Educación en disputa y el activismo de la Iglesia
* El activismo político en tiempos electorales del obispo Sigifredo Noriega Barceló
*La tragedia educativa del pueblo y sus culpables a través de la historia
MANUEL IBARRA SANTOS
En el fragor de las campañas electorales rumbo a los comicios del cinco de junio próximo, la Iglesia católica, en una iniciativa vestida de oportunismo estratégico, antes que cualquier otra institución, organizó en la ciudad de Zacatecas, el encuentro titulado “Emergencia Educativa en un Cambio de Época”, acontecimiento que colocó en el centro de la disputa, el tema de la enseñanza pública.
El evento se verificó (el pasado jueves 14 de abril) en un recinto simbólico propiedad de la Máxima Casa de Estudios, ubicado en el corazón de la capital, el teatro Calderón, donde el obispo Sigifredo Noriega Barceló ratificó su activismo para hacer presencia en los más variados asuntos de la sociedad. Por si fuera poco, se contó con el aval y la presencia de Christophe Pierre, el recién nombrado por el Estado Vaticano como su representante diplomático y apostólico en la Unión Americana.
A través de los tiempos, la Iglesia ha asimilado una enseñanza histórica: quien maneja y controla la educación, no sólo controla las conciencias de un pueblo, sino y sobre todo, los destinos de una nación. Esta lección no la deben olvidar los representantes del Estado Mexicano, para evitar que se repitan los horrores del pasado.
Al evento educativo organizado en Zacatecas por la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), asistieron docentes de escuelas públicas y privadas, padres de familia, representantes de organizaciones católicas, auto/denominados liberales (algunos de ellos vergonzantes masones de la época terciaria) y una buena cantidad de funcionarios públicos.
Destacó en ese evento, la voz críticamente diplomática del profesor Ubaldo Ávila, Secretario de Educación en la entidad (Seduzac), quien recordó a los asistentes que es el Artículo Tercero de la Constitución la única fuente jurídica que orienta en este país el sentido de la educación pública y sus principios democráticos de laicidad y obligatoriedad. Puso en contexto, sin cortapisas, la relevancia de la separación Iglesia/Estado.
La disputa histórica de la educación pública en México
La disputa por el control de la educación pública data de siglos y ésta ha sido motivo de confrontaciones fratricidas y de guerras que han dividido y sangrado a la Nación.
Durante los 300 años de la época colonial, la Iglesia tuteló y manejó los asuntos de la educación. En 1810, año coincidente con el inicio del movimiento de Independencia, el 98 por ciento de la población se encontraba en situación de analfabeta. A finales del siglo XIX la circunstancia escolar no había cambiado mucho y la ignorancia era el factor dominante. Estos datos los narra con realismo provocador el escritor Francisco Martín Moreno, en su libro “México Ante Dios”.
En la tragedia educativa que a través de los años ha sufrido el pueblo mexicano y que hoy se confirma con escalofriantes datos que ratifican el fracaso de la escuela, existen muchos responsables. Uno de ello es, sí, el Estado Mexicano, pero la Iglesia tiene mucho de culpa.
Las cifras del fracaso y la tragedia educativa actual son monumentales: 31 millones de mexicanos mayores de 15 años están en rezago educativo y de esos más de 325 mil son zacatecanos. A eso habría que agregar los cientos y miles de jóvenes que no pueden cursar los estudios de bachillerato y de enseñanza superior.
En el Estado de Zacatecas, de las 5 mil 346 escuelas que funcionan en todos los niveles, sólo el 6% de ellas son de financiamiento particular, la mayoría de corte religioso.
Y es que la educación no hay que concebirla como una mercancía, con fines de lucro, sino como un excepcional bien social.
El nuevo reto del estado y las iglesias:
Hoy las iglesias debiesen de cumplir en esta época de cambio, un nuevo rol para promover el desarrollo humano y la prosperidad colectiva. Lamentable que los demás actores políticos no actúen con responsabilidad y con sentido de la historia.