Volver a ser el cuarto poder

MARÍA DEL SOCORRO CASTAÑEDA DÍAZ

Primero, lo primero, y en este caso, lo más importante es agradecer a mi amiga Claudia Valdés por la paciencia que ha tenido al reservar para mí un espacio en Las noticias ¡Ya! La pausa ha sido larga, pero debo decir que, además del poco tiempo disponible para escribir, decidí hacer un alto porque me di cuenta de que mis reflexiones se estaban centrando en un solo tema: las tonterías de López Obrador. No digo que estas hayan cesado, y tampoco afirmo que mi interés en seguirlas comentando se haya esfumado. El asunto es que he reflexionado sobre la necesidad de tocar otros asuntos que también son importantes, y me parece que el que hoy me ocupará lo es.

Resulta que hace unos días, el diario El País tuvo a bien publicar un artículo que destaca porque no solamente es increíblemente interesante, sino además profundo y denota un serio trabajo de investigación. La cabeza, por supuesto, no puede perder la línea sensacionalista que caracteriza a los medios de comunicación: “’Morir es un alivio’: 33 ex narcos explican por qué fracasa la guerra contra la droga”[1]. En realidad, la publicación no contiene ni remotamente los testimonios de 33 personas que en algún momento de su vida se dedicaron a la venta y distribución de enervantes. Lo que sí está escrito ahí, muy claro y bien explicado, es un resumen del trabajo de la investigadora mexicana Karina García Reyes, adscrita a la Universidad de Bristol, quien realizó su tesis de doctorado “Pobreza, género y violencia en las narrativas de 33 ex narcos: entendiendo la violencia del tráfico de drogas en México”, que ganó el premio a la mejor tesis de la facultad de Ciencias Sociales y Leyes de la Universidad de Bristol en 2018[2].

Efectivamente, la investigadora hace una propuesta muy interesante y explica en palabras muy sencillas, por una parte, que su estudio es único porque está centrado en conocer el punto de vista de quienes cometen los delitos, y que esto permite encontrar las posibles razones por las que incursionaron en el ambiente delincuencial. Además, menciona, su investigación abre la posibilidad de comprender el modo en que los narcotraficantes entienden el mundo.

Ella misma afirma que esa perspectiva no ha sido tomada en cuenta antes ni siquiera en la academia, mucho menos por los funcionarios o los políticos. Una crítica importante de García Reyes evidencia que las políticas públicas y de seguridad, hasta ahora, “se diseñan bajo la lógica de los hacedores de política. No sorprende, entonces, su gran fracaso”.

En realidad, lo que me parece importante señalar es que, por una vez, un medio de comunicación publica, en modo digamos “comercial” los resultados de una investigación académica que tiene pertinencia y vigencia. Sorprende y no debería. Es más: tendría que ser el pan de cada día en la prensa que, hasta ahora, se limita a poner a disposición de su público información menos profunda, por no decir, banalidades que no sirven de mucho y no contribuyen a una reflexión acerca de los muchos porqués de nuestra sociedad que deberíamos entender y cuestionar.

El trabajo de la investigadora publicado en El País, es profundo e interesante, pero además, demuestra cómo ella, al igual que otras personas dedicadas a la academia, realizan contribuciones destacadas en diversos campos, y dar un espacio a tales contribuciones así, en modo accesible, a través de los medios de comunicación, sería sin duda un modo inteligente de difundir la ciencia y con ello colaborar no solamente para que los lectores estén mejor informados e incluso puedan pensar, sino también para que los tomadores de decisiones conozcan puntos de vista fundamentados en el trabajo científico y tal vez los tomen más en cuenta a la hora de generar políticas públicas. Porque, además, vale decirlo, si no es a través de los medios de comunicación, y sobre todo en el campo de las Ciencias Sociales, difícilmente se da una vinculación efectiva entre la academia y la sociedad.

