PRI, gran perdedor

CAMERINO ELEAZAR MÁRQUEZ MADRID

Luego de los comicios locales del 05 de junio el rumbo de la elección presidencial del 2018 ha quedado marcado. Es claro que los ciudadanos sacarán al PRI del gobierno federal, los votantes hicieron historia en las urnas, ese partido ha perdido el control del 54 por ciento de las gubernaturas de los estados de México.

Desde la conformación del Partido de la Revolución Democrática (PRD), hace 26 años el PRI comenzó a presentar diversas fracturas políticas y sociales debido a que este nuevo instituto tomó fuerza entre la población y se convirtió en el primer partido de oposición en México.

A partir de su nacimiento, el PRD comenzó a ser crítico permanente de la forma en que el PRI gobierna,  ya que ese partido desde entonces ya implementaba diversos mecanismos para engañar y coaccionar a los votantes a fin de permanecer mandando en cada rincón del país.

Sin embargo, la mayoría de los mexicanos que el pasado domingo participó con su voto en el proceso electoral han logrado que el PRI tenga el índice más bajo de gobiernos estatales de su historia, de gobernar a más de 66 millones de mexicanos ahora esa cifra disminuirá a 54 millones, números que garantizan la evidente caída del priísmo en el país.

Los resultados de la elección son de gran interés, pues son antecedentes y hechos históricos para varios de los catorce estados en los que ésta se realizó. Luego de más de ochenta años el PRI dejará de gobernar Tamaulipas y Veracruz, las administraciones de Egidio Torre Cantú y Javier Duarte de Ochoa han sido castigadas por los votantes.

En tal sentido, las coaliciones ganadoras que el PRD y el PAN encabezaron en cinco estados lograron sacar al PRI no sólo de Veracruz sino también de Quintana Roo y Durango. Por ello la disminución de más de 10 millones de mexicanos que afortunadamente ahora ya no serán gobernados por el autoritarismo del PRI.

Además, otro de los resultados de gran importancia para el PRD y la oposición en México, es la supremacía que seguirá permeando en la Ciudad de México debido a que los ciudadanos de la capital votaron y una vez más decidieron que la izquierda sea mayoría en la Asamblea Constituyente.

Sin embargo, como cada proceso electoral, nuevamente el PRI encabezó diversos actos para comprar a los electores, principalmente en estados como Oaxaca, Tlaxcala y Zacatecas operó para favorecer a sus candidatos, a través de engaños y dadivas a la población e incluso evitaron que mucha gente saliera a votar, los ciudadanos no se sentían con libertad y tranquilidad.

En Oaxaca el proceso electoral se llevó a cabo en un contexto de violencia e impunidad, el cual también se replicó en otras entidades, fueron campañas electorales con ausencia de propuestas pero sí con guerra sucia en donde la calumnia y la descalificación eran imperantes.

Fue evidente la desesperación de la federación y de algunos gobiernos estatales del PRI, pues sabían que los ciudadanos los castigarían, por ello le apostaron a emprender la batalla electoral a través de difamaciones pero sobre todo aterrorizando a los ciudadanos para que votaran a su favor o para que no fueran a las urnas.

Esta elección ha quedado marcada por la presencia de un sin fin de escenarios, desde el aprovechamiento y la vulnerabilidad de la población más pobre, ya que se compró la voluntad con despensas, utilitarios, electrodomésticos y vales, hasta la ilegalidad con la que muchos juicios electorales fueron resueltos.

Los comicios del 5 de junio demostraron que ahora estamos muy  lejos de las viejas y tradicionales prácticas para la compra y coacción del voto, pues éstas se han renovado e intensificadas con el único propósito de impedir el ejercicio de nuestros derechos.

Además, es reproblable que las autoridades electorales no hayan generado las condiciones fehacientes y creíbles  para la validez de los resultados de las elecciones, incluso no se procuró el respeto a la decisión ciudadana. Son muchos los casos en los que se vulneró el derecho a participar libre y democráticamente.

Por ello el PRD desde el inicio del proceso electoral ha denunciado y condenado todos los actos violentos que pretendieron inhibir la participación ciudadana durante la jornada, ya que el propósito fundamental fue desestabilizar a la sociedad para con ello el partido el poder verse beneficiado.

Ahora el Sol Azteca está defendiendo el voto para que se respete la decisión de las mayorías, además estamos promoviendo que los resultados electorales verdaderamente se den en un marco de certeza, legalidad, independencia, imparcialidad, máxima publicidad y objetividad.

Uno de los casos particulares en los que el PRD actuará es por la elección de la gubernatura en Tlaxcala, haremos uso de todas las vías e instancias para defender el triunfo de Lorena Cuellar, pues esa fue una elección de Estado en la que el PRI pretende imponerse, sin embargo los perredistas defenderemos la decisión de la mayoría de los ciudadanos.

Las alternancias políticas venideras deberán consolidarse entre la sociedad, para que así sean parte del urgente cambio de gobierno federal. Los partidos políticos tienen que vigilar que los próximos gobernadores cumplan con las agendas y proyectos que durante la campaña electoral difundieron, debido a que eso es lo que garantizará la confianza y credibilidad de la ciudadanía para el triunfo del 2018.

Secretario de Organización del Comité Ejecutivo Nacional del Partido de la Revolución Democrática

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