Corrupción ¿”errores de unos cuantos”?
GABRIEL CONTRERAS VELÁZQUEZ
En Zacatecas la vigésimo segunda Asamblea Nacional del Revolucionario Institucional, con sede en el Palacio de los Deportes de la Ciudad de México, trascendió a modo de fotografías. En consonancia con las imágenes, las palabras con las que el gobernador Alejandro Tello allanó cualquier supuesta diferencia con su amigo de la infancia, Miguel Alonso, dieron sustancia a lo que atestiguaba la clase política local.
La filtración del audio que registró únicamente la postura del mandatario, giró entonces la puerta hacia un nuevo espacio de unidad entre la “legión extranjera” y los “alonsistas”, con la mira en la próxima contienda electoral. La candidatura de Miguel Alonso al Senado, durante los comicios del 2018, pasó entonces de ser una posibilidad –aquella que Carlos Peña destapó en una “comida” sin fines políticos entre leales del ex gobernador- a un escenario en espera de cumplirse durante el registro de aspirantes a contender en la campaña de abril y mayo.
Los símbolos abundaron después del mutis autoimpuesto por la dirigencia local del partido, pese a que en 100 días previos a la convocatoria nacional hubo “mesas temáticas”, “consulta a la base” y, genéricamente, “asambleas estatales”. Claro, ninguna de las anteriores fue visible a nivel local, en donde a diario el partido en el gobierno atestigua el malestar ciudadano en municipios y distritos.
No fue sino hasta su regreso que Roberto Luévano Ruiz apareció nuevamente en los pasillos de los noticieros matutinos. La última entrevista que dio al aire fue en enero de este mismo año para justificar y compartir la política de austeridad que implantó el contador Tello a los altos mandos de su administración.
Después de aquél episodio, a principios del 2017, el ex presidente municipal dio la cara sólo en dos ocasiones: una en donde defendió los intereses del gremio de taxistas de la CNOP en contra de la reglamentación del servicio de transporte particular (Über), y otra más en la que adelantaba que su gestión al frente del ayuntamiento de Guadalupe fue transparente, pese a que la Auditoría del Estado observó el subejercicios por 14 millones 700 mil pesos en el año de 2015.
Hace unos días, Luévano Ruiz despabiló. Visitó al menos tres distintos medios de comunicación para hablar a grandes rasgos de las definiciones que tomará su partido en los meses siguientes, ya una vez concluida la Asamblea Nacional. Platicó sobre posibles presidenciables priistas, gobiernos de coalición, la “ciudadanización” de las candidaturas, la relación con las bases, las encuestas, y, un tanto incómodo, de la corrupción.
Fue en este último tema donde el dirigente estatal dio muestra ejemplar del nivel de distanciamiento y disonancia que existe entre el partido en el gobierno y el humor ciudadano. Acertadamente lo resumiría Jesús Silva-Herzog Márquez en la entrada de su artículo de opinión del pasado 14 de agosto para el diario Reforma: “Ya no son tiempos de simulación en el PRI. Son tiempos de cinismo.”
Retomo esta frase por la siguiente particularidad: el presidente del Comité Directivo Estatal del PRI está completamente convencido de que la sociedad se equivoca al cargar la factura de “los errores de unos cuantos” a todo el partido.
Olvida el presidente del Comité Estatal, con ese cinismo que subraya Silva-Herzog, que su partido, y nadie más, ha permitido y tolerado la cantidad de irregularidades sospechadas, evidenciadas, algunas más investigadas, y otras tantas expuestas en los medios de comunicación, sobre el ambiente de corrupción que, al menos en Zacatecas, se vivió durante el sexenio de Miguel Alonso Reyes.
No sólo el PRI consintió un escenario de hartazgo e inconformidad ciudadana, sino que el partido desde la federación fue donde primero, en voz del secretario de Turismo, Enrique de la Madrid, se confirmó que, aún y con una investigación en proceso dentro de la Procuraduría General de la República, Miguel Alonso podía entonces tomar las riendas del Fondo Nacional de Fomento al Turismo, ya que “hasta el momento no existen elementos para dudar del ex gobernador de Zacatecas” (“ Acusaciones contra director de Fonatur tienen sesgo político-electoral, señala Sectur. Con López Dóriga.” Radiofórmula, 8 de diciembre del 2016).
Aún no concluye la investigación que involucró luego importantes filtraciones de inteligencia en El Universal –diario más identificado con la operación política en Bucareli, en este sexenio-, del modus operandi con que se distribuían de forma irregular los contratos de asignación de obras y compras, y del papel que jugó Juan Manuel Alonso Reyes en las distintas inconsistencias ¿y Enrique de la Madrid exoneraba tempranamente a Miguel Alonso con información de la que ni siquiera la PGR tenía conocimiento? ¿Respeto al debido proceso? “Julión” sí, Miguel no.
¿Qué dijo Roberto Luévano entonces? Respaldaremos a Miguel “hasta que se demuestre lo contrario”. (“Respalda el PRI a Miguel Alonso” El Diario NTR, 6 de diciembre 2016).
¿Errores de otros?
Twitter: @GabrielConV