Feminicidas no deben ser preliberados

SOLEDAD JARQUÍN EDGAR

El beneficio de la pre-liberación de personas internadas en reclusorios por haber alcanzado tres quintas partes de su sentencia y por haber reparado el daño, se repite año con año en dos fechas distintas en Oaxaca: una la noche del 15 de septiembre para evocar el inicio de la Independencia y la apertura de las cárceles por parte del cura Hidalgo, y otra el 23 de diciembre, cuando en Oaxaca capital se realiza la Noche de Rábanos, una tradicional festividad en la que hortelanos y hortelanas muestran su creatividad con ese tubérculo y con hojas de totomoxtle en la víspera de la Navidad. Donde la Fundación Telmex paga las fianzas de estas personas, algunas de ellas sin ninguna otra posibilidad de obtener su libertad.

Pero ante la proximidad de un nuevo evento de esa naturaleza, es preciso señalar que sería lamentable que en Oaxaca estas fianzas se aplicaran para liberar a feminicidas y en general contra quienes están en prisión por haber cometido actos de violencia contra las mujeres y que ponen a esta entidad en una posición de vergüenza, sobre todo ante la impunidad.

Y no es que sea exagerada, pero tenemos que recordar que ya ha ocurrido antes y no sería aceptable para el gobernador Alejandro Murat Hinojosa que se repitiera la historia, de ahí que se debe tener mucho cuidado en este emprendimiento que está a cargo, entre otras instancias, del Tribunal Superior de Justicia y de la Secretaría de Seguridad Pública, quienes no pueden ser omisos ante este tipo de hechos, pues deben considerar como prioritaria la liberación de aquellas personas cuyos delitos sean considerados menores y que por falta de oportunidades no han podido obtener su libertad.
Sería imperdonable que se volviera a repetir la historia ocurrida la Noche de Rábanos de 2005, cuando Heriberto Vásquez Espinosa, acusado y sentenciado benévolamente tras asesinar a su esposa María Luisa, en San Francisco Lachigoló, fue liberado anticipadamente a tan solo unos meses de haber pisado la prisión y fue, por si faltara más, quien agradeció a nombre de sus compañeros, ante el entonces gobernador de Oaxaca, Ulises Ruiz Ortiz.

Esa historia, vista a la distancia, originó uno de los logros más importantes del feminismo oaxaqueño, un feminismo que aún no se fracturaba y que podía converger ante las emergencias desde distintos frentes: las que militaban en las organizaciones, las periodistas, algunas funcionarias y legisladoras convencidas de la necesidad de cambiar la legislación como sí sucedió.

El asesinato de María Luisa ocurrido el 9 de abril de 2004 por parte de Heriberto Vásquez Espinosa, reveló entre otras cosas la misoginia impregnada en las leyes locales y que han ido cambiando a cuenta gotas. Y es que el entonces juez mixto de Primera Instancia de Tlacolula, quien llevó el proceso penal 29/2004 sentenció al asesino de María Luisa con una benévola pena de tres años, siete meses y 15 días de prisión, así como una reparación del daño de 99 mil 800 pesos. ¿Por qué?

Pues porque el juez consideró que se trataba de un “homicidio por honor” o “en estado de emoción violenta”, como se establecía en el artículo 293 del Código Penal del Estado, porque Heriberto había encontrado a María Luisa conversando con otro hombre en la puerta de su casa, lo que motivó que la asesinara a golpes.

La entonces titular del IMO, Norma Reyes Terán, envió una iniciativa para derogar el artículo 293 del Código Penal, dos meses antes de que la pre-liberación beneficiara a Heriberto, quien incluso fue nota gubernamental, como se establecía en el boletín de prensa de aquella noche del 23 de diciembre de 2004 y que nos permitió darnos cuenta de la pifia tan grande que habían cometido las autoridades.
Lástima que el Congreso local no hubiera atendido con prontitud la iniciativa.

Así el asesinato de María Luisa y la pronta excarcelación dieron origen a innumerables protestas de organizaciones ante la actitud benévola primero y después de impunidad que mostraba el sistema de justicia y que puso a Oaxaca ante instancias como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y la Comisión Estatal de Derechos Humanos emitió la recomendación número 01/2006, por la “ilegal preliberación del señor Heriberto Vásquez Espinoza…”, pero el daño ya se había cometido.
El resultado: el 8 de marzo de 2006, el Congreso local finalmente, derogó el prehistórico homicidio por honor, que debió eliminarse desde 2001, cuando se modificó la Ley de Violencia Intrafamiliar, como dijo entonces la hoy fiscal especializada en Delitos contra las mujeres en razón de género, Rosario Villalobos Rueda.

El asesinato, vergonzoso y lamentable de María Luisa, impune ante la aplicación subjetiva del juez, tuvo un resultado digamos favorable para el resto de las oaxaqueñas, lo cual no es admisible, ya que no tendrían que pasar hechos tan terribles e inadmisibles, para enderezar los entuertos misóginos y patriarcales que la falta de armonización de las leyes podría seguir ocurriendo.

Así que, lo mejor es que el funcionariado no se pase ni pretenda sorprender a la sociedad oaxaqueña, pero en específico a las mujeres.

Oaxaca el más grande basurero

Por segunda vez en lo que va de este año, la capital de Oaxaca y otros 10 municipios conurbados enfrentan una crisis resultado de un conflicto con quienes habitan las colonias aledañas al tiradero de basura a cielo abierto, donde para presionar al gobierno y “ante la falta de acuerdos”, dicen, no dejarán pasar los camiones de basura, entonces tenemos la basura hasta el cuello.

Hoy las autoridades municipales no encuentran cómo resolver el problema y por segunda ocasión se equivocan al tomar algunas desesperadas medidas, porque lo que es cierto es que el problema genera toda clase de males medievales como la proliferación de fauna nociva, malos olores y en consecuencia enfermedades. Por el otro lado, la ciudadanía muestra su escasa cultura ambiental al mezclar los residuos y/o sacarlos a la primera esquina que se encuentren, haciendo de Oaxaca, está bella ciudad, Patrimonio Cultural de la Humanidad, en el más grande tiradero de basura del mundo.

El problema mayor apenas viene, tanto el gobierno municipal de Oaxaca de Juárez, como alguno que otro conurbado a la capital, podrían ser demandados ante tribunales federales y no dude que también internacionales, por sus malas y desesperadas decisiones al ocasionar daños en terrenos privados, lecho de los ríos y otras áreas.

En fin, hoy vivimos el título de una película: Cuando el destino nos alcance. Las malas decisiones de los gobiernos del pasado, lo que incluye al actual por partida doble –léase José Antonio Hernández Fraguas y asesores-, la corrupción galopante, la ambición de particulares, sindicatos y colonos, sin perder de vista las acciones equivocadas y las omisiones, de los tres ámbitos de gobierno, tiene hoy a Oaxaca al borde de una crisis sanitaria, reitero de tipo medieval.

Lo que tendrían que saber ya, es que pretender resolver las cosas mediáticamente o por vía redes sociales, no da resultado cuando toda la ciudad apesta.

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