Juventud Resiliente: El verdadero asesino de Colosio
RODRIGO RODRÍGUEZ OLVERA
Charlas ubicadas en la categoría de concurso de secretos políticos que impresionan, sugieren que Colosio pudo morir aquí en Zacatecas, acción que no se concreto debido al sistema de “inteligencia policial mexicano” y que afortunadamente no sucedió en este estado.
Suposiciones del asesinato del economista Luis Donaldo se contabilizan en decenas, que abarcan desde el homicida solitario, conspiración del ejecutivo en turno, de gobernadores también en funciones en los noventas, obra del narcotráfico, hasta el supuesto de que fue orquestado por el vecino país del norte para experimentar con México un nuevo orden político con fuerzas sociales opuestas al partido fundado por Elías Calles.
Ubicado como esperanza y cambio sustancial para unos y como una persona extraída de un cierto grupo elite de política con tendencia a repetir los mismos errores administrativos para otros, Colosio fue un parteaguas en el México moderno.
Perpetrado sin titubeo alguno, con el fondo musical artesanal de “cuidao con la culebra que te muerde los pies, huye José, huye José”, el candidato del tricolor resintió dos emisiones de arma de fuego, situación que paralizó al país y fue la de ocho columnas en el resto del mundo.
Se dice que su discurso, especialmente aquella parte que emite “veo un México con sed y hambre de justicia” fue el detonante para enardecer a ciertos actores y provocar su muerte, frase por cierto que se le acuña al campechano y Secretario de Instrucción Publica y Bellas Artes del periodo porfirista, Justo Sierra Méndez, empero corresponde a una frase bíblica plasmada en el libro sagrado en Mateo 5:6, referente cuando Jesucristo hablaba de las bondades del Espíritu Santo en las personas.
Investigaciones minuciosas se han efectuado, cambios de fiscales y detectives, asesinatos de personas pieza clave en la investigación, y el “asesino solitario” preso, forman parte del proceso de la carpeta del magnicidio.
¿Quién es el verdadero asesino? Quien acribilló verdaderamente a Colosio fue la insensibilidad social y espiritual de la acción perpetrada, dejado al estado de derecho destruido y con temor, mostrando que la violencia es un paso rápido hacia una solución subjetiva y que el tejido social es penetrable debilitándolo a la menor provocación, ese fue el verdadero homicida.
Nos leemos el próximo viernes si Dios, adiós.
Twitter: @rodrigordzolv