Zacatecano se abre paso en el retador mundo de Silicon Valley
Mountain View, Cal.- Manuel Sescosse y Lorenza Lanz conforman una pareja de jóvenes mexicanos, que encaja cabalmente en el desafiante ambiente de innovación y emprendimiento que caracteriza a Silicon Valley.
La zona es un imán para atraer personas con talento en una diversa red de profesiones y orígenes, y Sescosse y Lanz son dos más de los miles de inmigrantes que llegan aquí a probar sus capacidades y aprovechar las características que han llevado a crear en esta parte de California una área de innovación continua.
Sescosse, a sus 30 años de edad, ha logrado cosas que a muchos hombres exitosos les habría tomado toda la vida.
El joven, originario de Zacatecas, cuenta ya con la experiencia de haber sido uno de los tres socios fundadores de una compañía que recabó 30 millones de dólares en una primera ronda de inversión.
El objetivo es desarrollar una red de hospitales de segundo nivel en ciudades medianas en México, que actualmente cuenta con tres hospitales y 700 empleados.
Creó, además, la compañía Altia Health, una «startup» para organizar y enlazar datos de salud de forma que sean de fácil acceso para médicos, farmacias y pacientes en Latinoamérica.
Sescosse, quien se graduó en 2008 como licenciado en Administración Financiera por el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey, cuenta también con dos maestrías en la Universidad de Berkeley, una en salud pública y otra en administración de negocios.
En la actualidad trabaja en el área de desarrollo de negocio para Miroculus, una compañía de biotecnología en Silicon Valley que desarrolla una plataforma para detectar con un simple análisis de sangre enfermedades como el cáncer y otras, sin tener que hacer procedimientos invasivos como las endoscopias.
Sescosse se define como un apasionado de los asuntos relacionados a la salud, a pesar de tener inicialmente una formación académica orientada a las finanzas. El producto básico de una institución o empresa de salud, explica, es reducir el sufrimiento humano «y eso me gusta mucho».
Otro de sus intereses es la tecnología y es precisamente la industria de la salud la que más uso de alta tecnología demanda, después de la industria militar, comenta en una entrevista con Notimex en un café de Mountain View, en la parte sur de la Bahía de San Francisco, mientras espera a su esposa Lorenza.
El sitio está lleno de hombres y mujeres absortos trabajando en sus «laptops» dando forma a sus ideas, buscando el desarrollo de una nueva empresa que quizás venga a revolucionar el mundo como Google, Facebook, Uber y otras más que han surgido en Silicon Valley en las últimas dos décadas.
«Aquí se está definiendo cómo se va a diseñar al ser humano de la siguiente generación», suelta Sescosse, al definir el ambiente de creatividad y trabajo que se tiene en Silicon Valley, sitio donde se cruzan la innovación, la tecnología y el emprendimiento, como en ninguna otra parte.
Sescosse indica que fue eso lo que lo atrajo a establecerse en esta área, además de que no muy lejos al norte, se ubica la Universidad de California en Berkeley, donde estudió sus maestrías con la ayuda de una beca Fulbright-García Robles otorgada por la Comisión México-Estados Unidos para el Intercambio Educativo y Cultural.
En esa universidad, Sescosse encabezó por un año la Asociación de Estudiantes Mexicanos en Berkeley (MEXASB), que además de fomentar la camaradería busca formas para que más mexicanos puedan asistir a esa universidad.
Actualmente se tienen más estudiantes afganos en Berkeley que mexicanos, lamenta, al apuntar que es algo que debe cambiar.
La entrevista transcurre con los detalles de cómo a los 24 años de edad, Sescosse junto con dos socios, Emiliano Zedillo y Paulino Davó, idearon y constituyeron la compañía Soluciones e Inversiones en Salud Integral (SISI) para establecer hospitales de buena calidad en ciudades medianas de México y cómo armaron el proyecto y levantaron el capital necesario para ponerla en marcha.
La compañía, denominada ahora «Grupo H+» cuenta ya con hospitales en Querétaro, San José del Cabo y San Miguel Allende y ha comenzado a expandirse para crear casas de asistencia para adultos mayores.
A la conversación se suma luego Lorenza Lanz, la esposa de Manuel, también de 30 años de edad y originaria de la Ciudad de México. La pareja se casó hace tres años luego de haberse conocido casualmente en España, donde ella estudiaba un curso de intercambio.
El matrimonio llegó al área de California con un plan preconcebido de desarrollo conjunto.
Lorenza trabaja actualmente en Google, una de las compañías icónicas de Silicon Valley, donde se encarga de supervisar la comercialización de la suite de aplicaciones de la firma tecnológica para las empresas.
Lanz revela que a pesar de tener una licenciatura de mercadotecnia, lo que más le apasiona son los temas relacionados con la educación y cómo la tecnología puede hacer escalar la educación para hacerla accesible a un mayor número de personas.
«La educación es la única forma en la que se puede hacer el cambio en México», comenta al hablar apasionadamente de su país y de su deseo de contribuir a su desarrollo.
«Se puede venir y hacer cosas interesantes, aprender aquí y llevártelo a México», dice Lorenza.
Lorenza y Manuel tienen claro en sus planes futuros que regresarán a México, y que no perpetuarán la fuga de cerebros que ha padecido el país por décadas. «Todo lo que somos, todo lo que tenemos, se lo debemos a México», expresa Manuel.
LNY/Notimex