Ayotzinapa, herida abierta que nos duele a los mexicanos
DAVID MONREAL ÁVILA
El pasado jueves, en la antigua sede del Senado de la República en Xicotécantl, al finalizar la ceremonia de entrega de la medalla Belisario Domínguez, la Senadora Layda Sansores San Roman, abordó al titular del Ejecutivo Federal para señalarle que “Le he dicho muchas cosas, señor presidente, pero hoy le pido que, ¡por amor a sus hijos nos digan dónde están los 43! ¡Usted lo sabe!”.
Un día antes, el miércoles 23 de noviembre, los padres de los normalistas desaparecidos, tras un mes de plantón afuera del Palacio Legislativo de San Lázaro, por fin tuvieron la oportunidad de hacer uso de la tribuna en aquel recinto legislativo que se supone es la “casa del pueblo”, ahí, recriminaron con justa razón a los legisladores la cerrazón y negativa por atender sus peticiones, volvieron a pedir una justicia pronta y expedita –tal y como lo mandata la Carta Magna- y que los hechos se esclarezcan a la brevedad.
A más de dos años de la trágica desaparición de los 43 normalistas, esta dolorosa página de nuestra historia reciente sigue siendo una herida abierta que nos duele a todos los mexicanos. Este hecho es la más clara muestra de que el ejercicio del poder en el país no es democrático, ni transparente y no se rinde cuentas a la sociedad.
La petición de mi colega Senadora al Presidente de la República, no sólo es una muestra de solidaridad de ella y de los integrantes de MORENA con los padres de los estudiantes, es también un reclamo enardecido de millones de mexicanos que pugnan porque los actos de impunidad desde el poder se terminen, porque se investiguen todas las violaciones a los derechos humanos y porque se haga justicia.
Nuestro país, a los ojos del concierto de las naciones y de los organismos defensores de derechos humanos, sigue siendo un violador sistemático de los derechos fundamentales, un día sí y el otro día también, ocurren asesinatos, desapariciones, secuestros, tortura, amenazas.
La llegada del nuevo Procurador General de la República abrió una línea de esperanza en este caso, línea que poco a poco se ha ido diluyendo porque desafortunadamente se ha seguido la línea de sus predecesores.
México tiene que despertar del peligroso letargo en el que se encuentra. En Morena seguimos y seguiremos pidiendo justicia y el esclarecimiento del caso de los 43 normalistas, y de igual modo, de todos los casos de desapariciones forzadas y crímenes de lesa humanidad, así como el castigo a los responsables.
La lucha sigue. La lucha es por la libertad de los presos políticos, la presentación de los desaparecidos y el esclarecimiento de los asesinatos de luchadores sociales criminalizados injustamente, tal y como lo mandatan nuestros documentos básicos.