Los nacionalismos, la unidad y la protesta social
MANUEL IBARRA SANTOS
En solidaridad con el Doctor J. Encarnación Rivera.
Las manifestaciones sociales registradas en el país en los más recientes días, motivadas por circunstancias de coyuntura internacional y nacional, han concitado una serie de expresiones de motivación nacionalistas. ¿A qué tipo de nacionalismos nos referimos?¿A los de corte renovado y/o a los de tipo decimonónico?
Los escenarios de coyuntura internacional están asociados a la llegada de Donald Trump al gobierno de los Estados Unidos de Norteamérica y a la implementación de sus políticas anti/inmigrantes. El contexto nacional, en cambio, está vinculado a medidas dolorosas de impacto en la economía popular como el “gasolinazo”.
Ambas circunstancias han originado reacciones populares de corte nacionalista, que como denominador común colocan en el centro el cuestionamiento a las políticas del Estado Mexicano y a la actuación de las elites gubernamentales de todas las conformaciones partidarias, sean éstas de izquierda, derecha o centro.
Las políticas anti/inmigrantes del gobierno de Donald Trump han generado en nuestro país una oleada de manifestaciones de protesta y de expresiones de corte nacionalista, no vividas desde hace mucho tiempo en la historia.
El nacionalismo se puede entender como la exaltación de una serie de elementos políticos, culturales, económicos, raciales, religiosos o históricos que constituyen la identidad de un pueblo o nación, como bien lo describió el escritor Octavio Paz en su memorable obra El Laberinto de la Soledad.
Surgen las expresiones nacionalistas en el siglo XVIII, particularmente en el contexto de la Revolución Francesa y se extiende por el mundo a lo largo de más de doscientos años de historia.
Nacionalismo y globalización
Hoy existe un factor que ha erosionado la estructura de los tradicionales y viejos nacionalismos. Y ese elemento tiene que ver con los procesos de globalización económica, que han modificado las bases de construcción de los perfiles de las sociedades modernas.
Las masivas manifestaciones que en los últimos días y semanas se han registrado a lo largo y ancho del territorio mexicano, tienen una particularidad, porque el foco de la inconformidad va dirigido hacia dos fuentes de concreto cuestionamiento.
La primera línea de crítica es, efectivamente, en contra de las políticas racistas, xenofóbicas y fascistas de Donald Trump, por su actitud discriminatoria en contra de la población migrante en la Unión Americana, en especial con los de origen mexicano.
La otra línea de cuestionamiento de las manifestaciones populares recientes también tiene como dirección al Estado Mexicano y a las elites políticas, por su actuación que mantiene a la Nación en una situación de complejas dificultades económicas.
El nacionalismo de estado cuestionado por la protesta
Por eso, las intensas manifestaciones ciudadanas de los últimos días, encuentran y localizan como destinatario asimismo al nacionalismo del Estado mexicano, como un acto de protesta colectiva por la forma de conducir inadecuadamente en las últimas décadas a la República.
Sí, hay que decirlo, los actos de protesta sociales van enderezados en contra de la administración norteamericana de Donald Trump, pero igualmente para demandar ajustes y cambios políticos que beneficien en términos generales al pueblo mexicano.
En la actualidad se tienen que recuperar las concepciones renovadas del nacionalismo, que conciten la unidad bien entendida, <no la conducta patriotera>, que permita crear una nueva moral pública al servicio del país, tal y como lo plantearon insignes pensadores como Justo Sierra, José Vasconcelos, Gómez Morín o Jaime Torres Bodet, entre muchos otros.
Hay que alentar la iniciativa colectiva para fortalecer la Unidad de los mexicanos, pero sólo para recuperar su grandeza, enrumbar el camino y definir nuevas formas de trabajo para el beneficio de los mexicanos.