Más allá de López Obrador… nada
MARIA DEL SOCORRO CASTAÑEDA DÍAZ
Mientras comienzo a escribir estas líneas me pregunto si quienes tienen la paciencia de leerlas están, al igual que yo, desencantados, preocupados y sobre todo, inquietos porque, a casi seis meses de iniciada la famosa Cuarta Transformación, lo único que ha quedado muy claro es que en ésta solamente hay un elemento predominante alrededor del cual continuará girando el destino de México durante los próximos cinco años y medio: el presidente Andrés Manuel López Obrador. Más allá de él, parece que no hay nada. Algo así como una nueva versión de “el Estado soy yo”, pero reforzada por un show mediático que tal vez no tiene precedentes.
Hay que reconocer que la constante polémica que generan las acciones y los dichos del mandatario tal vez existe solamente en las redes sociales, y por lo mismo probablemente toda esa incertidumbre no puede estar presente en la mayor parte de la sociedad mexicana. Sin embargo, el acceso a las Tecnologías de Información y Comunicación hace que cada vez se involucre en esa polarización un mayor número de personas.
El perfil de nuestro país en cuanto al uso de Internet es interesante sobre todo por el incremento en el número de usuarios y por la disminución paulatina de la brecha digital. De acuerdo con la Asociación Mexicana de Internet, en 2018 ya había 78 millones de usuarios de la red de redes, y de ellos, 83 por ciento tenía como principal actividad acceder a las redes sociales virtuales, cuya popularidad en orden decreciente es: Facebook, con 95 por ciento de los usuarios inscritos; Whatsapp, 93 por ciento; Youtube, 72 por ciento y Twitter, 66 por ciento, seguidas por Instagram, Google y Linkedin[1].
Las cifras reportadas indican que cerca de 70 por ciento de la población mexicana tiene acceso a Internet y alrededor del mismo porcentaje utiliza las redes sociales, y aunque esto no significa que todas esas personas estén interesadas en la política, sí es importante considerar que ellas son potenciales protagonistas de los encontronazos cada vez más furiosos entre los simpatizantes del presidente y sus detractores.
Y ahí comienza uno de los aspectos más preocupantes de esta Cuarta Transformación, porque quien la encabeza se ha empeñado (no se sabe si por iniciativa propia o asesorado por alguna mente que él considera brillante) en usar las que él mismo llama “benditas redes sociales” para exponer sus ideas y con sus largos discursos diarios sobreexponerse, lanzando mensajes incendiarios que luego lo hacen sonreír ante quienes considera sus “opositores”.
López Obrador sabe bien para qué le sirven las mañaneras y por supuesto que sus palabras están dirigidas no solamente a quienes no coinciden con sus dichos o a la que él mismo llama “prensa fifí”, sino que son, además, un adoctrinamiento diario para sus seguidores que, en muchos casos, ya no tienen la capacidad de discernir y sencillamente siguen los pasos de su líder sin cuestionar ni una sola de las palabras que profiere, mucho menos ninguna de sus acciones.
La página de Facebook del presidente tiene hasta ahora 5 millones 836 mil 288 seguidores. Obviamente no es posible saber quiénes de ellos le han dado un “me gusta” por curiosidad, o sencillamente para estar al tanto de las actividades del gobernante y quiénes pertenecen al grupo que cree que en verdad la palabra de éste es la ley. Lo cierto es que cada mañana se puede ver durante la transmisión en Facebook de la conferencia de prensa cómo algunas personas le dan los buenos días y lo bendicen, y por supuesto, no faltan los comentarios extremos de usuarios que sin el menor empacho dicen: “Nuestro Presidente esta sembrando semillas de Amor, Respeto, Perseverancia, Esperanza, Paz, Apoyo Y Justicia. Mexico lo apoyamos, no hasta el Final sino desde el Principio”[2]. Así, sin acentos, con mayúsculas y sin el menor empacho. Y este es solamente un ejemplo de los cientos de comentarios que se pueden encontrar en la red social más seguida por los mexicanos.
Me permito el “copiar y pegar” para reproducir algunas de las frases que al azar encuentro en las publicaciones recientes de la página Facebook de AMLO:
“Presidente. Muy humildemente le reitero mi apoyo. POR FAVOR DISPONGA DE UNA CUENTA PARA APOYARLO ECONOMICAMENTE PARA LOS PROYECTOS DE LA REFINERÍA, EL TREN MAYA, Y TRANSISMICO”.
“Ya vamos rumbo a misa pediremos por usted Sr. Presidente , muy bello.dis.”.
“Muchas gracias AMLO felicidadez y Los que no estan de acuerdo es porque estan en contra de MEXICO y no son mexicanos”.
Parece que los ejemplos por sí solos dicen mucho, pero en todo caso, si hiciera falta recibir en la red los halagos del “pueblo bueno y sabio”, a quienes en su momento ha comparado con “mascotas” a las que no puede dejar desamparadas, el pasado jueves 9 de mayo tuvo lugar en el Palacio de Gobierno un episodio que podría llamarse vergonzoso si no hubiera rayado en la comedia involuntaria. Queda claro que se necesita una buena dosis de ingenuidad para creer que lo ocurrido fue puramente casual y que nadie esperaba el espectáculo, comenzando por el vocero de la Presidencia, Jesús Ramírez Cuevas.
