Divisiones y choques en las alianzas electorales
JUAN GÓMEZ
En un escenario sumamente dividido arrancará la próxima semana el proceso electoral en Zacatecas, en donde el debilitamiento de los partidos contendientes, las ambiciones y la confrontación, es la divisa que impera en el mercado político zacatecano.
Las dos alianzas mayoritarias contendientes, “Juntos haremos historia” y “Va por Zacatecas” han resentido las escisiones, las purgas, los desgajamientos, en el proceso de designación de candidaturas a puestos de elección popular.
¿Quiénes tienen el control en el equipo del candidato David Monreal Ávila de la coalición “Juntos haremos historia”?
Sin duda que la súper delegada Verónica Díaz Robles, cuñada de Monreal Ávila es quien tiene el hilo directo con la Presidencia de la República, lo que le permite ganar una fuerte influencia en la toma de decisiones y en el bloqueo de acceso al círculo del candidato.
De acuerdo con la ficha curricular de la LXIII legislatura de la que formó parte como diputada local por Morena, Díaz Robles se desempeñó como “directora de difusión interna del Senado de la República del 2010 al 2018, período en el que acompañó a su cuñado en la campaña por el gobierno del estado en el año 2015.
Al triunfo de Morena en Zacatecas, Díaz Robles fue prácticamente abordada por asalto por la comisionada presidenta del Instituto Zacatecano de Acceso a la Información, Julieta del Río Venegas, y se convirtieron en las principales y más influyentes operadoras políticas de Monreal Ávila.
La actual delegada pidió licencia al congreso para separarse y asumir la coordinación de delegaciones federales en el estado y, por ende, de los programas sociales, gracias a la relación que construyó con la esposa del presidente, Beatriz Gutiérrez Müller y con el mandatario, a quien apoyaba en sus traslados durante sus visitas a Zacatecas.
Ambas mujeres lograron articular una especie de burbuja en torno a Monreal Ávila que influye en la designación de candidaturas, operadores, asesores y en pocas palabras, en un equipo político que ha chocado con la estructura que ha formado en Zacatecas el senador Ricardo Monreal Ávila, para apoyar e impulsar la candidatura de su hermano, cuyo principal instrumento en diversos municipios es su hija, Catalina (Caty) Monreal Pérez.
En este esquema de división y confrontación el comité estatal de Morena Zacatecas queda fuera de cualquier contacto o representación por dos razones, una porque impugnó por la vía jurídico electoral la designación de su candidato al que consideró una imposición, y la otra, porque no ha permitido el control del partido que pretende el senador Monreal.
En este esquema de confrontaciones del equipo del candidato David Monreal Ávila se enmarca el pleito político con el alcalde con licencia de Zacatecas, Ulises Mejía Haro, a quien no solo le impidieron la reelección, sino la postulación por un cargo de elección popular, lo que le obligó a buscar las siglas del Partido Encuentro Social (PES) para contender por una diputación local.
En Morena Zacatecas muchas y muchos aspirantes y operadores se quedaron en el camino y otros permanecen con la expectativa de ser tomados en cuenta con una posición en la estructura gubernamental, pero otros regresan a pesar de que fueron contrarios en la contienda por la gubernatura del 2015.
Es el caso de Rafael Flores Mendoza, ex secretario de Esteban Moctezuma Barragán, en la Secretaría de Educación Pública, pero que en la pasada elección contendió contra David Monreal al ser postulado por las siglas PRD-PAN encabezó la coalición “Unidos por Zacatecas” que logró el 18.35% de la captación electoral.
Lo curioso en este caso es que Enrique Guadalupe Flores Mendoza, hermano de Rafael, es el dirigente estatal del PRI y uno de los responsables de la campaña de la senadora Claudia Anaya Mota, la candidata de “Va por Zacatecas” que integran la coalición PRI, PAN, PRD.
Por cierto, esta coalición presenta también sensibles fisuras porque el exaspirante a la gubernatura del estado que había construido una eficaz estrategia y estructura territorial, Adolfo “Fito” Bonilla Gómez, quedó fuera de la contienda por los “arreglos” cupulares, pese al apoyo manifiesto de su líder priista, Alejandro Moreno.
Aunque Bonilla Gómez no ha operado en contra de Anaya Mota, su retiro de apoyo a la candidata de la coalición “Va por Zacatecas”, le hace un hueco difícil de llenar por otro liderazgo, aunque ha aparecido de forma discreta en algunos reconocimientos públicos hechos a su padre, el exsenador José Bonilla Robles.
Priistas y panistas de viejo cuño están renuentes a unir esfuerzos, la historia democrática los coloca en bandos contrarios en el estado, pero en ambas militancias las escisiones son manifiestas y ahondan el debilitamiento en sus estructuras.
La salida en Zacatecas de la histórica albiazul, Guadalupe Medina Padilla, postulada por el PES y de Julio César Ramírez López “El campe” en Río Grande, es un botón de muestra de la crisis panista en el estado bajo la conducción de Noemí Berenice Luna Ayala, incondicional del diputado, José Isabel Trejo Reyes, quien va por su enésima elección plurinominal, pero con el férreo control panista zacatecano.
Mientras este escenario se genera a unos cuantos días del inicio de las elecciones en las que se renovarán el Poder Ejecutivo, el Legislativo y sus 30 diputados (18 de mayoría relativa y 12 de representación Proporcional) integrantes; los cuatro distritos electorales federales, las 58 presidencias municipales, así como 547 regidurías y 58 sindicaturas, el resto de los partidos que no van en coalición, se frotan las manos y esperan captar a los aspirantes rebeldes, inconformes y enojados por la designación de candidaturas.
¿Cuál de las dos coaliciones será la más dividida y debilitada por las disputas internas en la designación de candidatos?
¿Qué tanto influirá este factor en la tendencia y preferencia electoral?
Al tiempo.
Twitter: @juangomezac