Jerez… Miel y Veneno a la vez
RICARDO EVODIO CABRAL VERA
Realidad blanquiazul
La realidad reflejada en las urnas blanquiazules de este domingo, es que el panismo local, controlado (aunque no en su totalidad) por el alcalde José Manuel Viramontes Rodarte, no acudió a votar y no obstante los esfuerzos, enfocados más que a ganar, a legitimar el resultado, la participación se quedó en niveles considerados históricamente muy bajos.
La fuerza partidista que representa la parte oficial, logró un triunfo que si bien le abona a la suma nacional obtenida por Ricardo Anaya, debería encender las luces de alarma en torno al objetivo inmediato que es retener el Ayuntamiento el año próximo y sobre todo, que el candidato pudiera salir de la chistera pastelista.
No obstante la amistad que se dice existe entre José Manuel Viramontes y el propio Ricardo Anaya, que tuvieron su punto de coincidencia en la dirigencia nacional de Acción Juvenil, una parte de panismo parece emitir el mensaje de no sumisión a las decisiones partidistas desde la silla presidencial.
A mayor apertura, menor participación
En el pasado inmediato, con el mecanismo que daba el privilegio de elegir sólo a los miembros activos, la participación en procesos internos casi siempre rebasaba el 90 por ciento de participación, los que no hacían efectivo su voto era por no tener sus derechos completamente a salvo –cuestión de cuotas principalmente–, o bien por estar ausentes del municipio, rara vez por apatía o por castigo.
Pese a las limitantes, algunos panistas calificaban los procesos como lecciones de democracia, al exterior se palpaba como una especie de clasificación entre panistas de primera, de segunda y hasta de tercera categoría y sólo los de arriba tenían derecho a elegir.
Por ello resulta poco entendible que tras las reformas estatutarias y con una mayor apertura que se le parece más a la democracia, tuvieron la posibilidad de participar más de 800 jerezanos plenamente identificados con este partido y sólo acudió una tercera parte, una proporción más baja incluso que las elecciones constitucionales.
Fiel compañera
El presidente municipal acudió a votar acompañado de su esposa Jackie Martínez Juárez, quien por cierto no está en el padrón local, su participación fue como foránea y al tratarse de un proceso nacional, no hubo la menor objeción para que ejerciera su derecho.
Pero en lo futuro sí podría ser un obstáculo, sobre todo si como se ha mencionado, su pretensión y la de su esposo fuera que su nombre esté en las boletas del año próximo, aunque seguramente su prioridad en este momento es dar todos los cuidados a la bebé que en poco más de dos meses vendrá al mundo.
Notorias ausencias
La presencia de Jackie es algo natura, por no decir casi obligatoria y no es nada raro, siempre ha procurado estar cerca de su esposo; lo que sí extraña es la reducción del séquito que acostumbraba acompañar al alcalde en momentos importantes de la vida partidista y entre los pocos acompañantes que tuvo, por ejemplo, no hizo acto de presencia un solo funcionario de primer nivel, que seguramente como militantes y en día inhábil, estuvieron también en alguna parte del día ejerciendo su derecho, pero no debe olvidarse que más de uno están apuntados para la sucesión.
Tampoco estuvo en el momento la dirigente del PAN Verónica Alamillo Ortiz, que en realidad podría no tener obligación alguna de acompañar al alcalde panista, esto visto desde el punto de vista personal y hasta ideológico; pero como líder del partido que ostenta el poder, bien pudiera estar dando ese mensaje de unidad, casi ausente en esta poco amigable relación que parecen tener dirigente y munícipe.