Vidas paralelas

SOLEDAD JARQUÍN EDGAR

Un enfrentamiento que deja muertos, heridos, detenidos y desparecidos.

Al final, Nochixtlán nos confirma algo más: el gobierno no cambia. Sea del color que sea siempre asumirá las mismas actitudes y recurrirá a los lugares comunes.

Nochixtlán nos revela que la guerra mediática es una forma de controlar a algunos sectores de la población. Y las redes sociales son el espacio donde se da rienda suelta a la confrontación ciudadana.

Nochixtlán nos deja un mal sabor de boca. El nuestro es un país que tiende a repetir la misma historia.

Nochixtlán llora a sus muertos y reclama a sus desaparecidos, entre ellos una mujer.

Del otro lado, nada cambia. Causa asombro la actitud asumida por el gobernador Gabino Cué y la incertidumbre que provoca a la ciudadanía el Secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, y ya no se diga del Comisionado General de la Policía Federal, Enrique Galindo.

Los hechos nos regresan casi medio siglo. No hemos cambiado, creímos que habíamos avanzado, que ya éramos mejores, que las reformas constitucionales al artículo 1º (de 2011) en materia de derechos humanos nos daría de una manera fundamental mejores instituciones. ¿Qué no de eso se trataba? ¿De reconocer los Derechos Humanos y sus garantías?

Tal parece que no. Y digo que se repite la historia porque cada vez que hay enfrentamientos de este tipo con policías armados hasta los dientes, como lo revela el magnífico trabajo de las y los muy destacados reporteros gráficos oaxaqueños, que se enfrentan a una población harta hasta la médula de la corrupción, cansada de promesas que no se cumplen, fastidiada de gobiernos omisos e ineficaces, que encuentran en el movimiento magisterial una oportunidad para subirse al tren para decirle a los gobiernos municipal, estatal y federal ¡Aquí estamos!

Es muy común decir nosotros no fuimos. Ellos dispararon primero. Ellos nos emboscaron. Ellos están infiltrados por grupos guerrilleros. Ellos nos hicieron responder. Pero la mentira se cae gracias, entre otras muchas cosas, a los testimonios de la prensa, no de la escrita, sino de la prensa gráfica.

Desde la represión estudiantil del 68, cuando se acusó de que manos prosoviéticas (comunismo) estaban detrás para descarrilar a este país, hasta Ayotzinapa, donde el contexto se muda a la guerrilla y al narcotráfico. ¿Acaso no lo dijeron?  Ahora lo mismo, “infiltrados guerrilleros”.

Sin duda, la historia se repite para justificar una clara violación a los derechos humanos de un grupo de manifestantes, pobladores o como dicen por ahí, “adherentes” a la causa magisterial, que insisto quedó lejos de algún modo, pero que aprovecha bien a los muertos para sacar agua para su molino: Se negocia la libertad de sus dirigentes que tras su detención se desataron los demonios, ¿acaso lograran echar para atrás la reforma educativa? ¿Quién va a pagar los platos rotos?

Y qué decir de Gabino Cué cada vez más opacado, cada vez menos querido. Ahora sí que no quedó bien ni con unos ni con otros. Ni con los que están a favor del llamado “movimiento magisterial”, ni con los que están en contra de el.

Cierto es el final de sus días como gobernador de Oaxaca, cinco meses más para que se vaya a disfrutar la vida, como lo hacen todos los que han gobernado antes, se van sin cargos de consciencia, porque esa condición no es propia de quienes pierden su humanidad. Hay retiro por disfrutar, qué más da lo que suceda, de lo que lo acusen, lo que se compruebe. Históricamente ningún gobernante ha sido preso por corrupción, por enriquecimiento ilícito, tal vez alguno que otro colaborador, tal vez alguno tuvo que pasar días, meses y algunos años sobre todo por sus nexos con el narcotráfico, eso que yo diría es el poder paralelo de México.

Y para demostrar que es buenito, que actuó bien, le paga a Televisa una entrevista donde ya nadie le cree y muestra como dice una querida amiga una vida paralela, inventada. La tragicomedia del final de su mandato, terminará en drama, aunque reitero, el ya mandó al diablo a Oaxaca.

Ahora en plena crisis para Oaxaca otro fantasma recorre la entidad, la rumorología sobre el desabasto. Me parece esa rumorología como que si fue, la plaga de las langostas que sí provocó hambruna en los siglos XVIII y XIX. Porque lo decían en redes sociales hace unos días ¿por qué los mercados públicos de Oaxaca están repletos de mercancías y los supermercados trasnacionales no?  Bien, usted lo dijo, yo solo lo pensé, están especulando.

¡Hasta cuándo! Dice la gente molesta. Me refiero a las personas que no tienen ninguna filiación con el magisterio, que también se ha ganado a pulso muchos odios. Lo cierto es que las manifestaciones que hemos visto en diversos municipios de Oaxaca van más allá del magisterio es una demostración de enojo, de cansancio, de reclamo sí, a Enrique Peña Nieto que se exculpa asimismo y a Cué que sueña con la llegada del 30 de noviembre.

Y finalmente Nochixtlán dejó en claro que ni Aurelio Nuño, Secretario de Educación, ni  Miguel Ángel Osorio Chong tienen capacidad para ser presidenciables. Ya con lo que tenemos es suficiente como para creer que la historia puede repetirse.

@jarquinedgar

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