Elecciones sin narrativa
El 14 de febrero del 2006 La Jornada dio a conocer una grabación telefónica entre Mario Marín y Kamel Nacif, en donde este último (involucrado en una red de corruptos y pederastas) felicitaba al entonces gobernador de Puebla por haber detenido a la periodista Lydia Cacho. En dicha ocasión, el abuso de autoridad, la corrupción y la falta de ética en su conducta como gobernante quedaron al descubierto.
El 14 de octubre del 2009, la Suprema Corte de Justicia de la Nación determinó que Ulises Ruiz Ortiz, entonces gobernador de Oaxaca, era responsable de violaciones graves de garantías individuales, cometidas por autoridades estatales hacia integrantes del movimiento de protesta que tuvo lugar entre mayo del 2006 y enero del 2007.
En el 2010, el PAN y el PRD construyeron coaliciones para enfrentar las elecciones en ambos estados. En ambos lugares, postularon a candidatos que tenían su origen en el PRI y que tenían una trayectoria sólida y popular: Gabino Cué Monteagudo y Rafael Moreno Valle.
En ambos casos, por cierto, Elba Esther Gordillo apoyó las coaliciones. En Oaxaca, con sentido de supervivencia, la candidata de Nueva Alianza declinó unos días antes de la elección a favor de Gabino Cué. Hoy es Secretaria General de Gobierno.
En Puebla, Rafael Moreno Valle es muy cercano en términos políticos a la lideresa del SNTE. En ambos estados había, por tanto, además de alianzas amplias, otras circunstancias: gobernadores impopulares, imposiciones en el PRI, apoyo del SNTE y candidatos populares de oposición.
La historia de Sinaloa no fue muy distinta; tampoco en Hidalgo o Veracruz (aunque en este último, el PRD, el PT y Convergencia presentaran candidato propio).
Todo esto viene a colación por las definiciones que se dieron el pasado fin de semana en el Estado de México y en Nayarit. El PRI logró llevar a los distintos actores involucrados en la sucesión a una decisión colegiada y que tuvo el consenso de las diferentes expresiones políticas.
En el Estado de México y en Nayarit el PRI registró candidatos únicos: Eruviel Ávila Villegas (alcalde de Ecatepec) y Roberto Sandoval Castañeda (alcalde de Tepic). En ambos casos, estos pre-candidatos lideraban las encuestas de preferencias electorales y se mencionaban con amplias posibilidades para encabezar, en caso de una ruptura, las coaliciones opositoras.
En Nayarit, las encuestas revelan que solo hay un escenario de alta competencia electoral que podría enfrentar el PRI: la candidatura de Martha Elena García Gómez encabezando una coalición PAN-PRD.
En el Estado de México, la oposición está metida en un laberinto sin salida. Las encuestas confirman la versión de Manuel Camacho Solís, en el sentido de que el único escenario de competencia electoral es el que se da cuando hay una coalición PAN-PRD que enfrenta al PRI. Siempre y cuando no haya una tercera opción electoral (PT-Convergencia) que encabece un candidato popular (Alejandro Encinas).
Si hay coalición PRD-PT-Convergencia o solo PT-Convergencia no hace gran diferencia en términos del escenario que se vislumbra: un esquema en el que los dos polos opositores obtienen una preferencia cercana al 25% y el PRI conserva una votación cercana al 40%.
Una ventaja muy difícil de remontar con un candidato popular como Eruviel Ávila. Tan buen candidato que los propios actores de la oposición, sorprendidos por su nominación, han pronunciado algunas frases de colección.
Los dirigentes nacionales del PAN y el PRD señalaron que el PRI eligió a su candidato “por miedo” a la coalición opositora, dejando entrever que escogieron, efectivamente, al que era su mejor candidato. Alejandro Encinas escribió en su cuenta de Twitter: “la candidatura de Eruviel es el primer triunfo que tenemos, la primera derrota que infringimos al grupo Atlacomulco”.
Al paso que van, perredistas y panistas van a terminar festejando un hipotético triunfo de Eruviel, aduciendo la “derrota definitiva del grupo Atlacomulco”.
Lo que sus declaraciones expresan es que ya no tienen narrativa. Si no se trata de sacar al hegemónico Grupo Atlacomulco del Palacio de Gobierno, entonces ¿de qué se trata? Peña Nieto, pese a todo, no es tan impopular como lo eran Ulises Ruíz o Mario Marín. Si se plantea la elección como referéndum, el escenario no es tan halagüeño.
Si se plantea una elección en base a popularidad y arraigo, es difícil competir contra un hijo de un chofer, que ejerció el oficio de vidriero por año, para convertirse en Doctor en Derecho y alcalde de Ecatepec en dos ocasiones. El primer político surgido de alguno de los municipios más poblados (Nezahualcóyotl, Ecatepec) con posibilidades de ser gobernador en las últimas décadas.
El PAN no tiene candidatos populares ni el apoyo, en esta ocasión, de Elba Esther Gordillo. El PRD tiene un solo candidato popular y competitivo, pero su principal base de apoyo (el lopezobradorismo) no está dispuesta a ir en alianza con el PAN.
Aunque insistan en llenar al Morena (Movimiento de Regeneración Nacional) de atributos morales cuasi-religiosos, cada vez son más visibles en su movimiento líderes de oscuro pasado y dudoso compromiso democrático, como sucede en Zacatecas y en la dirigencia nacional del PRD.
A muchos nos parece atractiva su consistencia ética y su rechazo a aliarse con personajes ligados a la tragedia nacional, pero no vemos por qué muchos de sus operadores sean distintos, pues muchos de ellos participaron de lleo en el Salinismo, el Zedillismo e, incluso, en el Foxismo.
El primer signo que ha impreso Humberto Moreira al PRI en la selección de candidatos es actuar con lógica. Y ante una oposición que actúa sin lógica, sin ética y sin narrativa, parece ser el antídoto perfecto contra las alianzas PAN-PRD.
*Diputado local