Juventud resiliente: Ebrard, Camacho y Colosio
RODRIGO DE JESÚS RODRÍGUEZ OLVERA
Situémonos en el sexenio del 88 al 94, oligarquía política en su máxima expresión, sexenio aplaudido por algunas políticas públicas impulsadas por las ideas europeas y si me permiten la expresión un poco “porfiristas” del francés Córdoba Montoya, también, sexenio donde se expuso el poder poco aseado del estado mexicano en acontecimientos como el de Colosio y Ruiz Massieu.
Sin embargo, dentro de los personajes que emergen y están ahora con cargos de gabinete con encontramos a dos personas, uno de la extirpe colosista que es el secretario de seguridad pública de la nación: Alfonso Durazo Montaño, que se desempeño como secretario particular de Luis Donaldo Colosio Murrieta y como portavoz de Vicente Fox, si, sus dos jefes marcados por un cambio que nunca llegó.
Marcelo Ebrard Casoubón estuvo presente y fue testigo principal tras bambalinas de dos acontecimientos que marcaron la historia reciente de la política latinoamericana, el levantamiento armado de las fuerzas del Ejército Zapatista de Liberación Nacional en donde el expresidnete Salinas designó al jefe de Ebrard comisionado para la lograr la paz, me refiero al poco agraciado Manuel Camacho Solís.
Durante la designción de Camacho como miembro del gobierno para el diálogo con el EZLN, el actual Secretario de Relaciones Exteriores se desempeñoó como su más fiel escudero, colaborador y posiblemente asesor, cabe recordar que Camacho pidió obtener esa comisión sin goce de sueldo, situación que lo ponia como suplente inmediato del grisáceo candidato Colosio.
Marcelo al ver que las aspiraciones de su líder Camacho estaban prácticamente extintas, genera un plan para fundar un partido de “izquierda” el ya casi extinto PRD, tal vez con el apoyo de las potencias mundiales que buscaban crear un cinturón más “liberal” en latinoamerica.
Destapado como un sucesor del gobierno del presidente Obrador, Marcelo parece no estar cómodo en la cancillería, debido al escaso movimiento que generan las políticas públicas en ese sentido para sus aspiraciones, tal vez pensó que nuevamente podria contar con fuerzas internacionales para su cometido de llegar a gobernar México, pero ahora la situación es muy distinta de aquel distante 1988. Al tiempo.
Nos leemos la próxima, si Dios, adiós.
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