El emisario del gobernador de Zacatecas
RAÚL SILVA TORRES
De profesión magisterial y oficio político, Francisco Escobedo, actual diputado federal del PRI por Zacatecas no ha desatendido su papel de “emisario” del actual gobierno estatal. Así lo demuestran sus actos.
Fiel escudero del gobernador Miguel Alonso, siempre está dispuesto a lograr acuerdos y cerras negocias, sin importar los recursos que haya que utilizar.
Desde su llegada al congreso local en 2007 demostró aptitudes para conciliar y resolver conflictos. Motivos suficientes para fungir como presidente de la Comisión de Régimen Interno y Concertación Política (CRICP) y coordinador parlamentario del PRI de la 59 legislatura local del estado.
Había sido precedido por una “reputación aceptable” como alcalde de Mezquital del oro y Teul de González Ortega.
Su garra política ha sido bien recompensada por su jefe, pues le otorgó la Secretaría General de Gobierno, y se le encomendó la tarea de conducir la política interna de la administración pública alonsista.
Lo que hasta ese momento había hecho era hasta cierto punto decoroso; se conducía mesurado y ecuánime sin perder los estribos. Pero de esa imagen de hombre honesto y respetable poco queda.
En 2013 salió a la luz pública una grabación donde intenta comprar la conciencia de diputados de la 60 Legislatura local. Ofreció 100 mil pesos a cada uno de los que aprobara el paquete fiscal para 2013 por un monto de 22 mil 578 millones de pesos.
Un video publicado en youtube deja entre ver que el entonces secretario general de gobierno se condujera con un modo poco honesto para la aprobación de la Ley de Ingresos de ese año.
Las voces de los diputados y del propio Escobedo rendían cuenta de una negociación entre estos y el gobierno estatal. En la que se ofrecían 100 mil pesos para quienes votaran a favor. Claro, siempre y cuando no se le moviera ni una coma.
El soborno es una práctica, que al parecer, ya es muy cotidiana para el hoy diputado federal del tricolor, quien nuevamente fue ventilado en una grabación intentando negociar la aprobación de un empréstito de 9 mil millones de pesos, solicitado por el gobernador.
En una llamada telefónica, se escucha a Francisco Escobedo intentar comprar el voto del diputado local del PAN, Mario Cervantes, y al que le propone llegar a una negociación.
En esta nueva grabación, el panista señala a otros dos emisarios del gobierno estatal: Raúl Brito, titular de la Auditoria Superior del Estado y José Haro, diputado local del PRI.
Ambos intentaron convencerlo de aprobar el empréstito que actualmente se discute en el congreso local. Cervantes indica que votará en contra porque no le cumplieron los acuerdos de una anterior negociación, según la grabación.
Lamentable que en Zacatecas se quebrante la autonomía entre los poderes. Pues el Ejecutivo intente someter al Legislativo para conseguir sus intereses.
¿Y ahora que sigue? es la pregunta que todos los ciudadanos nos hacemos. Con seguridad puedo decir que no pasará nada; la corrupción no es delito punible en el país.
Vaya no habrá ni castigo social, pues ya tenemos bien claro que los zacatecanos no tenemos memoria y olvidamos las rapiñas políticas. Estamos acostumbrados que nos laven el cerebro, nos doren la píldora y nos hipnotice el canto de las sirenas.
Lo ocurrido es grave, pues estaríamos ante un presumo intento de cohecho, delito que consiste en que una autoridad acepta o da dádivas a cambio de realizar u omitir actos inherentes a su cargo.
Francisco Escobedo estará protegido por el fuero, que desde el punto de vista jurista es una prerrogativa que exime a diputados, senadores y servidores públicos de ser procesados o juzgados sin previa autorización del Poder Legislativo.
Esa especie de privilegio o inmunidad parlamentaria, es la que provoca que pululen emisarios de los tres órdenes de gobierno, total, los hace intocables.
¿Cuántos “emisarios” habrá en Zacatecas y en México?, deben ser muchos, no en vano somos uno de los países más corruptos del mundo, de acuerdo al Índice de Percepción de la Corrupción, que da a conocer transparencia internacional.
Ojalá que algún día, como ciudadanos y como servidores públicos, desterremos de nuestra vida diaria prácticas que corrompen la sociedad y promueven el menoscabo de valores como la honestidad.