Antifeminismo presidencial
LUCÍA LAGUNES HUERTA
Nuevamente nos enfrentamos a la desinformación y la estigmatización del movimiento feminista, buscando deslegitimar la reivindicación de los Derechos Humanos de las mujeres, como es el derecho a decidir que se conmemoró el 28 de septiembre, Día Mundial de Acción por el aborto seguro.
Las afirmaciones del presidente, Andrés Manuel López Obrador, el pasado miércoles sobre sus sospechas de la legitimidad del movimiento feminista y la existencia del mismo, nos confirma que su convicción personal se ha convertido en una política presidencial antifeminista.
El primer elemento que constata el antifeminismo presidencial se tuvo el 8 de marzo de 2019, recién asumido su mandato, el Día Internacional de la Mujer del nuevo gobierno, que pretendía ser un parteaguas en la historia de las conmemoraciones oficiales, lo logró, pero no necesariamente en la lógica que buscaban las organizadoras. La presencia de las 300 feministas invitadas a desayunar con el presidente se convirtió en un espacio de manifestación y descalificaciones, y el primer momento, también, de una polarización interna.
Con un templete que buscaba mostrar la diversidad de las mujeres y las dificultades que las desigualdades generan para ellas, en el cual se mostraba de viva voz las demandas, necesidades y lo que esperaban del nuevo gobierno que llegaba como apuesta de colocar en las prioridades presidenciales a la mitad de la población, la respuesta fue clara, el presidente tenía otros datos y lo que ahí se expresara no impactaría en su convicción.
Sin ningún miramiento, increpó a las feministas y al movimiento feminista por ser conservador y acomodaticio, por no poner en jaque al Status Quo, de vivir en el acomodo del neoliberalismo que generó la fragmentación del movimiento social. En media hora el presidente delineó lo que vendría: una política antifeminista. Y ha sido completamente congruente a su visión.
Y no ha perdido ninguna oportunidad para alimentar esta política a través de la desinformación, la estigmatización y criminalización del movimiento y sus representantes.
Ha dicho lo que ha querido, aún contradiciéndose, como lo hizo este miércoles cuando acusó que el movimiento feminista fue creado hace dos años con el único objetivo de golpear a su gobierno, lo cual es ridículamente falso (recordemos el reclamo al movimiento feminista por vivir en el neoliberalismo), pero le apuesta a la corta memoria y a la desinformación.
Desinformar es uno de los elementos que suele caracterizar el discurso antifeminista que ha tomado fuerza especialmente en las redes sociales y que ha investigado Helena Varela Guinot, de la Universidad Iberoamericana, quien recientemente presentó su investigación denominada “Hombres buenos” vs “Feminazis” a partir de las campañas de VOX en España que no están alejadas de lo que esta ocurriendo en nuestro país y en el mundo.
Sin pudor, usando noticias falsas, el discurso antifeminista impulsado por los ultraconservadores busca desinformar a toda costa con el objetivo de deslegitimar al feminismo, pero este discurso no se queda ahí, sino que va apoyándose en la polarización, la exaltación de las emociones, las teorías de la conspiración y por supuesto la descalificación, ¿les suena?
Por ello vemos una y otra vez a las feministas vestidas de negro, con el rostro cubierto golpeando, rompiendo, replicado por los medios y viralizadas en las redes sociales, frente a mujeres policías que “lloran” (porque les entra gas lacrimógeno) y que son recibidas por sus pares como “heroínas” recién llegadas de la guerra, porque esa es la imagen que desean proyectar y generar las emociones de odio contra las feministas frente a la empatía de la pobres mujeres policías.
Por ello se asegura una y otra vez que estas manifestaciones son recientes, que antes no se hacían, que fueron creadas con el único propósito de golpear un gobierno que pasará a la historia de nuestro país como el más transgresor del siglo XXI, no lo digo yo, sino que así nos lo refieren. Porque detrás de esto está la conspiración de la derecha, del conservadurismo que usa a las mujeres valiéndose de que son/somos manipulables, sin pensamiento propio y sin capacidad organizativa, tal cual lo ha construido el patriarcado y ha decidido mantener y replicar.
Así se alimenta el discurso de odio contras las feministas y contra cualquier mujer que se exprese libremente, si no, veamos los informes que revelan la violencia en línea contra las periodistas y el ataque mismo contra Beatriz Muller, tiene la misma raíz el odio contra las mujeres alimentado por el machismo misógino que no tolera la expresión del pensamiento femenino.
No es casualidad, ni desconocimiento, ni ignorancia, ni no entender, es una decisión política la que está detrás.
Por eso prefiere hablar de las mujeres del siglo XIX, de la Corregidora Doña Josefa Ortiz de Domínguez, la esposa del corregidor que apoyó a su marido, nos dice la historia oficial, cuando las historiadoras feministas han evidenciado el pensamiento progresista y libertario de Josefa, que hizo más que sonar el tacón.
Por eso elimina la historia contemporánea del movimiento feminista, el que más ha construido en términos de Derechos Humanos de las mujeres, que más a ampliado la democracia y las libertades, y que hoy, con esa historia, sale a las calles, lo interpela una y otra vez por el patriarcado que él alimenta.
Donde el nosotros somos los buenos contrapone a ellas que son las malas, salvo las que están conmigo que siguen mis reglas del juego.