Semana Santa y el proceso electoral más importante de la historia
SAÚL MONREAL ÁVILA
Ha llegado la Semana Mayor, pausa en nuestra vida diaria para en el marco de las tradiciones religiosas que nos caracterizan como Mexicanos, y del no menos importante espacio de descanso que representa, de meditar, reflexionar sobre nuestra situación actual, si queremos seguir igual, si continuamos tolerando o no a un régimen factor de destrucción de nuestra escala de valores, de nuestros recursos, de nuestras instituciones, incluso de nuestras esperanzas y sueños de futuro, de vida, y en última instancia hasta poniendo en riesgo la viabilidad de México como Nación.
En esta semana en la que culmina la cuaresma, es tiempo de adentrarnos en estos valores espirituales que nos caracterizan, y que a pesar de todo aún continúan arraigados profundamente en las familias, semana de conmemoración religiosa y de contacto familiar, tema también de reflexión ante el oscuro, pero muy palpable panorama económico, laboral, educativo o de inseguridad que se cierne sobre todos nosotros. La hora viene y es propicia para que establezcamos las condiciones para de una vez y por todas de dignificar la política, establecer nuevamente los valores como columna vertebral de nuestra vida pública y regresar la honradez y dignidad al poder para el pueblo, para las familias, para nuestros hijos, que tanta falta hace en el Mineral de Fresnillo, en Zacatecas y en todo el país.
Cuando no hay valores en el Gobierno, no hay Honradez, no hay Justicia, no hay Espíritu de servicio y de trabajo por la gente, no tiene sentido de ser ni existir ese régimen, un gobierno sin valores no sirve más que a sus intereses, a sus apetitos, a sus ambiciones, y en última instancia a su afán de impunidad para continuar medrando, Y en tanto el crimen de Lesa Humanidad cometido por el estado Priista desapareciendo 43 estudiantes de la normal Rural Isidro Burgos, de Ayotzinapa Guerrero, sigue impune, así como la cada vez más sangrienta la supuesta “guerra” contra los grupos del crimen organizado, que a estas alturas, seguramente ha superado los más de 104.000 muertos del sexenio del panista, Felipe Calderón. Peña Nieto y Calderón, del PRI y del PAN, serán recordados como los presidentes de las masacres, de las fosas, de los corruptos y de la inútil guerra contra las drogas.
Por ello, toca a la sociedad intervenir y poner orden, mediante el mejor instrumento para ello, la alternancia política pacifica a través de las urnas, y como fiel reflejo de ese hartazgo social, los ecos de las encuestas que miden los efectos de las nacientes campañas, que oficialmente inician en esta semana, no dejan de resonar en crescendo. Vientos de cambio se perciben con más claridad, Morena y Andrés Manuel López Obrador están siendo receptores de la confianza ciudadana que cada vez más contundentemente ha venido recibiendo a su favor, en tanto los abanderados de la Alianza PRIAN se hunden en el desprecio popular, como lo indican los últimos resultados de Mitofsky, Parametría, Sin Embargo, El Financiero y Bloomberg entre otros, otorgando niveles de un mínimo de 36 puntos y un máximo de 43 unidades para AMLO, según indica el sondeo creado por académicos independientes en la «Encuesta de Encuestas» de Oraculus, herramienta que promedia 25 mediciones, actualizada el viernes de la semana pasada, muy por encima de los candidatos del sistema, Antonio Meade y Ricardo Anaya.
Por todo ello, es más valiosa que nunca esta semana santa, semana de reflexión, precisamente finalizando cuando comienza el periodo de campañas federales, hoy nuestro México, nuestro Zacatecas está viendo amenazada hasta su existencia, la asfixiante inseguridad, la lacerante y creciente pobreza, la incertidumbre ante los adversos escenarios internacionales, el deterioro de los valores tradicionales de nuestra gente, cuando vemos que la honradez, el respeto a la familia, el amor, la confianza, la solidaridad y la tolerancia son historia. Viene semana santa, tiempo de reflexión, de reencuentro, y de partir de cero para reconstruir todo ello.
Y es que los valores cívicos, políticos, sociales y espirituales son la constitución, el código en que se fundamenta la construcción de una sociedad desde sus cimientos, la familia, por lo que el fortalecer estos valores, especialmente los cinco valores humanos fundamentales, presentes en todas las culturas, sociedades y todas las religiones: La Honestidad, Humildad, el Amor, la Paz y la no Violencia, que elevan la vida humana a su más alta expresión, a su mayor capacidad, además de los valores religiosos, éticos, sociales, que enriquecen nuestro bagaje humano, hacia allá debe caminar ahora nuestra sociedad para reconstruir el tejido social, y en este contexto una de las más importantes acciones que debemos considerar es: ¿Queremos seguir igual o queremos iniciar la ruta del cambio hacia un mejor País?
Esta Semana Santa, donde es recordada la Pasión y Muerte de Jesús, para muchos es simplemente un periodo de vacaciones, donde la diversión, la Bebida y la fiesta es la prioridad, Indicador de la perdida de los valores que hablamos, haciendo a la sociedad fácil presa de políticos corruptos y voraces, permutando con dadivas baratas el futuro de nosotros y de nuestros hijos. Por ello, en la antesala de las elecciones más importantes y decisivas de la historia, este alto en el camino puede ser de gran valor. La introspección, reflexión y valoración de todo nuestro entorno, a la luz de los valores intrínsecos en este periodo pascual de solemnidad seguramente afianzara la convicción de la inmensa mayoría de los Fresnillenses en nuestro caso, de zacatecanos y mexicanos, en la necesidad de un cambio, del retorno a los valores, y del inicio de la reconstrucción necesaria para construir así un mejor futuro, un mejor México para nosotros, para nuestros hijos y para las generaciones que nos sucederán. Para todos, ¡Feliz Pascua!