El demonio que habita México y su imperio del mal
RAÚL SILVA TORRES
Desde el 2007 México ha sufrido los embates del crimen organizado, cuando el entonces presidente mexicano, Felipe Calderón le declaró la guerra al narcotráfico. Ahí comenzó la historia de terror.
La escalada de violencia parece no tener fin en un México plagado de corrupción, ambiciones políticas y hambre de poder. Han pasado más de 8 años del inicio, pero las llamaradas del infierno no parecen tener fin.
Ahora el mandatario del país es otro, es Enrique Peña Nieto, y nada ha cambiado para bien. Seguimos envueltos en un espiral de sangre, balas y barbarie. Envueltos en la agonía y la orfandad.
La violencia simplemente no has rebasado, ha superado al sistema de seguridad nacional; nos ha robado la paz, la conciencia y nos ha convertido en cómplices del gobierno, cómplices de la delincuencia.
Ahora los mexicanos transitamos ensimismados entre temores y problemas económicos. Somos como muñecos de trapo. Permanecemos sordos, mudos y ciegos ante tanta maldad.
México es un infierno, nadie lo puede negar. En este reino del mal el demonio es el narcotráfico, y el estado-gobierno es su secuaz.
No hay día en que no se conozca de un hecho violento. Lo lamentable es que a muy pocos les causa escalofríos ver los periódicos repletos de imágenes grotesca donde exhiben cadáveres envueltos en mantos de sangre, desmembrados y agujereados por las balas.
¿Cómo es posible que haya dejado de horrorizarnos la violencia y la veamos tan normal?, sin palabras.
Esta semana la actriz Susana Zabaleta comentó que la vida en México es como una serie de televisión de terror que cada día se vuelve más irreal, en donde la violencia tanto física como psicológica no tiene límite.
«Te asusta lo que la gente olvida y lo que nos están haciendo”, nunca antes sus palabras han tenido más sentido, ahora que nuestro país se ha vuelto tierra de nadie, sin leyes, sin gobierno, sin nadie que nos defienda del enemigo.
Con sus singular picardía, la también cantante dijo que pronunciarse en contra de los gobernantes es algo que no puede evitar: «No es gripa, ¿cómo se quita? Intentas y se te sale el monstruo de la boca porque los políticos son rateros y me da tristeza la poca confianza que tenemos”.
Estimaciones de algunos investigadores indican que el 2015 fue un año muy violento al registrarse dos muertes por hora en el país, unos 49 al día. Es decir, que cerró el año con unos 17 mil muertes violentas.
Según las últimas cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) de 2007 a 2014 se contabilizaron 164 mil víctimas. De ellas, más de 55 mil ejecuciones se perpetraron de 2012 a 2015, periodo gobernado por Peña Nieto.
Los asesinatos dolosos no son exclusivos de los delincuentes, desgraciadamente ha alcanzado a gente inocente, a activistas sociales y periodistas.
Muestra de ello, son los crímenes cometidos contra Miguel Ángel Jiménez, activista que lideró la búsqueda de los 43 estudiantes de Iguala desaparecidos el 26 de septiembre.
Otros ejemplos son las muertes del fotoperiodista Rubén Espinosa, que huyó de Veracruz para refugiarse en la capital mexicana, temiendo por su vida. Y recientemente la periodista Anabel Flores, que fue secuestrada por un comando armado y después apareció muerta.
Terrible que en México ser periodista sea sinónimo de criminal, encima de que el gobierno intenta acallar nuestra voz y amordaza a libertad de expresión, cada vez que hay un atentado fatal contra el gremio, las instituciones de seguridad determina que fue un ajuste de cuentas por tener nexos con el narco.
México es uno de los países con un alto índice de criminalidad y asesinatos vinculados al narcotráfico. También es el país más peligroso para ejercer el periodismo.
Es mi país, ese que se desangra poco a poco, donde la maldad se roba la inocencia y las balas la vida. No quiero una nación desolada, no quiero una tierra de oscuridad, y no quiero un infierno como reino. Solo quiero que México lindo y querido recobre la paz…
* Periodista Independiente