El rey desnudo
SOLEDAD JARQUÍN EDGAR
La Fábula del Rey Desnudo, de Hans Christian Andersen (1805-1875), parece tomar cuerpo en lo que hoy vive el país. En medio de una pandemia, las mexicanas o gran parte de ellas, confinadas en sus casas por más de cuarenta días enfrentan la otra pandemia, la que siempre ha existido, la “pandemia sombra” de la violencia machista.
Las afirmaciones, una y otra vez, de quien dirige la nación, Andrés Manuel López Obrador, dejan claro que tenemos una especie de rey desnudo, uno al que sus cercanos y cercanas le aplauden, le dicen que lleva sobre su cabeza las mejores ideas y las más excelsas decisiones, que solo lo que afirma tiene valor. El resto, los hechos concretos, las estadísticas, la vida cotidiana, lo que pasa dentro de la casa donde conviven encerradas por la pandemia ellas, sus hijas-hijos, y sus parejas, muchas veces sus violentadores, son realidades de otro cuento.
Las mujeres organizadas, las que se dedican a dar acompañamiento a las víctimas de la violencia machista lo han dicho claro y fuerte #NosotrasTenemosOtrosDatos, lo mismo han explicado desde la Red Nacional de Refugios, que ha sido concreta al señalar que las denuncias muestran que hay un incremento y este varía de acuerdo con la entidad, la ciudad o el municipio del que se habla.
Las mujeres tienen datos concretos y viven los hechos. Fueron las feministas, las organizadas, las que antes que nadie, advirtieron lo que podría pasar con el confinamiento y fueron ellas las primeras en responder. Hay varios ejemplos a lo largo y ancho del país, son varios casos donde ellas han actuado gracias a la experiencia sumada durante años y otros con cierta improvisación, pero con resultados. Mujeres, muchas de ellas resilientes, víctimas directas o indirectas de la violencia, sobrevivientes, que apoyan a otras mujeres.
Así que, eso que no quiere reconocer el presidente Andrés Manuel López Obrador, primero que las mujeres existimos, segundo que la violencia machista se manifiesta en todos los ámbitos de nuestra vida y tercero, que hoy está presente en miles de “dulces y apacibles hogares” durante la cuarentena que ahora transita llena de incertidumbre hacia “una nueva normalidad”, con estragos catastróficos en muchos otros ámbitos sociales y donde las mujeres, que sí existimos, la estamos pasando mal por muchas circunstancias.
Sin embargo, desde el palacio nacional se sigue negando. El rey sigue caminando sin un traje real, desnudo, porque nadie de sus colaboradores cercanos y todo indica que también sus colaboradoras, le dicen que se ha equivocado sistemáticamente. No sé si es miedo o se han enfermado ya de lo mismo que padece el rey. Por ahí, mientras pasa el rey entre los pasillos o mientras camina vía la televisión o las redes sociales, entre el pueblo se escucha otra voz: “¡el rey está desnudo! #NosotrasTenemosOtrosDatos, le dicen, pero nadie parece escuchar.
No visibilizar un hecho real, que cuesta desde inestabilidad emocional hasta vidas, parece ingresar a la normalidad de nuestro personaje, algo que, por cierto, no está pasando en otras naciones. En España, el gobierno lo que hizo fue crear un fondo de ayuda para las víctimas, así ellas pueden alejarse de sus maltratadores. En México la reacción ha sido tardía, es verdad que se liberaron los recursos retenidos –pienso que hasta de forma ilegal- para refugios y con tristeza vemos que empiezan, más de 50 días después de iniciado el confinamiento, a emitirse guías para que las mujeres sepan qué hacer en caso de sufrir violencias machistas. No es broma, es una realidad.
Sin embargo, es cierto: el tapabocas no nos calla, expresan las mujeres organizadas a través del activismo digital y mediático que sigue actuante pese al confinamiento preventivo y obligatorio, porque así es ¡no, nos van a callar!
Lo que debería saber el rey de jauja, es decir AMLO, es que el fenómeno no es exclusivo de México, está sucediendo en todo el mundo, ONU Mujeres ya lo dijo, una de cada tres mujeres ha padecido algún tipo de violencia en su vida. Lo que hace la diferencia, entre las naciones es la forma en que cada gobernante responde. Hay que decirlo, ninguno de los actuales mandatarios de Latinoamérica ha negado la existencia de la violencia ni ha dicho que el 90 % de los reportes son mentira.
En Perú, por ejemplo, esto de acuerdo con información tomada de France24, a finales de abril se emitió un decreto para que las y los jueces otorguen medidas de protección urgentes como el retiro del agresor del hogar, sin necesidad de audiencias durante la emergencia sanitaria.
En Argentina, el Ministerio de las Mujeres, Género y Diversidad de ese país, aceptó el incremento de violencias patriarcales en un 39 por ciento, tampoco tapan el sol con un dedo, sostienen que sí, que aumentaron los feminicidios y, al igual que en México, las organizaciones no gubernamentales implementaron acciones, pero el gobierno también hizo lo suyo y no dijo que era una fantasía de las mujeres.
Y, a todo esto, claro, habrá que agregarle el cúmulo de actos de simulación que hoy realizan muchos de los mecanismos para el adelanto de las mujeres en todo el país, me refiero a las Secretarías o Institutos, así como Tribunales o Fiscalías. Porque de verdad, si las cosas fueran efectivas algo, al menos algo, habría cambiado y hoy no tendríamos que ver las tremendas cifras de la violencia machista incrementadas, sí, por el Quédate en Casa, que se emitió para evitar contagios, pero que sigue provocando heridas y muerte entre las mujeres y las niñas, pese a que AMLO dice que no, qué no es cierto, para mala suerte y vergüenza de las mexicanas que podemos ver que el rey camina desnudo.