Breves recetas de Economía. Crecer no es desarrollarse
JAVIER LARA CABALLERO
La última semana ha regresado a la agenda pública el tema de la expectativa de crecimiento de la economía en el país, y eso ha propiciado que reaparezca un debate añejo ¿Es lo mismo crecimiento que desarrollo?
Uno de los objetivos de cualquier economía, es la expansión, ya que teóricamente, entre más grande sea el pastel, alcanzará para repartirlo entre un mayor número de personas, y por ello, el objetivo común debería estar enfocado en que nuestro Producto Interno Bruto creciera a pasos agigantados.
Pero ¿ese crecimiento podría garantizar una mejora en el nivel de vida de los mexicanos? Porque si regresamos al ejemplo del pastel, y suponemos que ahora es más grande, pero a la hora de repartirlo, uno de los invitados se lleva una rebanada enorme, dejando al resto las migajas, cabría cuestionarse ¿cuáles son los beneficios de haberse esforzado si no se notan las mejoras?
En contraparte, imaginemos ahora que el tamaño del pastel no creciera pero que, derivado de ciertos mecanismos de control, el pastel se repartiera de tal manera que nadie pudiese llevarse una gran rebanada, lo que resultaría en nadie se quedara solo con migajas. Seguramente, habría un mayor número de gente satisfecha.
El ejemplo anterior puede ser útil para clarificar que crecer y desarrollarse, a pesar de ser dos conceptos que van de la mano, no necesariamente están relacionados. Un mayor crecimiento de la economía, no garantiza una mejor redistribución de la riqueza, y por lo tanto no se refleja en un incremento en el desarrollo de los individuos; en contraparte, una disminución entre la brecha de ricos y pobres, sí puede incidir en el desarrollo en los niveles de bienestar de la población.
Todas estas consideraciones nos orillan a pensar que, cuando el presidente de la República declara que “vamos bien”, lo hace teniendo en mente que, como resultado de los apoyos sociales que cotidianamente entrega, el espacio entre ricos y pobres, se achica. El desdén que López Obrador manifiesta recurrentemente al enfrentar la dureza de las cifras que pronostican nubarrones en nuestras expectativas macroeconómicas, es el reflejo de su interpretación del binomio crecimiento-desarrollo. A nuestro presidente le queda claro que lo primordial es que, a nivel microeconómico, la gente cuente con los incentivos y los recursos suficientes para librarse del estancamiento económico personal.
Para López Obrador, lo más importante es el desarrollo, y para ello es indispensable, incluir a todos, ya que, de lo contrario, se estarían repitiendo los esquemas que él mismo ha combatido desde sus épocas de opositor y que en realidad, son las causas por las que ganó la presidencia.
La apuesta del presidente es colocar dinero en los bolsillos de la gente, lo que será la base para que se incremente el consumo, y a partir de eso, se generen efectos multiplicadores en la economía, lo que traerá como resultado el mentado crecimiento del PIB, lo que en los hechos, es una visión completamente diferente a la de los especialistas en temas de economía.