Juventud resiliente: La mayor borrasca para Zacatecas no está en Zacatecas
RODRIGO RODRÍGUEZ OLVERA
Como hace un par de columnas cité una fuente del Banco de México donde arroja datos que en índice per cápita Zacatecas se ubica dentro de los tres mayores receptores de dinero proveniente de los Estados Unidos de América, se reciben en el territorio zacatecano algo así como 3 millones de dólares diarios.
Convirtiéndose la demarcación minera en un estado binacional, que aporta para que el país con los nexos integrales más fuertes del orbe mundial mantenga su pódium entre el top 3 de riqueza.
Sin embargo, nos enfrentamos con tiempos en los que la máxima figura de los gringos expone sin recato su deseo (ferviente, por cierto) de la construcción de un muro, provocando un flashback de Berlín en los años 60, con la ya extinta e icónica construcción estandarte de la guerra fría.
Lo verdaderamente preocupante no es el amontonamiento de ladrillos, lo alarmante es que se le ocurra al polémico mandatario poner restricciones para el envío de remesas a México, entonces si adiós estabilidad financiera no solo en Zacatecas sino en todo México.
No es un asunto que las legislaciones mexicanas puedan impedir por aquello de la soberanía de los pueblos, pero si pueden persuadir, la diplomacia será la mejor arma.
De que puede suceder puede suceder, seria un escenario apocalíptico para la región, sabemos que las remesas son efímeras en la relación de lo que la mano de obra mexicana y zacatecana aporta al vecino país, pero para ideas poco ortodoxas eso poco importaría.
Tal vez el anuncio de una miscelánea fiscal donde Estados Unidos regule el envío de dinero a otros países (no solo a México) provoque un miedo interno en los mercados en donde para “apaciguar” las ideas de Trump le concedan la puesta en marcha del muro fronterizo para que se olvide de reglamentar o poner impuesto a las remesas, provocando el dicho “pide de carne para que te den de papa”.
Así pues, la unión connacional y el uso óptimo de la diplomacia puedan frenar lo que sería una atrocidad económica, ya que por el momento la clase política en nuestro país está sin competencia legal y constitucional para poder prevenir ese dislate.
Nos leemos la próxima si Dios, adiós.
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