Claveles Verdes: Derecho a la infelicidad LGBT+
HERACLIO CASTILLO
Sí, así como lo lee: gays y lesbianas también tienen derecho a ser infelices. ¿Por qué negarles la oportunidad de unirse en matrimonio y amargarse la vida con pleitos maritales? Es una injusticia que este derecho solo esté reservado para los heterosexuales. ¿Acaso ellos son los únicos que pueden tener el privilegio de odiarse mutuamente en todas las formas posibles y después retirar la demanda por violencia intrafamiliar porque “va a cambiar” su pareja?
Me niego a creer que solamente los heterosexuales pueden bajarle la luna y las estrellas a la persona amada para después azotarla con la misma luna hasta que vea estrellitas. ¡Es una infamia! ¡Va contra la sagrada tradición de someter al otro!
Porque, verá usted, yo dudo mucho que los heterosexuales sean los únicos que puedan dar un gran ejemplo a las nuevas generaciones. No solo los heterosexuales (algunos); gays y lesbianas (algunos) también ejercen la violencia contra sus parejas, también son infieles, corruptos, mentirosos, traidores, con las siglas de todos los partidos políticos o sin ellas (por aquello de los candidatos independientes).
No solo los heterosexuales (algunos); gays y lesbianas (algunos) también son alcohólicos, drogadictos, falsifican documentos, roban, matan y abusan sexualmente. Son empresarios (¡qué insolencia!). Son políticos (¡qué aberración!). Son católicos y ateos y mormones y budistas y venden tostadas de trompa los domingos (¡qué atrevimiento!).
Pero lo más preocupante es que entre gays y lesbianas también existe gente con valores, que hace el bien, que ayuda al prójimo, que decide amar incondicionalmente a pesar de los agravios. ¡Ah, pero olvidaba que su homosexualidad no les hace sujetos de valores! ¿En qué estaba pensando? ¡Los heterosexuales son los únicos portavoces de las buenas costumbres!
¿A quién se le ocurriría pensar que gays y lesbianas también preparan café por la mañana; que se pelean por la cobija mientras duermen en el mismo lecho; que desatan una trifulca por tener el control remoto y cambiarle a la novela de las 9; que pagan sus impuestos (o los evaden) como millones de mexicanos sin la etiqueta de su orientación sexual?
Yo digo que ha de ser muy feo eso de firmar un papelito para que el juez diga “hasta que la muerte los separe” y que luego la muerte los separe sin tener un testamento. Ya ven que luego se arma la gorda en estos casos y ahí andan los familiares peleándose por las miserias del deudo. Todo sería más fácil si se dispusiera de la herencia con anticipación. ¡Ah, pero se me olvidaba que entre parejas LGBT+ no hay tal privilegio y los bienes van a parar a los familiares o al Estado!
Y peor: si la pareja anda moribunda en el hospital y se requiere de una operación para salvarle la vida, solamente pueden decidir quienes tienen ese papelito del Registro Civil o aquellos familiares cercanos. Mire qué gachos con las parejas LGBT+, ¿y si sus familiares no están o, en el peor de los casos, prefieren su muerte antes que verlos con alguien de su mismo sexo? Pero bueno, que se den sus baños de pureza.
Yo sigo diciendo que, si gays y lesbianas, quieren ser infelices uniendo sus vidas en matrimonio, no deberían negarles la oportunidad. Ha de ser bien bonito eso de compartir responsabilidades y dividir gastos como los heterosexuales; apoyarse mutuamente en momentos difíciles; convertirse para los hijos en ejemplo de virtudes y buenas prácticas; cuidarse en la salud y en la enfermedad; ser fieles hasta la muerte…
¿Cómo que las parejas heterosexuales no se casan por esos motivos?, ¿cómo que se casan “por amor”? ¡Avísenme, chingao! No sabía que el amor está regulado por las leyes de un Estado laico. ¡He vivido en el engaño todos estos años! A ver si en la reforma al Código Familiar del Estado de Zacatecas, en su artículo 100, los diputados de la 62 Legislatura le ponen: “El matrimonio es la unión jurídica de dos personas que se juran amor eterno”.
¿Cómo que el amor heterosexual tampoco es eterno?, ¿y por qué gays y lesbianas quieren matrimoniarse entonces? ¡Avísenme! ¡Con más razón hay que darles la oportunidad de ser infelices!