Desde hace medio siglo el doctor Maximino Luna realiza investigación del maíz
Zacatecas, Zac.- El doctor Maximino Luna Flores dedicó 50 años de su vida a la investigación en maíz, a través de instituciones como la Unidad Académica de Agronomía (UAA), de la Universidad Autónoma de Zacatecas (UAZ), en donde realizó proyectos de investigación y se desempeñó como docente durante 31 años; así como en el entonces Instituto Nacional de Investigadores Agrícolas (INIA), hoy Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP), en donde laboró durante 37 años.
Durante su carrera, el doctor Maximino Luna Flores fue miembro nivel III del Sistema Nacional de Investigadores (SNI). Publicó cerca de 40 artículos científicos en revistas indizadas nacionales e internacionales, así como 40 artículos de divulgación científica. Impartió de 90 a 100 pláticas en demostraciones de campo relacionadas con el maíz y participó en cerca de 70 congresos, nacionales e internacionales.
“En mi trayecto académico también asesoré 126 tesis, algunas como director y otras como asesor, de las cuales seis fueron de doctorado, 40 de maestría y 80 de licenciatura”, narró en entrevista.
Ingeniería en agronomía como una forma de vida
Luna Flores nació el 8 de junio de 1942, en Puente de Ixtla, en el estado de Morelos. El porvenir de una familia campesina fue el principal motivante para elegir su carrera de ingeniería en agronomía, puesto que tenía la intención de continuar con el apoyo a su familia en el trabajo del campo y con fines económicos. Entonces decidió ingresar a la Escuela Nacional de Agricultura, hoy la Universidad Autónoma Chapingo.
“En abril de 1967, cuando terminé la carrera, me buscaron del INIA para hacer investigación en maíz y en sorgo; me enviaron a trabajar a Torreón, Coahuila, en el Campo Agrícola Experimental de La Laguna (Caelala). Durante esa estancia también asistía al estado de Durango a hacer experimentos de maíz, ya desde entonces eran 440 mil hectáreas de maíz las que se cultivaban ahí. También me trasladaba a Chihuahua, en donde sembraban más de 200 mil hectáreas”, describió.
En 1970, ingresó como becario del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) al Colegio de Posgraduados de Chapingo para realizar su maestría en genética. Regresó a colaborar al INIA en Torreón, Coahuila, después de su titulación, el 27 de junio de 1972. Ahí formó algunas variedades de maíz junto con un equipo de investigadores, del cual formaron parte Eustacio Zerpa Figueroa y Rafael Ortega Paczka.
“En enero de 1975 obtuve otra beca de Conacyt para estudiar el doctorado en genética, cuyo contenido se basa en fitomejoramiento o mejoramiento genético vegetal. También lo llevé a cabo en el Colegio de Posgraduados de Chapingo. Terminé los estudios y me titulé el 2 de febrero de 1979”, refirió.
Posteriormente, coordinó el Programa de Mejoramiento Genético del Maíz de Temporal Deficiente, que incluía los estados de Durango, Zacatecas, San Luis Potosí, Aguascalientes y parte del norte de Guanajuato, a través del INIA.
“El maíz es el segundo cultivo en importancia en el estado de Zacatecas. Cifras del Inegi indican que son cerca de 80 mil familias en Zacatecas las que se dedican a la siembra del maíz, distribuidas en 300 mil hectáreas, casi todas de temporal. Por ello es importante seguir trabajando el maíz, porque es una fuente económica importante para las familias que lo cultivan”, reseñó.
El doctor Maximino Luna relató que en julio de 1984 llegó a radicar en Zacatecas, al Campo Experimental del municipio de Calera, también por parte del ahora INIFAP, en donde contribuyó en investigación hasta el 2005.
La docencia, una actividad motivadora
“La docencia es una actividad en la que los jóvenes nos contagian su entusiasmo, nos motivan y obligan a mantenernos actualizados de la información para impartir clases. Otra razón por la que me gustó ser maestro es que la experiencia que va uno adquiriendo también la quisiera compartir entre las nuevas generaciones y darla a conocer para enriquecer la educación”, exteriorizó.
Luna Flores expuso que desde 1987 perteneció al SNI. Continuó desarrollando proyectos en colaboración con otros investigadores. En 2005 inició su último proyecto, el cual concluyó en 2015. Con esta investigación logró obtener tres variedades de maíz tolerantes a sequía, con la colaboración de: ingeniero Roberto Ruiz de la Riva, José Hernández Martínez, Pedro Zesati del Villar, Alfredo Lara Herrera, el señor Francisco Luna Ortiz, y los estudiantes que obtuvieron títulos de maestría o licenciatura con trabajos desarrollados en este proyecto: Serafín García Hernández, Loera Martínez, Félix del Jesús Cedeño.
“Cada una de mis aportaciones, tanto en el ámbito de la investigación como en las enseñanzas que comparto a mis alumnos, me han dejado satisfecho. Aunque era mi trabajo, por el cual recibía un salario, considero que he participado en la generación de algo que ha sido útil para varios productores y en la mejora de la capacitación de muchas personas; por ello creo que cumplí con lo que estaba recibiendo a cambio”, concluyó.