La educación, el nuevo negocio
JACOBO CRUZ
Por dificultades económicas para el pago de sus estudios, se calcula que 1.4 millones de estudiantes abandonarían la escuela, de estos serán 800 mil de secundaria en transición a nivel medio superior, 593 mil en universidad y unos 38 mil 500 en posgrado. Y este efecto también llegará a colegios particulares donde la Asociación Nacional de Escuelas Particulares estima que un millón 960 mil alumnos y 194 mil 75 profesores serían los afectados por el cierre de 18 mil 142 escuelas privadas, a causa de la pandemia (https://www.excelsior.com.mx/nacional/en-riesgo-de-cierre-mas-de-18-mil-colegios-casi-dos-millones-de-alumnos-afectados/1398255). Y el dato alarmante es creíble, toda vez que los mexicanos siguen sumándose a las filas de la pobreza que se agudiza con cerca de 13 millones de desempleados en estos meses de pandemia.
El pasado lunes el secretario de Educación Pública (SEP), Esteban Moctezuma anunció que el inicio del ciclo escolar 2020-2021 será el próximo 24 de agosto, lo novedoso es que se realizará a distancia y estará a cargo de cuatro televisoras principalmente, estas son TV Azteca, Televisa, Milenio e Imagen que sustituirán a los maestros y las aulas para impartir clases por televisión abierta.
Con este nuevo sistema a causa de la pandemia se brindarán en pantalla las clases virtuales a 30 millones de estudiantes de 16 grados escolares que, desde luego, tendrán validez oficial. El funcionario adelantó que quienes no tengan acceso a la señal, ni televisión, serán cubiertos con un esquema de radio, libros de texto gratuito, cuadernillos de trabajo y atención especial, esto a la espera de que el semáforo epidemiológico esté en color verde para volver a clases presenciales.
Tras el anuncio, analistas experimentados afirmaron que no hay seguridad ni certeza de la eficiencia y de la operación de la estrategia que va desde el hecho que parece muy simple, pero que es un problema real como el captar la atención de los niños, que por su edad se distraen con facilidad, mientras que también supone deberán ser acompañados por un adulto siendo que la mayoría debe salir a trabajar y con el problema mayúsculo dado que se calcula al menos 14 millones de hogares carecen de televisión.
Si bien la crisis sanitaria obliga a buscar alternativas ante la necesidad de impartir educación parece un plan improvisado que desde luego genera grandes ganancias a las empresas televisivas, que hay que hacerlo notar, al parecer está bien repartido el pastel del presupuesto destinado para desempeñar su encomienda y la decisión les cayó a los dueños como “anillo al dedo”, frase que hizo famosa el mismo Presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) al referirse al covid-19; y con su pensamiento de hombres de negocios, que siempre han lucrado con las tragedias humanas, ellos no tienen problemas de que siga la pandemia, ni que haya intención de un combate frontal al coronavirus.
Es bien sabido que la Constitución mexicana señala en su artículo tercero que la educación es laica, gratuita y obligatoria pero este mandato es sólo de papel, los inversionistas siempre han exigido apertura para brindar educación privada por lo que ahora que se les abrió la puerta estemos seguros, se van a aferrar y promover a que se modifique la ley para que legalmente sigan brindando este servicio, pues negocio es negocio.
Son graves los problemas que hoy enfrenta la educación del país que sostiene a 226.000 escuelas públicas, hay datos que conviene citar: en la educación media superior sólo se tiene una unidad escolar por cada 1,000 jóvenes, en el paso de la educación secundaria a la media superior se pierden cerca de 2 millones de alumnos matriculados en escuelas públicas, las plantillas de los docentes en primaria y secundaria están incompletas en un 25%, 2 de cada 10 alumnos de educación básica no tienen mobiliario básico y la cifra es mayor en bachillerato, 7 de cada 10 y en preparatoria y en educación primaria sólo 4 de cada 10 escuelas cuentan con computadoras e internet.
A pesar de la terrible situación que aceptan las mismas autoridades, el presidente AMLO parece muy optimista, pero más los de por sí millonarios como Ricardo Salinas Pliego, que ya disfrutaba de las ganancias que da ser proveedor del gobierno operando las tarjetas del bienestar en Banco Azteca con la adjudicación directa y la complacencia de López obrador ejerciendo un presupuesto de más de 12.000 millones de dólares pero que también tiene intereses en plantel Azteca. A casi 2 años de la 4T en el poder y de múltiples errores que han polarizado a los mexicanos lo que ha conducido a la pérdida de aceptación ciudadana, López Obrador busca el apoyo de estos importantes medios para sustentar sus acciones y qué mejor si es con buenos y legales negocios.
Esta decisión sorprendió a muchos porque autoridades educativas y la opinión pública esperaban clases presenciales una vez logrado el verde del semáforo con las medidas de sana distancia como cubre bocas y gel desinfectante pero el golpe de timón que se dio se justifica plenamente con la necesidad de cuidar la salud de los estudiantes, por tanto, no debieran existir dudas del aparente noble propósito del gobierno federal, salvo porque los magnates mexicanos harán nuevos negocios ahora con la educación, pues para ellos “los tiempos de crisis son tiempos de oportunidades”, mientras los pobres seguirán financiando y hasta defendiendo esta decisión del gobernante de la 4T.