Miguel Alonso me quiere quitar el desarrollo turístico del Chique
JAIME ENRÍQUEZ FÉLIX
El terreno de casi 30 hectáreas que adquirí a finales de la década de los 80’s de su entonces propietario Francisco González Lara, lo dejé añejar pasando el tiempo, buscando un proyecto que garantizara no sólo mi seguridad financiera –compradores hubo muchos, el mismo Tony Aguilar- sino que en la madurez de mi vida sirviera para impulsar un desarrollo que contribuyera a hacer progresar no sólo al municipio de Tabasco, sino a la región del Cañón de Juchipila en su totalidad, influyendo turísticamente a las capitales de Zacatecas, Aguascalientes y del estado de Jalisco.
Luego de algunos años de rumiar la idea, encontré al “hombre del proyecto”: el arquitecto francés nacido en Cannes, Michel de la Rue. Él ha sido diseñador de hoteles de playa como Las Brisas en Acapulco, y de lugares de descanso afamados en México, como Tequesquitengo y Cocoyoc, e incluso en Valle de Bravo están estampadas sus ideas y estrategias, sobre todo en lo que se refiere al rescate de la arquitectura del lugar.
Visitó Zacatecas hace muchos años por primera vez. No es necesario decir que le encantó. Le acompañó su hija, una fotógrafa internacional que publicó recientemente en Europa un libro sobre luchadores mexicanos y otro más sobre toreros mundiales.
Siendo Secretario de Turismo el actual gobernador Miguel Alonso, autorizó el proyecto del Desarrollo Turístico La Presa del Chique. El gobierno –sumado el estatal y el federal- me ofreció un crédito de 6 millones de pesos a pagarse a 30 años. Entre corridas financieras, estudios de mercado, diseño de cabañas, del restaurante “La Palapa”, etc., el costo primario llegó a los 2 millones de pesos. El gobierno me ofreció un millón de pesos a través del Fondo Plata tan solo para financiar estos estudios. Cubrí todos los trámites, ya que el empréstito tenía aportación estatal y federal. Logré que el proyecto triunfara.
La Federación aportó 3 millones de pesos al gobierno estatal, pero este no tuvo con qué cubrir los otros tres. Por lo tanto no hubo crédito y me quedé con la deuda de un millón de pesos que me ofrecieron a través del Fondo Plata. Vinieron los balazos y fue prácticamente imposible no ya desarrollar la zona sino entrar al lugar. Cubrí aportaciones a la deuda del Fondo, sin tener ingresos provenientes de un Desarrollo que no podía arrancar, que no podía tener clientes y por lo tanto ingresos. Fue de mi personal patrimonio que se hicieron esos primeros pagos, nunca suficientes para un organismo como el Fondo Plata que ha elaborado una agiotista relación que lleva a 5 millones de pesos tan solo los intereses moratorios
A lo largo de todo este tiempo, en repetidas ocasiones, hubo ofrecimientos de mi parte para renegociar la deuda, pero por motivos oscuros, el asunto se dilató de manera infinita. Vi al gobernador después de meses de espera, ofrecí un terreno adjunto al Desarrollo con todos los servicios de urbanización: agua, luz, teléfono e ingreso a la comunidad colindante. La idea fue aprobada como correcta y equitativa. Se valuó el terreno en dación. Sin embargo, para concretar el tema me canalizó con su Secretario Particular Rafael Sescosse. Firmamos documentos formalizando esta operación, sin embargo, a la fecha nada se ha finiquitado. Hay un juicio que emprendió el Banco HSBC representando al Fondo Plata, y el mes de agosto se ha fijado como fecha para el remate.
Volví a ver al Gobernador. Ratificó su palabra de intercambiar la propiedad para el finiquito –nunca pedí condonación de la deuda, pues es un hecho que me parece inmoral-, pero es claro que lo que les importa es El Chique, porque piensan hacer un corredor turístico con propiedades de ellos mismos desde Malpaso, pasando por haciendas que han comprado en Villanueva, atravesando El Chique e incluyendo a la antigua hacienda de alcohol y piloncillo de la familia Sescosse. No hay forma de que se respete la palabra del Gobernador Miguel Alonso: la decisión pareciera estar tomada en favor de sus muy particulares intereses sin importar acuerdos firmados, avalúos legales repetidamente realizados y compromisos empeñados.