Reflexiones sobre el llamado a la reelección de los diputados
JACOBO CRUZ
Hace unos días, Mario Delgado, el dirigente nacional del Partido Movimiento Regeneración Nacional (Morena), convocó a reelegirse a sus colegas diputados federales «porque han hecho un buen trabajo, han demostrado lealtad a la cuarta transformación y al presidente”, de lo que se deduce que cada vez se van alejando más de la supuesta transformación que implica dinamismo, cambio y por el contrario se está invitando al estancamiento, porque de acuerdo a su evaluación, la zalamería, el servilismo y la sumisión son suficientes para que busquen nuevamente ocupar un escaño en el congreso federal.
Ante un México no politizado, donde no tenemos capacidad de análisis y reacción el llamado del morenista parece algo natural, sin embargo, debemos denunciar que la Cámara de Diputados se ha envilecido y convertido en un ejecutor de los mandatos del titular del ejecutivo federal y no un contrapeso en las decisiones lineales del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador (AMLO). Así por conveniencia, legisladores federales, magistrados de la suprema corte, funcionarios del INE, etc., han renunciado voluntariamente a su papel de representantes populares y de garantes de la justicia en su área de competencia por los que serán ampliamente recompensados.
Recordemos que la división de poderes es el principio organizativo de los Estados modernos según el cual las funciones legislativa, ejecutiva y judicial se ejercen a través de órganos distintos e independientes entre sí, lo que permite que estos se limiten y moderen recíprocamente creando una dinámica de pesos y contrapesos, de modo que entre ellos haya equilibrio y ninguno pueda prevalecer sobre el otro impidiendo que haya abusos de las autoridades.
Pero lo que se vive en México es todo lo contrario, el poder se está concentrando en una sola persona con el aval de los otros órganos sometidos propiciando los conocidos y documentados abusos de autoridad que van delineando el surgimiento de un régimen dictatorial que pone en riesgo las libertades ciudadanas conquistadas en la nación a través de épicas guerras y la revolución mexicana pisoteando los mandatos logrados en la Constitución Política de 1917.
Por eso el llamado de Mario Delgado refleja qué tanto ha avanzado AMLO en la imposición de su voluntad violando la autonomía de los otros poderes, traicionando en primer lugar a su militancia con un criterio opuesto a lo que ofrecieron de no ser ambiciosos vulgares, pero hoy muchos representantes populares saben que esa inclinación ante el ejecutivo puede darles otros años de gozo del poder y dinero por lo que poco les importa que algunos sean improductivos o totalmente inútiles a su país con tal de seguir cobrando sus jugosos salarios.
Y con esta fórmula se está desarrollando el proceso electoral 2021 en su fase preelectoral hacia la postulación de los candidatos a gobernador, diputados federales o locales, a presidentes municipales, regidores y síndicos; ahora todos dicen que tienen derechos, son históricos, han servido a la ciudadanía, etc.
Eso es lo que dicen en Morena, pero ¿qué dice la gente? ¿cómo califica el desempeño de sus representantes populares a dos años de asumir su cargo?
Porque sin duda quien tiene la última palabra serán los mexicanos que acudirán a las urnas el próximo 6 de junio de 2021, jornada en la que se espera un voto en contra de Morena dado la vida democrática. Para esto la gente debe estar informada sobre los perfiles y experiencia de los candidatos, debe dar la espalda a personajes que no saben siquiera leer con fluidez como resultado de la improvisación, como pago de favores, en fin, que no sea la corrupción política la que impere otra vez en este ejercicio democrático como pasó en 2018.
Es momento de decir ya basta a los políticos agachones y sin dignidad porque aceptarlos es votar por la sumisión al poder y la traición a los mexicanos, es reponer el poder perdido por AMLO en su desastrosa administración sostenida con base en la entrega de dinero que siempre es corruptor de las almas nobles, pero pobres.
Se acerca una oportunidad de detener el experimento basado en el ensayo y error como política del gobierno federal porque los problemas nacionales hoy son mayores que en 2018 y urgen representantes populares y funcionarios abiertos al debate, propositivos, inteligentes y críticos que den rumbo a México, estoy seguro de que sí habrá perfiles con esas características.