Resulta que Carlos Pozos, un Columnista del medio denominado Petróleo & Energía, a quien continuamente el presidente selecciona para responder sus preguntas durante la mañanera, decidió dejar su espacio a quien catalogó como “un colega distinguido, especial”: el peruano Ricardo Belmont Cassinelli, quien se presentó ante el mandatario como un ex alcalde de Lima y aprovechó seis minutos de la conferencia para decirle, entre otras linduras: “enfrentarse al neoliberalismo como usted lo ha hecho, habría que preguntarle de qué madera está hecho usted, porque no muchos hombres se atreven”[3].
Y de ahí en adelante, todos fueron elogios, como si hiciera mucha falta que el presidente de México recibiera una palmadita en el hombro y más que nada, como si fuera necesario reforzar la idea de que las mañaneras son una muestra de democracia y benevolencia por parte del presidente.
Es decir, no puede siquiera pasarnos por la cabeza la loca idea de que las conferencias de AMLO no son otra que un ejercicio de imposición en el que el cada vez menos tolerante mandatario dice lo que se le antoja, le da la palabra a quien le conviene y marca los temas de la agenda mediática, además de lucirse ante sus admiradores.
«Usted representa para Latinoamérica una gran esperanza. La esperanza que usted ha construido es su culpa presidente, porque es la primera vez que un mandatario después de ser electo se atreve a esto, a una conferencia, a recibir preguntas de todo tipo, a encarar con una paciencia, una perseverancia y una prudencia dignas de un hombre con carácter y ética singulares».
Faltaron los violines y las velas para enmarcar esa declaración de amor que, notoriamente, fue orquestada por alguien que le quiere hacer un gran favor al jefe, sobre todo considerando que cada vez son más los análisis poco favorables hacia el gobierno que apenas inicia.
La pregunta es muy simple: ¿de veras es necesario caer en estos excesos? Se pudo evitar y en todo caso, si Belmont tenía tantas ganas de mostrar su admiración por el personaje, bien pudo aprovechar otro momento para acercarse y decirle en privado todas esas maravillas que, sin embargo, parece que a alguien se le antoja necesario que se muestren a todo lo que da, como para que todos sepamos que en otros países nos envidian el mandatario que tenemos y que solamente los necios fifís mexicanos no lo valoramos.
Total: vamos de mal en peor. Unos, queriendo mostrar a toda costa que la elección de los mexicanos fue acertada y que, como insiste el mismísimo presidente “vamos requetebien”[4]. Otros, empeñados en mostrar su inconformidad, insultando a quienes dieron su voto a favor del de Macuspana[5]. Total que, en las redes sociales, pocos son los indiferentes y muchos menos los imparciales. La mayor parte de las personas se ubican ya sea del lado de los “chairos” y defienden a rajatabla a su “cabecita de algodón” o de la parte de los “fifís” y critican sea como sea las acciones del gobernante.
Y hay que ser muy claros en este asunto, porque en realidad, muy probablemente a causa del comportamiento mismo del presidente, que se empeña en mostrar que quien no está con él está en su contra, no es fácil mantener un comportamiento ecuánime, o al menos cercano a la objetividad.
Muchos de quienes tenemos la posibilidad de expresar nuestra opinión en algún medio de comunicación, encontramos serias dificultades para ver las acciones positivas del gobierno federal. Claro está que para quienes no están de acuerdo, señalar los errores del presidente implica ser “chayoteros” y tener algún interés en perjudicar al paladín de la democracia.
Pues no, ni estamos todos los que somos, ni somos todos los que estamos. Muchos de nosotros difícilmente llegaremos al extremo en que han caído Ricardo Belmont y en su momento Nino Canún[6], pero de todo corazón estamos esperando que el presidente nos dé un motivo para felicitarlo o para unirnos, aunque sea con menos emoción, a tanta esperanza.
El problema es que hasta el momento no hemos visto nada más que críticas a lo que ya fue y promesas de lo que será, aderezadas con decisiones erróneas que van desde consultas populares amañadas hasta estrategias fallidas de combate a la inseguridad. No hay transformación, y es una pena, pero en realidad estamos atestiguando una desilusión que comienza a molestar y que no debería combatirse con recursos tan baratos como los elogios públicos, sino con trabajo, con un verdadero cambio de rumbo, con decisiones inteligentes y, sobre todo: con los resultados que todos los mexicanos, sea cual sea nuestra ideología política, deseamos, necesitamos y exigimos.
[1] Disponible en https://rockcontent.com/es/blog/redes-sociales-en-mexico-2/
[2] Disponible en https://www.facebook.com/lopezobrador.org.mx/
[3] Disponible en https://www.youtube.com/watch?time_continue=4784&v=U4cyBEeNXLE
[4] Disponible en https://www.nacion321.com/gobierno/los-motivos-por-los-que-amlo-asegura-que-la-economia-de-mexico-va-requetebien
[5] Disponible en https://www.milenio.com/estados/marchas-anti-amlo-protestan-gobierno-federal
[6] Disponible en https://www.sdpnoticias.com/nacional/2019/01/28/abuchean-periodistas-a-nino-canun-en-mananera-de-amlo