Juventud Resiliente. Impuesto refresquero

RODRIGO RODRÍGUEZ OLVERA

Reiteradamente se escuchó esta última semana a nivel nacional el polémico “impuesto ecológico” dirigido a las empresas contaminantes en su mayoría minas y que fue repudiado “elegantemente” por el ejecutivo federal; bien hay una industria que nadie hace ruido en la alta tasa de impuesto que se les grava y verdaderamente no se destina a lo recaudado, es decir a la prevención de las enfermedades que provocan su consumo y en la que la mayoría de los mexicanos gastamos, me refiero a  la industria de las bebidas no alcohólicas, es decir los refrescos.

Según la revista Forbes en un articulo firmado por la columnista Fernanda Celis; del impuesto de un peso por litro a las bebidas endulzadas que se recauda en México, sólo se destina alrededor de un 10% anual a programas de prevención de la obesidad y la diabetes en adultos y en niños, así como a bebederos de agua potable en escuelas.

Según datos de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), desde 2014, cuando entró en vigor ese gravamen, a junio de este año se han recaudado 51,285.8 millones de pesos (mdp).

Este impuesto se impuso con la finalidad de disminuir el consumo calórico de los mexicanos y erradicar la obesidad, la diabetes y enfermedades crónicas relacionadas.

Sin embargo, el estudio La industria de las bebidas no alcohólicas en México, del Centro de Investigaciones Económicas (CIE) de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL), establece que el aumento en costo de los refrescos sólo ha representado una baja en consumo comparable con una cucharada o un sorbo al día.

Así que con estos datos que obtenemos, el impuesto minero no es tan malo, aun cuando su aplicación fuera a parar a las necesidades más apremiantes de Zacatecas y no propiamente a cuestiones ambientales.

Es la simple acción de que toda la riqueza que se llevan de lo más profundo de la tierra árida de nuestro estado, aun que sea una parte, puedan disfrutarla los jóvenes a través de una beca, el campesino a través de ayuda para accesorios agroindustriales, el empresario novato para su capital semilla, el ciudadano común para transitar por carreteras estatales dignas, el derechohabiente de la salud a medicina en existencia y el ciudadano en general a actos de beneficio común.

Nos leemos el próximo viernes si Dios, adiós.

Twitter: @rodrigordzolv

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