La dupla Tello-Luévano

GABRIEL CONTRERAS VELÁZQUEZ

El relevo de la dirigencia del Revolucionario Institucional en Zacatecas pondrá en ejercicio uno de los acuerdos tomados al interior del partido durante el pasado proceso electoral. Como pago por desistir a sus aspiraciones al gobierno local y apoyar la candidatura de Tello, Roberto Luévano Ruiz -ex diputado, ex presidente municipal de Guadalupe – recibiría la batuta para coordinar, junto con el mandatario entrante, la elección extraordinaria en puerta y los comicios de 2018.

La tarea no es sencilla. Al interior del PRI los sectores desvencijados por la edificación de un gabinete que vivió las presiones propias del cambio de gobierno, los puestos previamente designados como pago por apoyos recibidos durante la campaña política, y nuevas caras que poco se identifican con la institución recelosa de sus filas, pondrá el fiel de la balanza en el consenso que pueda hilar la dupla Tello-Luévano.

Pero los pendientes no terminan ahí. El ambiente de división interna que vive el partido a nivel nacional, metido de lleno en un proceso escalonado para sacudirse los negativos que ex gobernadores como Roberto Borge y Javier Duarte han heredado, concentraron, hace unos días, las tensiones en la correlación de fuerzas entre los priistas veracruzanos (diputados federales, diputados locales, ex funcionarios) y el presidente del Comité Ejecutivo Nacional, Enrique Ochoa Reza –balconeado por esos contras de recibir una liquidación onerosa después de renunciar a la titularidad de la Comisión Federal de Electricidad.

El nuevo líder del partido se encuentra en condiciones precarias para conformar hoy un Comité Nacional que mire por el interés de su otrora principal promotor. La salida de Luis Videgaray del gabinete federal ha dejado a Ochoa en la orfandad política y sin posibilidades de asestar un golpe fulminante en contra de los ex gobernadores auscultados públicamente por sospechas de corrupción.

A Javier Duarte apenas ha podido suspenderle momentáneamente sus derechos de militante, debido a que se encuentra en un proceso de investigación por probable comisión de diversos delitos que giran en torno a desvío de recursos.

Ochoa no sólo atravesará la próxima Asamblea Nacional del PRI con mínimo respaldo de su militancia; también estará ahí en calidad de testigo. Después de las elecciones locales de 2017, Enrique deberá prepararse para dejar la dirigencia en manos del grupo que aglutine más apoyos en dicho cónclave.

Y es que el Revolucionario Institucional apunta hacia una jornada electoral que no los lleve al tercer lugar de las fuerzas políticas nacionales. El candidato natural, en estos momentos, es Miguel Ángel Osorio Chong. Las encuestas que a lo largo de este 2016 se han levantado lo mantienen con preferencias suficientes para aparecer en la boleta electoral de 2018 y dar la pelea en tercios.

Sin embargo, Manlio Fabio Beltrones recompone poco a poco sus activos al interior del partido. No los necesarios para regresar a la lucha por la candidatura, pero sí los adecuados para mantenerse como aval en la Asamblea Nacional. El político sonorense impulsaría, como carta de presentación en la negocia, el ya conocido proyecto de perfiles externos o “candidatos ciudadanos”.

Mantendría también la narrativa de la necesaria autoevaluación al interior del PRI, misma que deberá concluir con candidatos “frescos” o “nuevos”, comprometidos con prácticas políticas que reivindiquen a las bases y al ciudadano, y al mismo tiempo censure a ex funcionarios y ex gobernadores de “la vieja escuela”.

El fondo de la ecuación de Beltrones, más que enfocarse en los nombres de posibles candidatos externos, será impulsar el compromiso del próximo abanderado priista por los valores que el partido ha perdido y debe retomar. Tiene la oportunidad de abrir los frentes temáticos de la campaña del 2018, no del candidato.

En el ocaso del sexenio de las grandes reformas el reto más importante del priismo nacional no es la difusión de los beneficios de las mismas, o la defensa de sus muy cuestionados impulsores.

De acuerdo a la encuesta nacional GEA-ISA “México: política, sociedad y cambio”, correspondiente al tercer trimestre del 2016, la imagen actual del Revolucionario Institucional está íntimamente ligada por la ciudadanía con conceptos como: corrupción, fraudes y privilegios económicos. Encuentra congruencia con la medición sobre los índices de aprobación del gobierno de Peña Nieto, que de acuerdo a la empresa Parametría apenas es reconocido por el 30 por ciento de la población.

La materia de trabajo de la dupla Tello-Luévano está en la mesa. La información sobre el desaseo multimillonario en licitaciones y compras durante el sexenio de Miguel Alonso da al nuevo mandatario un margen de maniobra reducido.

El discurso de la dupla no debe salirse de esa realidad donde también la Auditoría Superior de la Federación ha observado alrededor de 4 mil millones de pesos de recursos nacionales para Zacateca en incorrecta aplicación, entre 2011 y 2014, como lo expuso La Jornada Zacatecas hace una semana.

Twitter: @GabrielConV

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