El estrés laboral

NORMA JULIETA DEL RÍO VENEGAS *

El servicio público es muy gratificante y  maravilloso, pues ejercer la administración pública  logrando metas y objetivos en beneficio de la ciudadanía es de satisfacción mayúscula.

Trabajar de acuerdo a las metas establecidas en un inicio de año y realizar la labor sin presión alguna de por medio, logrará resultados benéficos para la sociedad en su conjunto.

El estrés en el servicio público y en cualquier actividad trae como consecuencia que las cosas se hagan al vapor y con las prisas por cumplir, sin garantía de que el trabajo se encuentre al cien.

Esta situación se da cuando las exigencias en el trabajo van más allá de las propias necesidades, o también hay que decirlo, cuando dejas de hacer lo que establece tu responsabilidad y ello lleva consigo un atraso en metas.

Trabajar bajo estrés no muchos lo pueden lograr, es cuestión de controlarlo, pero en ocasiones, la presión sobre las personas es por causas ajenas al jefe o a veces, al subordinado.

Un verdadero servidor público es aquel que hace su trabajo apegado a la legalidad y ejerce un verdadero Estado de Derecho, el que es estricto en su trabajo y en su responsabilidad, pero también aquel que escucha a sus subordinados de cualquier nivel.

Te congratulas al escuchar comentarios positivos sobre tu desempeño y desarrollo, pero no cuando se habla de cualquier servidor público por un mal desempeño o peor aun por negligencias y actos indebidos.

Los cargos en niveles jerárquicos son responsabilidades que cuentan con fecha de inicio y de conclusión, ahí no hay más. Por ello, el tiempo establecido debe de aprovecharse a cada momento para trabajar y disfrutarlo sin angustias mayores que al final afecten tu entorno familiar, debe de ser al contrario, que al paso de los años y que cuando se dé la conclusión, dejes satisfacciones tanto personales como profesionales.

Hay un dicho que dice que los puestos son pasajeros y son para hacer amigos, y así es, cuando éste concluye lo mejor es tener amigos verdaderos y, sobre todo, paz y tranquilidad. Se vale soñar, pero hay muchos que seguirán soñando y la caída es estrepitosa.

Como en todo, debe haber un equilibrio, en la balanza debe existir por un lado tu trabajo dando todo de sí, y en el otro lado tu familia, afectos y amigos. Nunca dejar que un lado de la balanza pese más que el otro, evitar que llegue el estrés o te lo provoquen.

Siempre existe el temor de ejercer la libertad de expresión, de aportar o simplemente opinar por parte de un subordinado, ya que sino es del agrado del jefe el comentario, existirá el temor de ser despido, también cuando se habla de presupuestos bajos o reducidos comienza el estrés, por ejemplo hoy en día el tema es el Presupuesto Base Cero, aun ni se conoce a fondo cómo vendrá o cómo deberá ajustarse y ya existe el estrés, equivocadamente desde luego.

En mi experiencia personal, siempre me he caracterizado por entregarme de lleno en las diferentes responsabilidades que he tenido a lo largo de mi carrera de 24 años en el servicio público, sin embargo, un día entendí la balanza. Hace algunos años, en un día inhábil se me pidió regresar con urgencia a una reunión, la verdad, sin características de emergencia, pero que debía regresar.  Era tal la presión para volver que nunca llegué a la misma, antes sufrí una volcadura de dimensiones mayores, un milagro salvó mi vida y después de dos meses y medio de recuperación, de operaciones y rehabilitaciones regresé a mis labores, las cuales nunca descuidé, pues delegué en mi equipo de trabajo las responsabilidades. No pasó absolutamente nada y nada se movió de su lugar.

A raíz de mi experiencia, aplico la balanza y cumplir como siempre lo he hecho en el trabajo con eficiencia y eficacia y estar al día, es satisfactorio y se puede, refleja planeación y organización y no necesitas estar más y menos soportar presiones extras que te lleven al estrés innecesario y mucho menos a no estar más.

Los puestos van y vienen, las instituciones siguen, pero la esencia, la personalidad y el dejar huella y metas consolidadas a tu paso siempre se quedarán ahí, y cómo olvidar las palabras del gran amigo Alonso Lujambio (qepd) un 29 de agosto precisamente, que veía la vida ya sin prisas, más tranquila y con menos urgencia loca que no sirve para nada.

* Comisionada de la CEAIP

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