El asunto es que, hasta ahora, pocos son los medios que abren espacio a este tipo de información. Parece que la premura y las necesidades económicas les ganan, y, por lo tanto, no buscan a los académicos que puedan aportar algo interesante, y por supuesto tampoco piden a sus reporteros que profundicen en sus investigaciones, mucho menos que sigan alguna metodología y sobre todo, los saturan exigiéndoles una cuota mínima de notas diarias que, por insignificantes que sean, permiten llenar espacios que los dueños del periódicos convierten luego en facturas que les dan ganancias o al menos les permiten sobrevivir.

Lo que se vuelve viral en los medios tiene un nivel francamente lastimoso. Hace algunos días tuvimos un ejemplo bastante elocuente, que resume lo que a la gente le gusta ver, o mejor dicho, aquello a lo que está acostumbrada porque los propietarios de los medios no le dan más. Me refiero al patético caso de un reportero que, tras una racha de fuertes vientos, reportó en directo que las autoridades se estaban ocupando de retirar árboles caídos sobre algunos vehículos, entre los que estaba el suyo, ni más ni menos[3].

Lo sorprendente es que el activista Arne aus den Ruthen, en su cuenta de Twitter haya destacado la nota con expresiones como “¡Qué pieza de periodismo urbano!

Ojalá hubiera más reporteros chingones como éste”[4]. Personalmente no entendí si se trataba más bien de una pésima broma. El caso es que no es fácil comprender el reconocimiento a una nota que fue más bien una puesta en escena, porque la sorpresa del reportero, dicho por él mismo[5], fue más bien parte de su “trabajo informativo” y al parecer consideró importante decir que, a él, como a cualquiera, le podía ocurrir un incidente como el que dejó inservible su auto. En realidad, lo verdaderamente criticable es que una trivialidad sea considerada periodismo, especialmente porque el árbol se cayó exactamente afuera de las oficinas del medio para el que trabaja el señor reportero, y su trabajo consistió en encender la cámara de su smartphone para transmitir algo que ocurrió prácticamente en la puerta de su lugar de trabajo.

Digamos que este último ejemplo es solamente una pequeña demostración de que la profundidad está peleada con las publicaciones de la mayoría de los medios, que se limitan a repetir los dichos de los funcionarios, a copiar boletines y ya ni siquiera se atreven a cuestionar a los gobernantes en sus giras, entre otras cosas porque en algunos casos, el acceso se les tiene prohibido, como en el Estado de México, donde a Alfredo del Mazo Maza no lo pueden siquiera cuestionar porque en las giras tiene a la prensa confinada detrás de una valla, y ahí sí los reporteros se aguantan, porque son la última rueda del carro y son sus jefes quienes los obligan a acudir para hacer como que buscan una información que más tarde les darán peladita y en la boca. Pero eso sí, en el brindis natalicio ahí estaban los reporteros, como si fueran los grandes amigos de un gobernador que durante el resto del año no se cansa de hacerles desprecios.

Todo esto para decir que ojalá en estos tiempos en los que cada vez surgen más dudas y hay menos respuestas, los medios de comunicación pudieran cambiar el rumbo y, por una parte, voltearan a ver a la academia y por otra, fueran mucho más exigentes consigo mismos y decidieran, de una vez por todas, volver a ser el cuarto poder que investiga, cuestiona, pone el dedo en la llaga y ayuda a formar una verdadera y crítica opinión pública cuya difusión, a fin de cuentas, podría ser la opción que nos salve del conformismo y la mediocridad.

[1] Disponible en https://elpais.com/elpais/2020/01/09/planeta_futuro/1578565039_747970.html

[2] Disponible en https://ciperchile.cl/author/karina-g-garcia-reyes

[3] Disponible en https://www.youtube.com/watch?v=lbYPBJxaha8

[4] Disponible en https://www.trendsmap.com/twitter/tweet/1213248316269637633

[5] Disponible en https://www.facebook.com/QuadratinEdomex/videos/459631908321509/UzpfSTE1MjQ2Njk2MzExOTY0MzI6MjQxMTU3NzkzOTE3MjI1OQ/

0 0 votes
Article Rating
Subscribe
Notify of
guest

0 Comments
Inline Feedbacks
View all comments
0
Would love your thoughts, please comment.x
()
x