sus modalidades.
En el Sol Azteca cerraremos filas con el Presidente de México, Felipe Calderón, en cuanto conozcamos su propuesta, en contra del crimen organizado y el narcotráfico, porque estamos seguros que únicamente podremos vencerlo cuando sumemos fuerzas los gobiernos de todos los niveles, partidos políticos, organizaciones y sociedad civil.
*Representante del PRD ante el IFE.